El rector Esparza ¿Objeto vulgar?
- Xavier Gutiérrez
El rector de la BUAP, José Alfonso Esparza Ortiz, es tratado impunemente como un objeto vulgar por sus propagandistas, y ni él se da cuenta ni alguien de su confianza osa decírselo. Lo único cierto es que desde hace algunos meses, su imagen es omnipresente hasta generar un hartazgo cuando no rechazo abierto.
Los medios saturan sus espacios con fotos de él por cualquier motivo, así sea este nimio o claramente intrascendente. Es francamente incomprensible que le vendan espejitos en lugar de comunicación inteligente. Es común escuchar comentarios de dentro y fuera de la universidad, respecto de esa saturación propagandística trillada y vacía.
Pero pareciera que él es el último en enterarse.
Y esta multipresencia lleva, inevitablemente, a comparar su persona y sus métodos con los de sus antecesores, con tan fatales resultados los tres. Parece que no digieren la lección. Basta revisar dónde están y qué imagen tienen digamos los tres últimos rectores. Tres figuras que la gente asocia con la corrupción y la politiquería, bien lejos de méritos académicos relevantes o de respetabilidad a toda prueba.
Pero el nuevo rector, candorosamente les sigue los pasos.
Por el mismo camino empujan al contador Esparza. Hagamos una prueba elemental: ¿Alguien recuerda un concepto suyo, uno solo, digno de comentario?, ¿alguna reflexión profunda, un análisis crítico rescatable, una propuesta innovadora, profunda y original, una posición de compromiso a favor de alguna causa social como representante de la universidad pública más importante…?
Nada, nadie…
A cambio de eso, un banderazo aquí, un trotecito allá, una firma acullá, una fotito más allá, otra como de sociales por acá, y, para colmo , un gran espectacular con un verbo en gerundio –flexible, sin fuerza alguna en un texto- y una frase ramplona tomada de los diez mil documentos y discursos panistas: “el bien común”. (Eso, sin entrar a su currículo lleno de errores y francamente pobre, en la página oficial de la BUAP).
El método de la repetición vacía como pieza central de su propaganda es no sólo vulgar, viejo y de probada ineficacia, sino irritante para la sociedad. Con esa asfixiante cantidad de fotografías e imágenes en prensa, televisión y anuncios, cualquiera asocia a ese proceder con Aguera. En el rostro de Esparza ven a Aguera, punto.
Y aparecen las comparaciones. ¿Qué rector de las otras importantes universidades poblanas acepta, se somete o consiente ser manejado como vulgar producto comercial? Y desde luego, el referente superior: ¿Cuándo se ha visto al doctor Narro de la UNAM haciendo esos desfiguros?
Este último asiste y está en foros de primer nivel, con un discurso apropiado y trascendente para cada caso, crítico y contundente cuando la ocasión lo reclama, fiel al rango de la institución que representa, y cuidando la investidura invariablemente.
Frescas están las imágenes de quienes antecedieron al contador Alfonso Esparza, con escandalosos negocios con el presupuesto o el cargo, ostensibles las camionetas de lujo y las docenas de guardianes armados, la arrogancia dentro y fuera de esa casa de estudios, y la grosería corriente de cada día, como cuando Aguera hizo esperar cuatro horas a una comisión académica de la Complutense.
Basta tomar conciencia de esto y actuar exactamente en sentido contrario.
Con una propaganda corriente y avasalladora como la que vemos ni se construye ni se apuntala liderazgo alguno. Los liderazgos de erigen de abajo hacia arriba, con trabajo consistente, inteligente, ejemplar, y con sencillez.
Los liderazgos de tepalcate terminan donde ya vimos.
Seamos claros: si el señor Aguera hubiese sido el líder que sus paniaguados y los medios pagados nos vendían, hubiera tenido al menos como trampolín seguro el voto de los miles y miles de universitarios que en teoría “representaba” como rector.
La BUAP es ante todo una casa de estudios superiores. Un centro donde se cultiva la inteligencia, el debate, las ideas, y, por definición y naturaleza es la universidad pública de Puebla. Y el rector bien podría, entre otros recursos, contar con un equipo asesor para dar soporte a su desempeño como cabeza de esa casa de estudios. Ahí tiene a los elementos para armar un cuerpo multidisciplinario valioso para su actuar.
Es evidente que no lo tiene y uno concluye: o lo mantienen bloqueado, o carece de visión para tal efecto y da preferencia a la siempre engañosa formula de un ejército de aduladores adheridos a la nómina, que han mostrado profesionalismo lacayuno en ese modus vivendi universitario que produce ídolos de papel y politicastros desechables.
Opinion para Interiores:
Anteriores
Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.