Participación Ciudadana
- José Enrique Ortiz Rosas
Esta idea de participación ciudadana debemos de planteárnosla a principio de cuentas como la importancia que tiene precisamente la participación en la comunidad; como eje central del desarrollo; del progreso y del bienestar colectivo de la sociedad.
La participación amplia y comprometida es una necesidad esencial para el desarrollo de la persona humana; sin olvidar que, se debe de rescatar y potenciar la idea que el centro de la gestión pública deben ser las personas. De no ser así, la sociedad no es democrática, aunque formalmente se revista de esos atributos y, para que ello no ocurra, hay que crear los mecanismos que puedan hacer realidad este propósito de participación evolutiva y equitativa; solo así tendremos una auténtica democracia.
La Participación Ciudadana debe de ser analizada en profundidad y ponerla en la mesa de discusión como algo prioritario y trascendente; Las conclusiones que de ahí emanen deben de transformarse en un instrumento legal claro y no contradictorio; Estas resoluciones deben ser pensadas para hoy, con vista al mañana y adoptadas en función de las experiencias del pasado, sólo así se responderá al requerimiento de los tiempos y a la evolución del pensamiento social.
En el análisis y discusión del tema de la participación social deben de estar involucrados todos los actores que componen la sociedad, lo que sin lugar a dudas nos permitirá consolidarnos como sociedad, y avanzar de manera más acorde con los tiempos. La profundización y definición de la participación ciudadana nos permitirá derribar los muros que existen entre el país real y el país legal; es decir entre sociedad política y sociedad civil, y entre la masa ciudadana y las organizaciones que las representan; en consecuencia ya no se trata sólo de dar un salto cuantitativo, sino también cualitativo, ya no se trata de dar un paso al vacío, sino que, se trata de dar un paso al mañana... un salto al futuro. Los dirigentes sociales deben visualizar su trabajo social voluntario y de la participación ciudadana, su razón de ser; su forma de vida.
La participación es un asunto trascendente; es algo valórico, es consecuencia, es cautivante; es algo excitante, es convocante, es provocadora; es una cuestión integradora; en definitiva es algo que nos invita, que nos integra, que nos valora.
El nuevo modelo de participación deja claramente establecido que: Para edificar una sociedad justa, solidaria y participativa, es preciso apoyarse en una concepción humanista del hombre, de la sociedad y del desarrollo y, desde la cual sea posible elaborar un modelo social acorde con la dignidad de la persona humana.
Sentirse parte o ser parte, genera un compromiso real con los procesos sociales y con los resultados de la gestión. Por otro lado, la participación permite la emergencia de sentidos de identidad individual y colectiva que, constituyen los elementos básicos en la constitución de ciudadanía. Además permite crear oportunidades y recursos que superan los de cada individuo aislado; permite por ejemplo: El desarrollo de programas y proyectos específicos; fortalece la creatividad y la iniciativa, crea lazos de solidaridad y responsabilidad ciudadana, facilita la elaboración y ejecución de políticas y acciones ajustadas a problemas locales, entre otras.
Los niveles de participación pueden ser variados: información, opinión, control, decisión y de gestión, cada una de las cuales permite la fijación de objetivos y evaluaciones adecuadas a cada una de ellas. Lo anterior es fundamental al momento de definir políticas de fomento a la participación.
La experiencia nos indica que no basta con abrir canales de participación para que estos sean recorridos por todos los que debieran recorrerlos. Las razones tienen que ver con múltiples aspectos. El primero de ellos es, por decirlo de alguna manera, la tradición ligada muy estrechamente a aspectos culturales; el campo de lo público no está legitimado por igual para todos los ciudadanos.
Conocidas son las trabas que culturalmente han existido por la participación de algunos sectores de nuestra sociedad, por ejemplo, las mujeres, los habitantes provenientes de pueblos indígenas y, los jóvenes entre otros. Las transformaciones económicas, sociales y políticas de los últimos treinta años obligan, al menos, a preguntarse si esta situación es sostenible. Para ello no solamente basta la creación de los espacios de participación, sino también la capacitación que posibilite que estos sectores; todas las personas ejerzan a plenitud este desafío, la misma sociedad nos lo agradecerá.
Director de Capacitación del Programa DIM
Secretaría General de Gobierno