Profes vemos, creencias no sabemos
- Juan Martín López Calva
Buscando un tema para el artículo de hoy en E-Consulta me vino a la mente este título de un capítulo de mi libro Desarrollo Humano y Práctica Docente, publicado por editorial Trillas a partir de un manual de curso de posgrado de formación de profesores impartido por varios años.
El tema regresó porque esta tarde estuve revisando una tesis doctoral que aborda el tema de las creencias epistemológicas de los docentes y su relación con las prácticas en el aula y en días pasados analizaba en un seminario de profesionalización docente un artículo donde se cuestionan los enfoques tradicionales de formación de profesores aún vigentes en la mayoría de las instituciones no solamente del país sino de muchos otros países.
La necesidad de redoblar esfuerzos hacia la profesionalización de los docentes del país en el marco de la tan debatida y aún por construir reforma educativa hace muy relevante este tema porque en efecto, lo que los docentes hacen en sus prácticas cotidianas tiene que ver en gran medida, quizá más que con sus conocimientos y habilidades disciplinares y pedagógicas, con sus creencias epistemológicas y la mediación de las creencias pedagógicas.
Según esta investigación doctoral del Mtro. Jaime Maravilla, que está en proceso de culminación y defensa, “…las creencias epistemológicas se entienden como un conjunto de supuestos e ideas que conforman una teoría individual acerca de la certeza del conocimiento, fuente del conocimiento, habilidad para aprender, velocidad del aprendizaje, justificación del conocimiento y estructura de conocimiento”.
En este mismo estudio se señala que “Para Hammer (1994) las creencias se hacen presentes en el aula en las formas que el maestro implementa para enseñar y en las maneras en que el alumno afronta las tareas….” De manera que si los profesores consideran que el conocimiento es una entidad fija y que existe como un bloque separado, presentarán los contenidos de manera que dificultará a los alumnos la conexión con nueva información y la relación con su conocimiento anterior, de manera que la salida será memorizar la información para responder a las tareas que se les asignan. Por el contrario, si el profesor cree que el conocimiento está interrelacionado y no es fijo sino que está en constante evolución presentarán los temas a sus alumnos de manera que faciliten la relación e integración con saberes previos y futuros y el desarrollo de estrategias intelectuales para responder a las diversas situaciones de aprendizaje que se les vayan presentando y aprenderán a aplicar el conocimiento.
Autores como este y otros que se analizan en el aparato teórico de la tesis antes mencionada demuestran que la fuerza de estas creencias epistemológicas –visiones sobre el conocimiento que se asumen como verdaderas de manera implícita aunque no se tengan evidencias que las demuestren- se manifiestan en creencias pedagógicas –afirmaciones sobre lo que es enseñar y aprender y cómo se debe promover el aprendizaje- que guían las prácticas en el aula con mucho mayor fuerza que las teorías, métodos y técnicas aprendidas en la formación inicial o en cualquier curso de actualización por parte de los profesores.
Sin embargo en el día a día de la escuela y del sistema educativo se pone escasa atención a estas creencias sobre el conocimiento y el aprendizaje que están grabadas con fuego en la consciencia de los profesores –y también en la de los alumnos que tienen sus propias creencias- y se asume que los maestros y los estudiantes llegan al aula sin ningún tipo de sesgo o influencia previa.
En estos tiempos en que se requiere una reforma profunda de la formación inicial y permanente del profesorado para apuntar hacia un mejoramiento de la calidad educativa en el país, nuestras autoridades y los responsables del diseño, instrumentación y evaluación de los programas de capacitación y desarrollo docente harían muy bien en analizar estudios como el que aquí refiero y estudiar el tema de las creencias epistemológicas y pedagógicas de los docentes para apuntar hacia su transformación.
Porque si no se cambian las creencias de nuestros profesores en servicio y de nuestros futuros educadores acerca de la naturaleza, estructura, certeza, velocidad, justificación y pertinencia del conocimiento, seguramente se seguirán invirtiendo muchos recursos en programas de formación inicial, capacitación y actualización docente sin obtener resultados significativos, tal como ha sido hasta hoy.
Porque como afirma Giddens, la profesionalización de los profesores es un asunto de consciencia profesional docente de manera que los procesos formativos deben buscar la explicitación consciente de las creencias de los maestros para su transformación, haciendo realidad la frase de Freire respecto a que “pensar la práctica es la mejor manera de perfeccionar la práctica”.
Opinion para Interiores:
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Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).