El cambio de rumbo en el vertiginoso ritmo del consumismo, el analfabetismo ecológico y la resistencia al cambio de estilos de vida de los individuos y la sociedad, de las prácticas de entidades privadas, públicas y sin fin de lucro implican el encuentro de voluntades, colaboración y conciencia colectiva. El emprendimiento verde puede vislumbrarse como un vehículo de comunicación para la sensibilización ambientalista, así como una plataforma viable para promover el cambio y el fomento de la inteligencia colectiva para la co-creación de valor compartido.

Las motivaciones para ser parte de las filas del emprendimiento verde pueden ser diversas, desde la búsqueda de un ingreso económico (dinero), factores familiares, situación laboral o deseo de independencia y de autonomía. Hasta el fomento de valores verdes, compartir la pasión que imprimen en su actividad para el emprendimiento, y el encuentro de brechas, vacíos u oportunidades de negocios no cubiertas.

En la arena de mercado entra en escena la necesidad de ofrecer soluciones inteligentes a los problemas del consumidor y una sociedad, cada vez más conscientes y demandantes de alternativas que respeten sus valores y el medio ambiente. Mediante la identificación del trabajo correcto que necesita ser hecho para el usuario final, a través del consumo de la solución resultante de la traducción de las necesidades apremiantes a cubrir y los requerimientos de su diseño respectivo. Siendo un detonador la innovación en la modificación y/o creación de alternativas, que van por ejemplo desde nuevas formas de comunicación con el cliente, decisiones estratégicas alternativas en la arquitectura organizacional, la incursión en la industria del packaging que ofrezca una disminución de materiales y desperdicio, diseños creativos para el aprovechamiento de fuentes de energía alternativas como la solar y la eólica, o una optimización en los niveles de consumo de energía como tecnologías LED y sistemas ahorradores. Todo con el propósito de controlar el impacto de la huella de carbono, promover prácticas responsables e incrementar el consumo ético de los recursos.

El empoderamiento del  consumidor verde comienza en la difusión de valores verdes con la puesta en marcha de estrategias para educar  y concientizar, a través de los canales de comunicación ad hoc al mercado objetivo. El eco-emprendedor podría utilizar el empaque de los productos como vehículo para transmitir su mensaje, estar presente en los foros o comunidades sean virtuales o físicas de futuros aliados y promotores del consumo verde, o ser ejemplo de consumo verde y ético tanto en su hogar como en sus espacios cotidianos de actividad social o empresarial, entre algunos.

Mediante una clara identificación del insight del consumidor y soluciones con un ciclo de vida circular y continuo. Así como un modelo de negocios sustentable y una cultura corporativa congruente con una orientación integral, proactiva, transparente y cooperativa. Siendo estos factores estratégicos quienes proveen al eco-emprendedor de ventajas competitivas, una visión de largo plazo y proyección en su permanencia en el mercado y ámbito de los negocios.