La Casa tomada de Cortázar y una metáfora política
- Mario Ricciardi
Casa tomada, el cuento corto del escritor Julio Cortázar, ha tenido distintas lecturas e interpretaciones, siendo la política una de estas. Buscando hacer una pequeña aportación al centenario del nacimiento de este célebre escritor argentino, retomar el clásico cuento y ligarlo con la política es la intención de este artículo.
El cuento Casa tomada fue seleccionado de una publicación del año 1946 de la revista Sur, que dirigía Jorge Luís Borges, y se publicó en 1951 en el primer libro de Cortázar, Bestiario. En esos años, en Argentina gobernaba Perón y calaba la división política entre peronistas y antiperonistas, que aunque parezca increíble perdura hasta estos días. No pasó tiempo para que se hiciera la lectura de que el cuento era una insignia antiperonista, una despectiva forma de narrar la irrupción de los pobres a la vida política de la Argentina.
Cortázar narra cómo dos hermanos son expulsados de su propia casa, donde su familia había vivido por generaciones. A causa de sonidos imprecisos, como murmullos o voces que se van apoderando de los espacios de la amplia casa, poco a poco algo va desplazando a los habitantes a lo largo de las habitaciones de la casa, hasta que los dos terminan en la calle. El protagonista en primera persona y su hermana Irene se resisten a abandonar la casa, lamentando las pérdidas que les ocasiona ese algo cada vez que toma una parte de la casa. Pero, cuando ésta es tomada completamente, no tienen más remedio que dejarla, llevándose únicamente consigo un reloj y la llave de la casa, de la cual se deshacen tirándola a la alcantarilla.
Una interpretación que tuvo Casa tomada, entre tantas, era que se trataba de una metáfora: la Argentina tradicional que retrocedía bajo la avanzada del peronismo y la participación en la vida política de sectores populares, hasta entonces, mayormente marginados. Esta visión ha significado un verdadero anatema contra el autor por parte de la cultura oficial peronista, que durante años lo calificó de “gorila” (término con el que se designaba a los opositores al gobierno de Perón). Cortázar ha dicho que esa interpretación del relato bien puede ser válida; sin embargo, declaró en varias ocasiones que el origen de la idea para el cuento proviene de un sueño, una pesadilla en la que un ente misterioso se hace presente en su casa y paulatinamente (por el temor) va empujándolo hacia distintas áreas de la casa, hasta que por fin, termina dejándolo fuera de ella sin siquiera haberse percatado de la precisa naturaleza o composición del mismo.
“Casa tomada bien podría representar todos mis miedos, o quizá, todas mis aversiones; en ese caso la interpretación antiperonista me parece bastante posible, emergiendo incluso inconscientemente”, en una entrevista explicó el autor sobre su cuento. Es decir, la lectura política que se hizo al respecto bien pudo estar equivocada o sesgada; igualmente, vale la pena la interpretación y tomarla como una metáfora muy sugestiva para pensar la política y su acontecer.
En tal sentido, la alusión de la casa tomada es una muy válida para representar lo que puede suceder en cualquier escenario político, es decir, cuando un grupo toma de a poco el poder desplazando a otro. En la Argentina de los años 40 y 50 sucedió con el peronismo. En México, con las diferencias de cada caso, la metáfora de la casa tomada pudo simbolizarse con la foto de Pancho Villa y Emiliano Zapata en el Palacio Nacional, o cuando el PAN venció y llegó a Los Pinos.