El 9 de marzo de 2020 Liliana Lozada de Jesús publicó en sus redes sociales la fotografía de una protesta feminista en la Ciudad de México, acompañada de la frase: “somos el grito de las que ya no están”. Casi dos años después, decenas de mujeres marcharon en Atlixco ahora para exigir justicia por ella, tras desaparecer el 3 de enero y hallarse muerta 18 días después.

Liliana creía que el ser feliz y amable con las personas algún día sería recompensado por la vida. A pesar de tener dos hijos menores de edad y contar con el apoyo de Teresa de Jesús, su mamá y Saúl Lozada, su hermano, en más de una ocasión expresó que el amor lo encontró también en sus amigas y amigos.

En los últimos meses Liliana practicó el patinaje e incluso participó en rodadas realizadas en la capital del país. Amaba el maquillaje y solían buscarla como modelo para diversos proyectos.

“Nosotros llevábamos un año de convivir más y Lili no era mala persona. Nadie tenía el derecho de privarla de la vida”, comentó una de sus amigas a e-consulta.

Le dan el último adiós

El cuerpo de Liliana Lozada fue encontrado la tarde-noche del viernes en los límites de Atlixco y Huaquechula, pero hasta el día siguiente la familia reconoció sus restos.

Después de que se realizaron las pruebas necesarias, la Fiscalía General de Estado (FGE) entregó el cuerpo de la joven de 33 años de edad y la noche de ese mismo sábado su familia lo trasladó a una capilla funeraria ubicada al sur de la ciudad de Puebla.

Ayer domingo Liliana fue sepultada en el panteón El Edén, ubicado en Sanctorum, en el municipio de Cuautlancingo.

Todo el servicio funerario se realizó en privado. Por el momento la familia no ha emitido ninguna declaración ante los medios de comunicación.

Sobre este caso, el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta declaró que la FGE “pronto” dará a conocer los detalles de la investigación.