Pena de Muerte e Hipocresía

  • Horacio Cano Vargas

La ley del talión, ojo por ojo, diente por diente parece que aun tiene vigencia en pleno año 2014. La semana pasada en Estados Unidos, se hizo justicia al más puro estilo del viejo oeste, lo único que es nuevo es el factor medios de comunicación. En nuestro país se criticó mucho la actuación de la “justicia” norteamericana, pero me pregunto: ¿nosotros “defensores de los derechos humanos” estamos realizando lo necesario para lograr que se respeten los derechos humanos? O sólo nos interesan las “grandes” violaciones a los derechos humanos sin ocuparnos de lo ordinario.

Como ya he expresado en este espacio, en México, la ley ha sufrido una especie de inflación (cada vez hay más leyes y cada vez valen menos). Se espera que modificando nuestras leyes, sin importar que dañen derechos humanos, la realidad cambiará mágicamente. Un ejemplo de lo anterior, son las penas fijadas para determinados delitos, cuando estos tienen una alta incidencia. Si el secuestro aqueja a una determinada entidad de la república, la reacción inmediata de los legisladores es incrementar la pena a quien caiga en el supuesto delictivo; si el robo de autopartes es el problema, ¿Por qué no convertirlo en delito grave? Las “grandes” acciones antes descritas, no han significado una baja a los índices delictivos.

Aunque en México “no existe” la cadena perpetua, sí hay penas de cárcel hasta de 70 años, lo que significa una cadena perpetua de facto, una violación tácita de la Constitución y un tremendo populismo legislativo. El aumento del tiempo de las  penas privativas de la libertad en la norma penal sustantiva es, además de una acción inútil para combatir un problema social, desconocer cualquier derecho humano.

Somos un país que sigue discriminando. Se atenta contra los derechos humanos de cualquier persona cuando se pide una carta de antecedentes no penales para laborar, tanto en la iniciativa privada como en el sector público. Como novela de Victor Hugo, etiquetamos a los que nuestro deficiente sistema judicial ha declarado culpables de algún delito. Los señalamos como personas “non gratas” aunque ya hayan cumplido con la condena que se les impuso en la sentencia y nos se les contrata para ningún trabajo pues se presume que siguen siendo delincuentes. ¿Qué esperamos que estas personas hagan para sobrevivir? ¿Donde están los defensores de los derechos humanos para luchar por estas causas sencillas?

Deberíamos de dejar de ver “la pena de muerte” en el ojo ajeno y ver “las tremendas violaciones a los derechos humanos del día a día” en el nuestro.

Una atenta invitación

Este viernes 31 de enero a las 18:00 hrs en el Patio de Palacio Municipal, la Doctora María Luisa Aspe Armella, el Doctor Ronald Ferrera Cerrato y el Maestro Jesús Joel Peña Espinosa, presentarán el libro “Senderos de Verdad” de la Sociedad Mexicana de Ciencias Artes y Fe. Me parece que será una buena oportunidad para escuchar a estos académicos.

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Horacio Cano Vargas

Licenciado en Derecho por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, cuenta con estudios de Maestría en Derecho Constitucional y Amparo por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Se ha desempeñado en el campo profesional como abogado postulante, docente, funcionario público en el Municipio de Puebla y Director del Comité Pro-Construcción del Santuario Diocesano Guadalupano de la Arquidiócesis de Puebla.