Se desinfla el pacto por México
- Germán Molina Carrillo
En diferentes espacios a nivel nacional e internacional, el presidente Peña Nieto ha asegurado que México está en vías de despuntar como potencia económica.
A esta intentona del gobierno mexicano por vender una nueva imagen del país se sumaron factores externos que favorecieron el entusiasmo de los mercados internacionales. Entre ellos, las crisis económicas y sociales en diversos países de Europa, en China, la India y en economías emergentes como la de Brasil, que por mucho ha superado a las economías de los países latinoamericanos.
Un tema que alentó la confianza de los mercados internacionales fueron los acuerdos políticos alcanzados entre los tres principales partidos políticos a partir del Pacto por México.
Peña Nieto se desvinculó del tema de la violencia y desde su toma de protesta fijó cinco prioridades de su gobierno y al día siguiente firmó con el PAN y PRD el Pacto que contiene una ambiciosa agenda de reformas, cuyo avance es aún incierto.
Medios como The Economist, Forbes, Foreing Affairs, The Wall Street Journal y Bloomerg escribieron sobre el llamado Mexican Moment. Diversos especialistas coinciden que el momento de México ya comenzó a desvanecerse ante la falta de resultados de la actual administración, por los obstáculos que han tenido las reformas en temas como el fiscal y el energético.
Para el director para América Latina de MOODY´S, Alfredo Coutiño, el desempeño económico del país durante los primeros meses de 2013 muestra que los mercados internacionales sobrevaloraron los factores que hasta hace poco consideraban atractivos para México, como su estabilidad macroeconómica, su baja deuda fiscal y capacidad para atraer las inversiones que se iban a Brasil.
“Hubo una exageración de los mercados generada por el cambio de administración, las promesas de reforma del nuevo gobierno, las expectativas generadas por el propio gobierno y porque empezó a haber una desilusión mucho más fuerte de los inversores respecto a Brasil”, explica.
El economista señala que, lejos de repuntar como lo plantea el discurso de Peña Nieto hacia el exterior, la economía mexicana muestra los mismos cambios de sexenio desde hace más de tres décadas.
“Durante el primer año de gobierno del nuevo gobierno siempre hay una desaceleración económica que no es recesión, y en esta ocasión muchos analistas olvidaron que esté era el año de transición política y, por ende, íbamos a tener una desaceleración económica”, sostiene.
Otro aspecto que se presenta es el conflicto de intereses de poder y económicos que enfrentan los gobernadores con el ejecutivo federal por la intervención del Presidente de limitar el margen de acción de los gobiernos estatales en temas tan delicados como el electoral y de seguridad.
Cabe señalar lo declarado por el coordinador de la maestría en Políticas Públicas de la Universidad Iberoamericana, César Velázquez, sobre la oposición de la creación de una autoridad electoral nacional, que es la segunda respuesta negativa de los ejecutivos locales a la agenda del pacto. La primera, recuerda, fue la oposición a que el Congreso aprobara la ley que regula la contratación de deuda por parte de estados y municipios.
Ambos casos, señala el académico, son una muestra de que los gobernadores se están oponiendo únicamente a aquellas iniciativas que implican un acotamiento al poder que ejercen de manera directa.
De ahí que la vida del Pacto y sus resultados aún enfrentarán duras pruebas que de no resolverse, pueden dar lugar a su rompimiento y a que una vez más una cúpula en el poder decida el destino de millones de mexicanos.
*Extracto de la ponencia dictada dentro del Congreso de Derecho y Políticas Públicas 2013, los Retos de México.
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Abogado, notario y actuario por la Facultad de Derecho de la BUAP; doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Es director fundador del Instituto y del Centro de Ciencias Jurídicas de Puebla y de la Revista IUS; autor de más de siete obras jurídicas, ponente, moderador, comentarista, y conferencista.