La llegada de Monte Alejandro Rubido García al cargo de Comisionado Nacional de Seguridad que pudiese parecer para algunos sorpresiva o inesperada, ha resultado ser una atinada decisión bien recibida además por la clase política nacional. Las expectativas, es cierto, son altas, y es que estamos hablando de un hombre que con discreción y trabajo ha sabido trascender a lo largo de cerca de 30 años principalmente en las áreas que se ocupan de la seguridad nacional.

Rubido García es un hombre que ha servido bien al gobierno (mas allá de colores y partidos), que sin duda conoce la situación actual de los avances en materia de seguridad en el país, que está inmerso en la estrategia marcada por el gobierno federal y puede además abonar a la consolidación y perfeccionamiento de esta.

Es muy poco probable que veamos un fuerte golpe de timón, o movimientos espectaculares de parte de los 36 mil elementos de la Policía Federal, más bien, considerando el perfil y conocimiento del nuevo comisionado, seguramente se profundizará en la inteligencia como el centro de la estrategia de la cual se desprenden los operativos y acciones para abatir la delincuencia.

La inteligencia es uno de los factores que define la actuación de este gobierno y que marca diferencia del anterior, lo que claramente está dando resultados; con Rubido se está apostando por el dominio de la inteligencia sobre la reacción.

Punto clave es la eficacia, el combate a la corrupción, y el apego a los derechos humanos como ejes de su gestión, con los que intentará reducir el índice delincuencial en México, esperemos que se logre una coordinación efectiva entre los distintos niveles de gobierno que permita resultados positivos para el país.

Se han comentado ya en varios medios los retos para el recién llegado comisionado, las inquietudes giran en torno a la consolidación de la gendarmería nacional, el combatir los delitos que mas afectan a la sociedad mexicana como asesinatos, robos, extorsiones y secuestros; también el futuro de la certificación policial y por supuesto, la sobrepoblación carcelaria que requiere una nueva estrategia. A su favor tiene el hecho de conocer como pocos las instituciones de seguridad del país, como comentó el Senador Omar Fayad al justificar en tribuna la decisión de ratificarlo.