Diplomacia parlamentaria entre México y Argentina
- Mario Ricciardi
Un tema todavía poco explorado viene a colación dado que, este lunes y martes, el Congreso mexicano recibió a representantes del Congreso argentino. El tópico es la denominada “diplomacia parlamentaria”. Pero más allá del tema en sí, un dato le da más color al encuentro interparlamentario mexicano-argentino: el Vicepresidente de la Argentina, Amado Boudou, que constitucionalmente es el presidente del Senado, está doblemente procesado judicialmente por graves delitos de corrupción.
Para introducir muy brevemente el concepto de diplomacia parlamentaria y llegar al caso, esta consta de prácticas que aunque no están del todo legisladas, sí tienen sustento legal y se desarrollan entre diferentes representaciones parlamentarias para fines de enlace y acercamiento entre países y gobiernos, cooperación e intercambio de prácticas legislativas y opiniones en diversos temas de agenda, así como para reforzar las relaciones internacionales entre dos o más países. La diplomacia parlamentaria, básicamente, se divide en las actividades de los Grupos de Amistad, las Reuniones Interparlamentarias y los Organismos Parlamentarios Internacionales (Juan Ramírez Marín: 2006). Aunque sale a la luz pública más regularmente cuando se reúnen parlamentarios de México y Estados Unidos, o con los de Canadá, este tipo de reuniones protocolarias se mantienen con otros países también.
En mayo pasado, el Vicepresidente de Argentina, Amado Boudou había recibido en el Salón Gris de la Cámara alta de ese país a un grupo de legisladores mexicanos para avanzar en la preparación de la primera Comisión interparlamentaria argentino-mexicana. Así, la visita del grupo de parlamentarios argentinos a México sirvió para constituir esta comisión de trabajo. Así las cosas, un comentario cabría hacer sobre la constitución de las legaciones parlamentarias que salen de su país con carácter protocolario.
Muchas veces se cree que los viajes de diplomacia parlamentaria son una especie de vacaciones pagas para legisladores que salen de tour por algún país extranjero, o que es una especie de pago por algún favor. Pero para retraer este asunto político de lo protocolario de los grupos que llevan tal representación, la representatividad del parlamento se arregla en la conformación proporcional de estos grupos interparlamentarios internacionales. Por lo general, estas delegaciones se conforman tanto por legisladores de los partidos de oposición y como por el oficialista. Pero para el reciente viaje a México, la legación argentina no se ajustó a tal premisa.
Como informa el periódico argentino Ámbito Financiero, el titular de la Cámara alta partió de Buenos Aires este sábado acompañado por una comitiva integrada sólo por legisladores oficialistas, entre ellos los diputados Guillermo Carmona, Susana Canela y Gloria Bidegain, y los senadores Rodolfo Urtubey, Pablo González, Liliana Fellner, José María Roldán (Frente de Todos) y Lucila Crexell (Movimiento Popular Neuquino). Si bien estaban invitados los diputados de la oposición Hugo Maldonado (UCR), Guillermo Durand Cornejo (Unión PRO), Ricardo Cuccovillo (Frente Amplio Progresista) y Nelly Lagorio (Frente Renovador), finalmente decidieron bajarse en una nueva señal de repudio por el doble procesamiento del Vicepresidente en el caso Ciccone –Boudou está acusado de apropiarse, a través de testaferros, de la empresa que imprime los billetes en la Argentina– y en la causa por irregularidades en la compra de un auto particular.
Este hecho habla mucho del estado de la democracia en Argentina. Por un lado, la conformación de la delegación de parlamentarios argentinos para el viaje a México es un gesto del carácter del gobierno y del bloque oficialista en el Congreso argentino, así como de la relación que existe entre los grupos parlamentarios de aquel país. Por otro lado, el hecho que desataca es que, los legisladores de oposición que estaban citados al viaje, declinaron la invitación por repudio a la figura del Vicepresidente y Presidente del Senado, Amado Boudou, que sigue en funciones y está procesado en dos causas judiciales.
Este hecho es de destacar, dado que si para algo sirven las comisiones interparlamentarias de este tipo es para hacer relaciones diplomáticas. En tal sentido, la figura de Amado Boudou no ayuda mucho a la diplomacia parlamentaria argentina, ya que su honorabilidad y continuidad constitucional está en vilo, esperando el resultado de los jueces. Con lo anterior, ¿qué imagen le da este condimento judicial al encuentro interparlamentario entre México y Argentina? No muy halagüeña.