“La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos jamás se terminan de deshojar”

Mario Vargas Llosa

Hablar de incertidumbre en este tiempo es como hablar de las plantas, los animales, el aire o el ambiente en general, pues si algo no podemos negar es que vivimos en tiempos de grandes cambios y una constante indeterminación. Existe la incertidumbre económica, la incertidumbre social, incluso la incertidumbre en la ciencia y la tecnología, entonces, ¿Por qué no contemplar una incertidumbre en el fenómeno amoroso?

Vemos a nuestros jóvenes estudiantes celebrando al amor, viviendo el amor, añorando el amor e incluso llorando por amor, pero lamentablemente pocas veces nos toca encontrarlos discutiendo sobre lo que es o entienden por esto llamado amor. El amor puede ser planteado desde la forma más simple, hasta en rebuscados y complejos conceptos, pero si algo podemos estar seguros es que es un fenómeno que ha acompañado a los seres humanos desde el inicio de los tiempos, como el aire que se siente y no se ve o incluso como la divinidad, que sustentada en nuestra fe nos acompaña y nos protege.

¿Pero porque es tan fácil hablar del amor, pero su concepto se nos sigue escurriendo de entre los dedos?, simplemente porque el amor al igual que el ser humano está en constante evolución. Vivimos en un contexto de cambios demográficos, culturales, sociales y económicos, lo que lleva a que hablar de una relación o de una pareja nos obligue a considerar estas nuevas y desconocidas situaciones que antes no nos afectaban, pero que hoy son inevitablemente determinantes en nuestra visión del amor. Tenemos parejas LAT, DINKS, poliamorosas, amigos con derechos, entre otras diversas y originales alternativas para relacionarnos con los otros dentro de un fenómeno amoroso, además, ya no solo pensamos en el enamoramiento, el noviazgo y el matrimonio, sino que temas como la fidelidad, el erotismo, el desarrollo profesional, la igualdad de oportunidades e incluso la continuidad de nuestra herencia genética se ponen en la mesa de discusión cada vez que iniciamos una nueva relación. Si a esto le agregamos el impacto de las nuevas tecnologías de la información y las redes sociales como Facebook o twitter, el hablar del amor hoy en día es tan complejo como querer hacer un tratado de física cuántica o desafiar la misma ecuación de incertidumbre de Schrödinger.

Por este motivo, intelectuales y académicos alrededor del mundo han visto la necesidad de preparar a nuevos profesionales que posean los conocimientos y las herramientas necesarias para poder hacer frente a todas estas consideraciones, brindando apoyo a todos los individuos que se ven directa o indirectamente involucrados en este tipo de “nuevos” fenómenos amorosos. Siguiendo esta tendencia, el Tecnológico de Monterrey Campus Puebla, por conducto del Departamento de Psicología y Formación Ética han preparado un programa de educación continua nombrado “Psicología del Amor”, el cual a partir de sus 11 módulos, reúne a figuras reconocidas internacionalmente por sus aportaciones al tema del amor y todas las implicaciones que este conlleva.

El prepararnos para enfrentar la indeterminación y la falta de seguridad que viene aunada a todos los nuevos fenómenos psicológicos, emocionales y sociales de la época moderna, es lo único que nos queda en este mundo que inevitablemente está sometido por la incertidumbre, pues no es factible el pensar que el hombre conquistará algún día la certeza de su entorno, pero si podemos aprender a manejar y sobrellevar aquellos factores que nos generan dudas y una sombra constante en la racionalización de nuestros actos. El amor, como fenómeno de gran relevancia para el desarrollo psicoafectivo del individuo nos obliga a dar cabida a espacios y situaciones que no podemos dominar, mismos que no deben ser vistos como momentos de irracionalidad o flaqueza, sino como la oportunidad de aceptar en nuestro ser la incertidumbre en que inevitablemente vivimos.