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Olga Lucía Romero fue denunciada por trata de personas
Por trata de personas fue denunciada Olga Lucía Romero Garci-Crespo, la actual aspirante a la dirigencia estatal de Morena, el hecho se exhibió ante la Fiscalía General del Estado (FGE) en el año 2017.
Ana María N., la denunciante originaria de Venezuela acusó a la entonces empresaria, por la supuesta coerción para que ejerciera la prostitución, de mantenerla encerrada y de hacerla abortar en una de las dos ocasiones que estuvo embarazada.
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En la denuncia la presunta víctima de prostitución narró el modus operandi que empleaba la diputada con licencia, para coptar mujeres.
e-consulta buscó a Olga Romero para conocer su postura respecto a esta denuncia, con la finalidad de conocer cuál fue el resultado de este proceso, sin embargo, hasta el cierre de esta nota no se obtuvo respuesta.
La denuncia que involucra a Romero Garci Crespo en trata
La afectada de origen centroamericano de 35 años, en su declaración expuso que la situación económica que vivía en Caracas, Venezuela la orilló a salir de su país para buscar mejores condiciones de vida en Estados Unidos.
La mujer entró por Chiapas a México y en el tren llegó hasta la ciudad de Tehuacán en Puebla, ahí emprendió el camino por la vía y llegó a la zona del aeropuerto donde por una semana pidió limosna en uno de los semáforos.
Ahí conoció a Olga Romero, quien se le acercó y le ofreció ir a comer a un restaurante: “me brindó su amistad, fue muy amable y ese día me invitó a comer a un restaurante que hoy se llama Leña y Vino”.
La legisladora con licencia, aprovechó esta situación para ofrecerle a Ana María N., un lugar en donde dormir y trabajo dentro del restaurante, la mujer dijo sentirse acogida y dada la necesidad que tenía aceptó la propuesta.
Luego se le acondicionó un cuarto, le dieron ropa y trabajo, después de tres semanas Romero Garci Crespo le propuso que se fuera con ella a otro de sus negocios en la ciudad de Puebla, cerca de la Calzada Zavaleta.
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Al llegar ahí Ana María se percató de que se trataba de un casino, a donde llegaban, según le decían, gente importante como empresarios y políticos amigos de la señora monina: “yo no tuve mucho problema en estar ahí, pues contaba con todo lo necesario para vivir”.
Accedió a trabajar en este nuevo lugar, debido a que además se le prometió que podría estudiar en alguna de las escuelas cercanas, pero la cosas comenzaron a cambiar cuando le controlaban el tiempo para hablar con su familia y las cosas que hacía.
“Cuando yo hacía llamadas a mi familia ella siempre me controlaba el tiempo y me decía que les dijera a mis familiares que yo me encontraba bien, nunca me dejó tener móvil”.
Siguiendo el testimonio, la mujer contó que un día el hermano de Olga la llevó a una farmacia para que le tomaran unas fotografías tamaño infantil, le explicaron que le conseguirían un acta de nacimiento y una credencial de elector, para que no tuviera problemas con la falta de documentos.
Después la trasladaron a otra casa en donde la mantuvieron encerrada en un cuarto, donde, dice, le daban poca comida; tres días después llegó la entonces empresaria y le dijo que: “tenía porte como de acompañante, yo me reí porque luego ella hacía bromas porque decía que yo estaba buenota y que seguro le gustaría a cualquier hombre de aquí”.
Le dieron ropa entallada y unas zapatillas, luego la llevaron junto a otras mujeres para que la maquillaran, ahí aprovechó para preguntarle a otra de las chicas qué era lo que hacían en ese lugar.
“Se rió de mí y me dijo que ya había caído carne fresca, me dijo que éramos putas y que a ese lugar llegaban muchas personas importantes, como empresarios, políticos y hasta gente de la policía”.
Esa misma noche, Olga le pidió que preguntara a las chicas como iba a trabajar, que ellas le indicarían que hacer y cómo se debía comportar, ella refirió que se quería ir, pero la respuesta fue que: “ya estaba en su poder y que mejor no se pusiera pendeja porque ella le iba a enseñar a obedecer que esto no era un juego”.
Ana María N., cuenta que eso y la amenaza de que la actual diputada con licencia, tenía muchos amigos “influyentes” le daba mucho miedo, razón por la cual no pudo pedir ayuda, aunado a que muchos de los clientes tenían cargo público y tenía prohibido hablar con ellos, por lo que era complicado hacer algo al respecto, porque a nadie le podía pedir ayuda.
“Estuve embarazada dos veces, la primera de un niño y me hacían trabajar todavía con ocho meses de embarazo, cuando ya iba a dar a luz, solo me dejó 20 días después de dar a luz y me regresó a trabajar”.
La segunda ocasión en la que estuvo embarazada, afirma que la obligó a abortar con unas pastillas y a la semana le pidió que regresara al trabajo: “eran entre cinco y diez violaciones diarias”.
De acuerdo con la víctima esto ocurrió hasta que uno de los clientes la ayudó a salir del lugar, al solicitar que lo acompañara a algún lugar.
Tras esta situación la mujer decidió denunciar a Olga Lucía Romero Garci Crespo por el delito de trata de personas en la modalidad de prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, ante la Fiscalía General del Estado de Puebla, hasta el momento se desconoce si la acusación procedió.
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