Maldita ociosidad social

  • Pablo Necoechea Porras

La maldad es generalmente producto de la ociosidad social.- Harold Hart Crane

 

Los cambios de actitudes y valores no pueden conseguirse exclusivamente sólo mediante medidas legislativas, fiscales, políticas, ni campañas informativas y educativas, sino que requiere de la implicación de la ciudadanía en el diseño, decisión, consecución y vigilancia de los planes, programas y acciones que se decidan llevar a cabo. Más que el respeto a una legalidad, se debe buscar una nueva legitimidad de la acción pública que se beneficie además del carácter bidireccional de las prácticas de la participación. 

Para obtener ciertas actitudes y hábitos deseables, se necesita que la sociedad sea consciente de los problemas locales y globales, adquirir una verdadera conciencia de los mismos, debatir las diferentes opciones y adquirir nuevos conceptos. La obtención de esta conciencia requiere de una implicación y además de un compromiso ético. Es precisamente, mediante esta participación ciudadana como puede encauzarse esta implicación real de la ciudadanía en los problemas ambientales.

Vivimos en una época de muchos cambios, el mercado y la globalización han estrechado tiempos y modificado consumismos, ocasionando inequidad en distribución de riquezas y desigualdad de oportunidades. Las crisis actuales, los fenómenos de pobreza, y los casos de exclusión, son más que nunca tesituras por excelencia para la mejora en políticas pública, pero se pierde la visión referente a las relaciones entre individuos, entre grupos, entre sistemas sociales, entre el sector social y el sector gubernamental.

El enfoque moderno de la  institucionalización del voluntariado, surge en el contexto de esta crisis actual y de la búsqueda de un reordenamiento del gobierno paternalista. A menudo se tiene la percepción hacia el gobierno de ser un ente paternalista, que como autoridad está obligada a darnos todo lo que le pedimos, pero olvidamos el papel de la sociedad y su participación civil, que puede cooperar en conjunto y lograr cambios importantes en la sociedad, una sociedad organizada siempre recurre a los principios sociales de un bien común: el de solidaridad, el de responsabilidad y el de participación.

Un camino visto como autopista para lograr una sociedad organizada, es el voluntariado, para ser voluntario no se requieren conocimientos técnicos ni especializados, ni tener riqueza, lo que se requiere es tener la firme intención de donar periódicamente parte de su tiempo y parte de su esfuerzo, sin ánimo de lucro ni interés particular, hacia un bien común social.

Es recomendable que el voluntariado se lleve a cabo dentro de asociaciones civiles u organizaciones sociales, formalmente constituidas, pues ellas cuentan con una visión general sobre los aportes que cada persona puede hacer a la población beneficiada.

Hoy en día tenemos diferentes formas individuales de participación, partiendo de que toda persona está invitada a participar en ser un voluntario y poder compartir sus conocimientos, gustos, sus hobbies, sus habilidades, destrezas, artes, deporte, cultura, etc., es decir cualquier inquietud y cualquier aportación que pueda contribuir mediante un programa al beneficio de otros y de su comunidad.

Dentro de la participación en el voluntariado tenemos diferentes figuras, la figura de Mecenas, es la persona que con sus recursos económicos apoya a otra persona o a algún grupo en específico, para que continúe su actividad en favor de alguna comunidad.

El Mentor es la persona que comparte sus conocimientos con un grupo de personas para que adquieran habilidades, destrezas, tecnologías, conocimientos, etc, y este sea transmitido de generación a generación. En un esquema ganar-ganar el Mentor comparten sus conocimientos con una institución que le ayuda a desarrollar su propia actividad profesional.

El Voluntario es la persona que brinda su tiempo, habilidades, y destrezas para provocar un impacto social en atención a algún problema en específico, y sus actividades pueden ser administrativas u operativas.

El Bienhechor es la persona que dona recursos económicos o materiales a una causa social, para la realización de algún evento.

El Activista es la persona pública que por su trayectoria en algún tema en específico principalmente dona su imagen y tiempo para dar visibilidad a alguna causa social, generalmente es quien llega a ser el portavoz.

El voluntariado tienes muchos retos y muchas oportunidades, uno de los principales retos actuales del voluntariado es el reconocimiento, reconocerle al voluntario el recurso más valioso que posee: el tiempo personal. Cada día la sociedad moderna nos va encaminado a probar nuevas cosas y a dejarlas en poco tiempo, el consumismo de productos y servicios nos ha llevado a un agotamiento de nuestro tiempo personal, el hecho de que un voluntario done tiempo de su vida a una obra noble y generosa tendía que ser reconocido como un héroe moderno con sentido de trascendencia personal.

Para poder crear capital social, tenemos que detonar el liderazgo y el empoderar de la sociedad, en su participación cívica, cambiar de ser actores inactivos a activos, formando conciencia ciudadana para el desarrollo social.

Como voluntario tenemos grandes beneficios, nos da la oportunidad de redefinir nuestro significado en la vida, que desarrollemos una misión personal y nos sintamos útiles; esos son motores que nos encaminan a lograr nuestros objetivos en nuestro plan de vida.

Algunas universidades, privadas y públicas, permiten que sus alumnos cubran el registro de cubrir 480 horas de servicio social, desarrollando actividades relacionadas a sus profesiones en instituciones filantrópicas, a través de horas de trabajo comunitario.

Muchas organizaciones de sociedad civil en México aprovechan esta oportunidad, desde la cual podemos despertar el interés y compromiso de los estudiantes para que, una vez terminado el servicio social, continúen como voluntarios en la vida.

En la actualidad las sociedades democráticas, la participación ciudadana es un elemento esencial en los procesos de desarrollo social. Cada vez es más frecuente, la participación de la ciudadanía como requisito en la toma de decisiones y se va demostrando ampliamente que la participación de la gente es fundamental para el sostenimiento del desarrollo en el largo plazo. Sin embargo, los procesos participativos y principalmente la participación de la gente todavía no adquieren un papel dominante en el desarrollo social. Tarea nuestra es la de buscar o crear esos espacios donde los ciudadanos nos empoderamos y reafirmamos nuestra determinación de querer vivir en bienestar y dejarles a nuestros hijos un mundo mejor.

 

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