Alcaldes de la Sierra; los buenos, los malos y los feos

  • Antonio Madrid
Hoy que están por irse, la nostalgia se apodera de ellos, deseando poder devolver el tiempo

A unos días de que concluyan las administraciones municipales actuales, hay alegrías y hay pesares.

Alegrías de parte de quienes concluyeron con éxito su trienio (o sexenio, en muchos casos). Es decir, aquellos alcaldes que bien o mal, se dedicaron a realizar su labor de la mejor manera que tuvieron, pese a limitaciones presupuestales y limitaciones individuales.

Pesares, de parte de quienes, abandonaron las bases de todo buen funcionario público: atender bien a la ciudadanía, escucharlos, darles solución a sus problemas o cuando menos tratar de resolverlas. Hay alcaldes que nunca entendieron esto y se agobiaban al ver que todos los días tenían peticiones nuevas por diversas problemáticas. En este sentido, hay quienes incluso hasta dejaron de ir a la presidencia para no tener que enfrentarse a las peticiones cotidianas. Mal hecho. La gente se los cobró en las pasadas elecciones y no son pocos los que no pudieron reelegirse, pese a intentarlo.

Y también están los que lograron reelegirse. Estos ediles entendieron bien que el servicio público es eso, un servicio a la gente. Es claro que no se puede tener contentos a todos y que no pueden cumplirse todas las peticiones, pero la gran mayoría de estas tiene solución. Estos alcaldes supieron leer estos mensajes que hacen la diferencia entre la gente que sí desea que continúe en un cargo y el que no.

Hoy, los alcaldes que se van hablan con nostalgia y quisieran devolver el tiempo para corregir esos errores, sabiendo que es cosa titánica acceder al poder, así se trate de un municipio muy pequeño enclavado en la serranía. La lucha por el poder suele ser feroz y descarnada aun en reinados minúsculos.

La gran pregunta es: ¿si lucharon tanto para llegar al poder, porque una vez en este deciden ser funcionarios ausentes? La respuesta suele estar en la falta de vocación de servicio, pues aunque pareciera una verdad de Perogrullo, lo cierto es que hace falta este ingrediente, fundamental para cimentar una carrera política.

De cualquier manera, como no hay plazo que no se llegue ni fecha que no se cumpla, este 14 de octubre 217 alcaldes del Estado habrán de estar entregando el poder a quienes van llegando. Y así inicia una nueva historia de promesas y esperanzas. Promesas de parte de los funcionarios y esperanzas de parte de los gobernados. Las promesas parecen ir en aumento, las esperanzas en descenso.
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Artemio Hernández Garrido, alcalde de Chiconcuautla, tuvo un gesto que pocos suelen tener: reunirse con empleados y colaboradores de la presidencia y agradecerles su labor durante su trienio. Más aún, entregarles un reconocimiento. Es cierto, no es más que su trabajo, y ese trabajo debieron hacerlo bien pues era su obligación. Sin embargo, ese solo hecho (el reconocimiento de parte de quien lleva el timón del barco) es motivo de satisfacción para la gente, como bien pudo verse en dicho evento.  Algo similar ocurrió con los reporteros que cubrieron la fuente, quienes se sorprendieron de que un alcalde saliente reconozca su labor, una labor que se hace más ardua tomando en cuenta las vicisitudes que se tiene que vivir para hacer periodismo en la Sierra.
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Es realmente lamentable que jovencitos y jovencitas se pierdan en acciones erradas en su paso por esta vida. La muerte de una joven de apenas 26 años de edad, Adamaris, conmocionó a la ciudadanía de Xicotepec. Fue apuñalada por otra mujer, quien supuestamente padecía de sus facultades mentales, cuando trabajaba como mesera en un bar de la ciudad. No se sabe bien a bien como esta chica, quien vivía aparentemente de manera estable en su hogar, se fue perdiendo en las adicciones, hasta llegar a perder la vida en un espacio hostil. Conmovió aún más un mensaje de su padre en las redes sociales, en donde pedía perdón a la chica si es que le había fallado. Ahí puede verse a padre e hija felices, en un momento que después se perdió para siempre.

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Antonio Madrid

Comunicador y periodista. Reportero, corresponsal y columnista (La Pasarela) en diversos medios poblanos. Ha ejercido su labor reporteril en radio, televisión y prensa escrita en medios de Huauchinango y Xicotepec.