Las juventudes de Puebla construyendo el futuro

  • Miguel Barbosa Huerta
El acceso a la educación es un derecho y no un privilegio, incluyendo la educación superior.

El futuro debe ser para nuestros jóvenes. Ellos son los encargados de construirlo. Mientras, nosotros tenemos la obligación de brindarles las mejores herramientas y oportunidades. Es imposible imaginar un mejor México si nuestras juventudes no cuentan con oportunidades dignas para estudiar y trabajar. Esta responsabilidad no es sólo compartida entre las familias y el gobierno, sino que es uno de los deberes fundamentales del Estado. La educación y el trabajo deben ser dignos, es decir, deben permitir que los jóvenes puedan competir en el cambiante entorno económico, que puedan independizarse y, más importante, vivir plenamente.

 

La educación es un derecho y no un privilegio. Los gobiernos priistas y panistas nos han acostumbrado a pensar la educación como un privilegio que se consigue a costa de la economía familiar. ¿Cuántas familias poblanas tienen que pagar educación privada, muchas veces de calidad dudosa, porque la educación pública carece de recursos para garantizar la educación de calidad de todos los jóvenes? ¿Cuántos pueblos y localidades en nuestro Estado carecen de escuelas con la infraestructura básica para sus alumnos? Debemos exigir que el derecho a la educación sea un hecho y no sólo un adorno discursivo de los gobernadores. Debemos impulsar becas para que los jóvenes sigan estudiando. De poco sirven aulas con las últimas tecnologías si nuestras juventudes no tienen qué comer. Por eso, nosotros decimos becarios sí, sicarios no. Mostremos a los estudiantes poblanos que su única preocupación debe ser completar su educación.

 

La universidad, igualmente, debe ser un derecho. El primer paso para tener trabajos dignos es que los jóvenes que quieran continuar su educación mediante una carrera profesional puedan ingresar a la educación superior. Es necesario retomar una política que amplíe las capacidades de nuestras universidades locales para que los rechazados sean cuestión del pasado. Mejorar las universidades públicas locales es ir más allá de la visión actual de ver los centros educativos como fábricas de trabajadores, sino procurar la calidad de la enseñanza. Promover trabajos dignos a nuestras juventudes es también brindar una opción a aquellos jóvenes que optan por oficios y carreras técnicas. Por esta razón, es necesario instrumentar un programa de aprendizaje remunerado en el que se prepare a los jóvenes que quieran aprender algún oficio. Debemos mostrar a los jóvenes que tienen futuro, que tienen opciones para escoger y para vivir una vida plena.

 

Si en 2018 queremos devolver la dignidad a Puebla debemos comenzar por sus juventudes. La violencia y el crimen que azotan a Puebla tienen sus causas profundas en la falta de oportunidades a los jóvenes de nuestro estado. Las juventudes de aquí y de México deben tener la seguridad de que el futuro será suyo, que dependerá de ellos construirlo y que cuentan con todo el apoyo de los gobiernos y de su familia. En un contexto en el que la realidad mexicana se ha vuelto pesimista, para cambiar México debemos regresar la esperanza a los jóvenes. Twitter: @MBarbosaMX

[El autor es precandidato al gobierno de Puebla por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA)]

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Miguel Barbosa Huerta

Ex dirigente del PRD. Senador de la República, vice coordinador del grupo parlamentario PT-Morena. Gobernador del estado de Puebla 2019-2024.