La guerra de los aranceles y sus repercusiones
- Germán Molina Carrillo
Finalmente la tarde de este viernes 31 de enero, la administración del presidente Donald Trump, confirmó lo que ya había anunciado desde el primer día de su toma de posesión, la aplicación de aranceles del 25 por ciento a México y Canadá y del 10 por ciento a China, respecto a todos los productos que exportan dichos países a la Unión Americana, bajo el argumento de que tanto México como Canadá habían permitido la llegada de millones de migrantes a territorio norteamericano a través de sus fronteras y facilitado el tráfico de drogas como el fentanilo que ha llevado a la muerte a cientos de miles de ciudadanos de Estados Unidos durante los últimos cinco años.
Trump declaró que China producía los precursores químicos base para elaborar el fentanilo que se produce en México y que entra a Estados Unidos también por territorio de Canadá, acusando a ambos países de permitir que los cárteles se expandieran en los últimos años, haciendo crecer la venta y distribución de dicha droga al no haber actuado en contra de las organizaciones criminales.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum ha afirmado en los últimos días, primero que no creía que el presidente Trump se atrevería a aplicar estas medidas en contra de México, ya que se estaba intensificando la estrategia de seguridad contra los cárteles de la droga por una parte y por la otra, se había aceptado la entrada de aviones de los Estados Unidos con migrantes expulsados tanto de México, como de otros países. Tal parece que para el presidente Trump, dichas medidas no fueron suficientes y por ello es inminente que nada ni nadie podrá frenar la aplicación de los aranceles del 25 por ciento a los productos mexicanos a partir del primero de febrero de este año.
Las declaraciones de la presidenta de este viernes, en su conferencia del pueblo se inclinaron a señalar que ante la aplicación de los aranceles anunciada, México tenía ya considerado un plan B y hasta un plan C, para salir delante de la situación por dicha medida pero que antes, era necesario conocer a qué productos se aplicaría la medida para de ahí ya tomar una decisión al respecto; sin embargo en ningún momento especificó en qué consistirían dichos planes de su gobierno ante la recesión económica y devaluación del peso frente al dólar que enfrentaría México, además del déficit fiscal que pondría en riesgo el crecimiento económico de este año previsto en un ocho por ciento.
Ante dicho panorama y si la aplicación de los aranceles de Estados Unidos se prolonga al menos de tres a seis meses, el gobierno federal se verá obligado a recortar otros rubros y programas de su administración, buscando ante todo blindar a los programas sociales y del bienestar, ya que de no hacerlo el costo político y el descontento popular que podrían traer consigo, es que en las elecciones intermedias de 2027, Morena y sus partidos aliados, podrían sufrir un voto de castigo del electorado.
Pero vayamos más a fondo de lo que le espera a nuestro país. A partir de este primero de febrero por los efectos de las medidas dictadas por el gobierno de Donald Trump, no sólo en la economía, sino también en el terreno político, porque la recesión y devaluación del peso frente al dólar, traería un aumento de la inflación y por ende pondría en riesgo a las empresas y empleos en el país; pero también a Morena y el movimiento de la 4T, las medidas de Trump le vienen cayendo como diría AMLO, como anillo al dedo ya que como ya la gente no cree la versión de que todos los males del país, son culpa de los gobiernos del PRIAN y de los presidentes del período neoliberal, surge la figura de Donald Trump como el villano favorito al que ahora se le pueden achacar las desgracias y situación que está por vivir el país, liberando a los gobiernos del oficialismo de errores como la reforma al Poder Judicial y la desaparición de los organismos autónomos, sumado al gasto y dispendio de los recursos públicos destinados a las obras faraónicas del gobierno de AMLO.
Aún y cuando Canadá, a través del primer ministro Justin Trudeau ya anunció que responderá a las medias de Trump aplicando también aranceles del 25% a los productos que se exportan desde Estados Unidos; en el caso de México, la decisión puede ser más complicada, ya que nuestro país, tiene mayor dependencia de la economía de los Estados Unidos y entrar a una guerra también aplicando las mismas medidas que el gobierno canadiense, puede resultar más contraproducente al gobierno mexicano.
También es necesario reflexionar, que a diferencia de Canadá, nuestro país, enfrenta el hecho de que el gobierno del presidente Trump, ya declaró como grupos terroristas a los cárteles del narcotráfico que operan en México y que introducen el fentanilo a los Estados Unidos, por lo que la presión y los resultados de las investigaciones, así como la detención o muerte de los principales líderes de los carteles, podría traer consigo la captura y extradición a Estados Unidos, de actores políticos del oficialismo como el gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya o el de Tamaulipas Américo Villareal que enfrentan acusaciones de que sus campañas fueron financiadas por los cárteles del narcotráfico que operan en sus estados.
La presidenta Claudia Sheinbaum debe actuar con inteligencia ya que el presidente Trump, difícilmente cambiará su actuar con México, si el gobierno federal, no le demuestra que realmente combatirá a los cárteles del narcotráfico capturando a los principales líderes y a todos aquellos que, de una u otra forma, se coludieron con estas organizaciones criminales entregándoles a cambio facilidades para operar en sus territorios e impunidad para llevar a cabo sus actividades delictivas, en contra de la población civil del país.
Sólo con estas medidas, se logrará recuperar la confianza del gobierno de Estados Unidos y se podrían suspender la aplicación de los aranceles a nuestros productos y estabilizar la economía mexicana; así que la última palabra la tiene la presidenta con A, cambiando el rumbo del país, para salir adelante, o aferrarse al pasado defendiendo las políticas de su antecesor, con el costo económico, político y social que ello conlleva.
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Abogado, notario y actuario por la Facultad de Derecho de la BUAP; doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Es director fundador del Instituto y del Centro de Ciencias Jurídicas de Puebla y de la Revista IUS; autor de más de siete obras jurídicas, ponente, moderador, comentarista, y conferencista.