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Gran emoción viven centenares de niños en la plaza de toros
La Monumental Plaza de Toros México fue escenario el domingo pasado de un hecho que sienta un gran precedente. Cientos, centenares de entusiastas chavales recorrieron el anillo de Insurgentes; participando todos de manera ordenada.
Muy bellas imágenes captaron las cámaras: tanto chiquillo llevado – claro, a la Plaza – de la mano de su padre o abuelo, pues así lo manda la más pura tradición.
Me recuerdo, entre las muchas, muchísimas vivencias que este escribidor y remedo de Juez guarda; que cierto día, subiendo ya los últimos escalones que llegan a las “bocas” de acceso a los tendidos, tras de mi cansada persona venía un chavalillo que a grandes zancadas, se le notaba el esfuerzo, subía a buscar su lugar en el tendido, venia tomado de la mano de su padre. Al escuchar lo que dijo no pude resistir la tentación de voltear a verle y contemplar su rostro radiante de alegría que terminaba de expresar, entusiasmado:
- “Papá…Papá…Cuando me traes a la Plaza de toros. Todavía no acabo de llegar...y ¡Ya estoy re emocionado!
Han pasado ya varios años y de manera frecuente recuerdo estás palabras. ¡Cuántas emociones encierran, cuántas vivencias describen!
Veamos sí no, tres de las fotos que ilustran está nota: la primera, una chavalilla, aún de brazos. Pero la expresividad del rostro lo dice todo, las manitas en excelsa agitación de la vibrante emoción,
La segunda, es el hoy novillero Arturo Gilio Jr. Acompañado de su padre el Matador Arturo Gilio en una barrera de la gran Plaza de Insurgentes. Las palabras salen sobrando ante todo lo que dice el rostro del chaval…verdaderamente boquiabierto ante la luminosidad de la fiesta, el colorido de los trajes de luces, todo.
Y en la quinta y última, vemos al popular “Profesor” gritón mayor del tendido de sol, llevando de la mano orgulloso, a su nieto. Llenos de alegre ilusión los dos…que eso, eso es la fiesta de los toros…una ilusión perenne.