La educación, factor de pobreza rural

  • Juan Manuel Aguilar

Hacer perceptible y consciente la importante relación existente entre la correcta administración de los recursos naturales y la calidad ambiental locales, con los niveles de bienestar de cualquier comunidad en el mundo, debiera ser uno de los objetivos de la educación de niños y jóvenes en cada aula de cada institución educativa en cada localidad. En Puebla esto no ocurre y una de las consecuencias de esta omisión en la planeación educativa en mi opinión, se materializa como factor de pobreza rural.

He tenido la oportunidad de participar en ejercicios de investigación académica sobre la relación pobreza-medio ambiente en varios municipios del estado de Puebla y me he encontrado con varios factores que contribuyen a la complejidad del problema de rezago socio-económico en las comunidades. Entre ellos se encuentra el aporte omiso de contenidos académicos en los niveles básico e intermedio en las escuelas de los municipios rurales. Trataré de explicarme:

Cuatro de los municipios poblanos de más alta marginación y pobreza1 se localizan en la Sierra Negra al sureste del estado, en la región de Tehuacán y colindan con territorios de Veracruz y Oaxaca. Todos ellos cuentan con infraestructura de educación pública hasta el nivel de bachillerato, pero esta plataforma no ha servido para mejorar las condiciones socioeconómicas al interior de sus territorios, pues los niveles de ingreso por familia son muy bajos ya que no existen opciones de empleo bien remunerado. Cada uno de estos municipios cuenta con recursos naturales (bióticos y abióticos) susceptibles de ser aprovechados sustentablemente, pero no se aprovechan así. En contrasentido en el mejor de los casos sólo se explotan de manera rudimentaria e irracional en beneficio de unos pocos particulares.

Al aproximarse a observar algunos procesos económicos como la tala clandestina de bosque así como la extracción de flora y fauna silvestre en algunas comunidades, es posible identificar los espacios omisos en la educación básica. La población dedicada a estas actividades sabe leer y escribir y en algunos casos alcanzó el nivel de bachillerato en su formación escolar, pero no conoce la totalidad de los recursos naturales aprovechables económicamente ni cómo hacerlo sustentablemente. Los programas escolares no incluyeron el conocimiento del medio ambiente municipal, sus vulnerabilidades, sus oportunidades, sus riesgos, su aprovechamiento y su administración. De esto se siguen aprovechando los pocos beneficiados en la comercialización de productos primarios, cuya transformación y riqueza se genera fuera del municipio.

En estas condiciones los jóvenes en los municipios rezagados son educados sólo como opciones de mano de obra barata, pues aun terminando el bachillerato en su localidad no tienen conocimientos ni habilidades aprovechables en su propio territorio.

El tema es por mucho merecedor de una exposición detallada y de reporte de experiencias de campo. Creo que quizás lo destacable es que el problema de la pobreza en los municipios poblanos al estar vinculada necesariamente con aspectos ambientales, de ninguna manera puede observarse de manera lineal, ni puede resolverse alambreando los indicadores desde el escritorio o a base de discursos patéticos. En su observación, análisis y propuesta de manejo deben participar todos los sectores de la administración pública, junto con la población de las localidades, allá donde ellos viven. Bueno, esa es mi opinión.

 

 1 Coyomeapan, Eloxochitlán, San Antonio Cañada y Zoquitlán.

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Juan Manuel Aguilar

Consultor independiente e Ingeniero en Ecología. Cuenta con una maestría en Estudios Regionales de Medio Ambiente y Desarrollo, y es Doctor en Medio Ambiente y Territorio. Ha sido Presidente del Colegio de Profesionales en Medio Ambiente y Desarrollo, A.C., Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Ecología del Estado de Puebla e integrante del Consejo Ciudadano de Ecología del Municipio de Puebla.