Vinculación tecnológica pospandemia y sus retos

  • Humberto Sosa Argáez
Empresas y tecnológicos deben vincularse con visión de futuro buscando competitividad y desarrollo

Escribo desde la ciudad de Mérida, donde se carece de industria como tal, más allá del desarrollo inmobiliario y de la construcción, el vidrio, una galletera y Cordemex, no hay opciones; sólo grandes bodegas y distribución de manufacturas (prácticamente terminadas) para todo el sureste, el cual aporta tan sólo el 17 por ciento del PIB per cápita en Yucatán.

No como en la ciudad de Puebla, Monterrey, Guadalajara, Querétaro en donde los corredores industriales son francamente envidiables para otros estados. Lo expreso así, porque resulta difícil aquí en esta zona del país entender la vinculación de los tecnológicos a nivel Industrial cuando se concentra toda una economía en actividades primarias y terciarias dejando a un lado el sector secundario de la misma.

Los jóvenes se ven forzados a emigrar a la ciudad del centro del país o al norte debido a la carencia de oportunidades para sus prácticas profesionales. Si bien la extracción de hidrocarburos en la Sonda de Campeche, generó en los tiempos azules grandes expectativas y que fue un fenómeno económico que produjo riquezas inimaginables, pues nadie sabe con exactitud a cuánto ascendió la renta petrolera obtenida en el campo Cantarell en periodo de abundancia.

Según datos era una producción de 2 millones de barriles por día que generó altas expectativas de desarrollo de infraestructura. Desafortunadamente, el proceso de industrialización fue enfocado sólo a la extracción de hidrocarburos, y la pobreza y la marginación continúa en la región campechana aunado a la mala planeación y distribución del ingreso público. Lo más desafortunado es que no existe una política firme que permita a los jóvenes practicantes tener espacios de vinculación laboral como académica por parte de toda la industria petrolera. Sólo esfuerzos aislados y muy cerrados de las grandes petroleras que cohabitan en ciudad del Carmen.

Los recursos naturales en abundancia no son garantía de desarrollo económico. Considero que con una inversión industrial comprometida con la mano de obra local (no sólo foránea) y con una alianza con sus tecnológicos locales ejecutando modelos de vinculación de excelencia y capaces de desarrollar plantas y equipos industriales complejos con altos niveles de transferencia tecnológica, sería la medicina para tanto rezago tecnológico local como de vinculación académica. Sobre todo, entender que deben existir reglas claras del impacto social y ambiental generado en cada proyecto industrial de gran calado. Cambiar la lógica del “llego, exploto los recursos y me voy”, sean recursos renovables o no renovables.

Casos de éxito como los de India o China en donde se desarrolla un ciclo de habilidades complejas requeridas en su comunidad y que busca la vinculación a largo plazo con estos jóvenes egresados de tecnológicos; que según la CEPAL se trata de un desarrollo de profesionales técnicos integrales que sirven en ciertas disciplinas requeridas incluso en el extranjero, transformando las cadenas de vinculación generando empleos formales a estos jóvenes; como la enfermería o la tecnología de información (desarrollo de software), entre las más destacadas.

Recientemente fui testigo de una empresa pyme poblana, SARO SA. DE CV., que ha mostrado su capacidad de prestar sus servicios a industrias altamente competitivas como a Volkswagen de México, Nissan y Chrysler y abrió una puerta a un tecnológico campechano, la Universidad Tecnológica de Campeche (UTECAM) ubicado a muchos kilómetros de la Angelópolis, pero con un rector con deseos de ponerse a la altura para apalancar a sus alumnos recién egresados y a sus maestros a una vinculación industrial severa y de primera línea como la automotriz. Serán -afirmó el rector- los mejores alumnos de este tecnológico los que se propondrá a esta prueba piloto con estudiantes generalmente de padres pescadores, agricultores, apicultores e incluso obreros locales de oficios menores, que por la pandemia también han sido vulnerables ante la nueva normalidad poscovid (como muchas del país) y que han sufrido por un desarrollo industrial desigual y con pocos recursos.

Con estos “convenios marco” de vinculación académica, SARO SA. DE CV. tácitamente se convertiría en una empresa poblana socialmente responsable, porque a pesar de la exigencia y velocidad de su mercado, aunado a los embates económicos que afectó a la industrial global por la pandemia; hace una pausa y se muestra empática al proyectar acuerdos de vinculación académica que entre otros aspectos sumará valores públicos para una comunidad en desarrollo como San Antonio Cárdenas y Comisaría Municipal de Ciudad del Carmen, Campeche. Así, al capacitar a nuevas comunidades tecnológicas pueden hacer florecer el sureste mexicano, tradicionalmente olvidado en éste ámbito. Todo, tal vez   con un enfoque agroindustrial y de alimentos, o mejor aún en proyectos de gran envergadura como el Tren Maya o la Refinería de Dos Bocas en Tabasco.

¿Qué modelo de vinculación es el ideal en estos tiempos de pandemia? Parafraseando a los grandes de la educación tecnológica en México como el Instituto Politécnico Nacional que dice: “La técnica está al servicio de la patria” o el Tecnológico de Monterrey en donde el egresado debe “transformar su entorno con la innovación y el emprendedurismo”. No puedo definirme por ningún extremo, porque pienso que vivimos una cuarta revolución industrial como cita Klaus Schwab. La humanidad gracias a esta revolución está cambiando de manera fundamental su forma de vivir, trabajar y relacionarse con otros. Por lo que la vinculación a mi juicio es de interés mutuo de un ganar-ganar.

Logré observar aciertos de este acercamiento, uno de ellos fue la oportunidad que surge de producir juntos servicios y productos más específicos en disciplinas como Automatización, Robótica, Visualización, Redes, Capacitación, Sistemas de Identificación adaptados al mercado regional; intercambiar experiencias e incluso trabajar por certificaciones ISO o el distintivo ESR; formular y evaluar proyectos de inversión formando un clúster empresarial enfocados a las prioridades del desarrollo económico sustentable y sostenible de la región. Seguramente vendrán por añadidura algunos estímulos fiscales para SARO SA. DE CV. por su aportación y/o donación del conocimiento a esta universidad tecnológica semirural; y también la UTECAM buscará ser incluida en acciones y programas de Economía Social con financiamiento a bajo costo del Banco de Bienestar o por coadyuvar a la vinculación del sector científico y tecnológico con el sector productivo Campechano.

La regeneración social y natural de su comunidad sería un resultado deseable que permitirá a sus autoridades promover el modelo a otras regiones de su estado.

La autosuficiencia financiera de los tecnológicos es posible, a partir de la vinculación, así como la formación teórica-práctica del egresado (Dualidad: trabajo con estudio).

Es un reto para estas instituciones no perderse en círculos burocráticos, aprender a hablar como industriales y ser profesionales con trabajos de calidad. Los procesos de industrialización que vive el sureste mexicano son clave y los tecnológicos deben ser la punta de lanza para mejorar la vida de muchas personas que esperan fortalecer sus procesos productivos, sus mercados, sus alianzas estratégicas y porque no, saber de financiamientos más haya de subsidios gubernamentales que permitan generar riqueza y no más pobreza.

Me queda claro que tantos grandes y pequeños deben vincularse sin contratiempos y con visión de futuro buscando la competitividad, cuidando el medio ambiente con sustentabilidad y sostenibilidad.

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Humberto Sosa Argáez

Es licenciado en Ciencias Políticas por la UPAEP y maestro en Administración con especialidad en Ingeniería Financiera por la Universidad del Valle de México