Antecedentes históricos del intervencionismo de Trump (I)
- Alfonso Gómez Rossi
Es una pena comenzar al 2025 y despertar ante un mundo donde el intervencionismo injerencista del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, será la agenda que marcará la segunda mitad de esta década (Chaffin, 2024).
Las desafortunadas declaraciones respecto a posibles intervenciones estadounidenses en Canadá, Groenlandia y Panamá por parte del presidente convicto Trump, nos harían pensar que padece de cierta demencia que lo impulsan a hacer las declaraciones más desafortunadas en lo que concierne al futuro político de al menos tres naciones (Pakman, 2024) (1).
¿Cómo debemos tomar sus afirmaciones entonces? ¿Son el presagio de un futuro en el que desea implantar su visión o son herramientas para una negociación que sea favorable para la política de los Estados Unidos?
La respuesta es que no lo sabemos aún, pero definitivamente lo iremos descubriendo.
Lo que sí podemos dilucidar es que sus declaraciones tienen un trasfondo ideológico que parecen reforzar algunas de las teorías de Samuel P. Huntington que dogmatizaba en el texto ¿El choque de civilizaciones? que a partir de 1990 la cultura humana se caracterizaría por un conflicto de carácter “civilizacional y cultural” y no tanto por conflictos de “ideología o economía” (Bautista-Safar, 2019).
En el caso del conflicto de civilizaciones del que escribió Huntington, Trump, la oligarquía que lo apoya y el movimiento MAGA manejan ideas de que la vertiente de la cultura occidental a la que ellos pertenece cierto grupo de Estados Unidos es la mejor y que además es una cultura universal que todas las naciones del orbe deberían emular (Lozada, 2017) (2).
Esta creencia parece tomada de un manual de conquista de fines del siglo XIX y principios del XX, cuando las naciones de Europa Occidental, Rusia, Japón y Estados Unidos decidieron dividir el mundo en colonias y protectorados con la finalidad de expandir sus imperios económicos y culturales (Immerwahr, 2020, pag. 94).
Le propongo querido lector que analicemos los orígenes del imperialismo estadounidense que ahora cobran relevancia a partir de las declaraciones del señor Trump y que podrían marcar un tercer tipo de imperialismo estadounidense.
Los historiadores señalan que existieron dos épocas históricas de imperialismo/expansionismo estadounidense: el primero ocurrió entre 1803 y 1867, mientras que la segunda etapa de crecimiento ocurrió entre 1898 y 1934.
Lo que diferencia las dos etapas de expansionismo americano es que en la primera etapa (1803-1867) Estados Unidos incorporó territorios que eran contiguos a los estados y territorios que estaban limitados por el espacio geográfico de lo que actualmente es Estados Unidos, mientras que en la segunda etapa conquistó territorios que sería colonias y protectorados de la metrópoli.
Destaca que en ambos casos de imperialismo el racismo fue un denominador común. (3)
Bajo la creencia de una teoría política de corte calvinista llamada el “Destino Manifiesto”, los estadounidenses afirmaban que la Divina Providencia reservaba para Estados Unidos todo el territorio que se encontraba entre los Océanos Pacífico y Atlántico para que se conformara en una sola nación (Scott, 2013).
Para ser ciudadano de esta nación era requisito ser hombre blanco de origen anglosajón y protestante. (4) Un territorio incorporado a los Estados Unidos sólo se podía convertir en estado a partir de que hubiera un número suficiente de personas blancas para ser tomadas en cuenta como una entidad política.
Esto también implicaba que los esclavos de origen africano, los franceses acadianos que vivían en Luisiana, los españoles que habitaban en Pensacola o San Agustín, Florida, los mexicanos que ocupaban Nuevo México o California, o los rusos en Alaska, amén de todas las etnias indígenas que ocupaban los territorios de lo que actualmente es Estados Unidos no eran considerados ciudadanos idóneos, porque estaban contaminados por las culturas de otros países que las elites de la costa este pensaban eran inferiores (Werner-Simon, 2022).
Los territorios, como si fueran un club exclusivo, necesitaban que las personas correctas lo habitaran un espacio geográfico determinado y cuando había el número suficiente de ellos, se consideraban que podrían ingresar a la unión como estados; bajo esta lógica los territorios conquistados, comprados o anexados hasta 1870 eran territorios que algún día serían parte de la unión americana (Immerwahr, 2020).
La Guerra de 1898 contra España por independizar a Cuba marcó un hito en el imperialismo estadounidense. Los nuevos territorios que conquistó el vecino del norte serían territorios administrados desde Washington D.C. pero ya no serían parte de Estados Unidos, sino entidades que serían conquistados por Estados Unidos pero sus habitantes no serían considerados estadounidenses (Immerwahr, 2020).
Continuará…
(1) En este caso me refiero a Canadá, Dinamarca, actual dueña de Groenlandia, y Panamá. El caso de Groenlandia es interesante ya que se baraja la idea de que en algún momento se convierta en un país independiente de la Corona danesa.
(2) El movimiento MAGA usa estas siglas que explican “Make America Great Again” que se traduce como Hagamos grande a Estados Unidos nuevamente. Es un movimiento que busca reestablecer a Estados Unidos como la potencia dominante del mundo y toma como ejemplo de lo que desea a a la década de 1950. El movimiento no toma en cuenta a minorías como la mexicana o la afroamericana que en ese momento no tenían el mismo estándar de bienestar que la población blanca. Aquella dçada fue crucial para el bienestar político y económico de ciertas clases sociales, aunque lejos de ser una época tranquila, se caracterizó por las tensiones entre la Unión Soviética y Estados Unidos en varios lugares del mundo como China, Taiwán, Corea del Sur, Vietnam y Cuba.
(3) En este caso hay una excepción a la regla ya que Alaska no era parte del territorio contiguo de la unión americana.
(4) Estas características quedan manifiestas en el acrónimo WASP que significaba White Anglo Saxon Protestant. Las mujeres no pudieron votar hasta 1919 mientras que los esclavos liberados en teoría pudieron hacerlo a partir de 1863, aunque las leyes Jim Crow evitaron esto en partes del sur de Estaos Unidos hasta la década de 1960.
Referencias
Bautista-Safar, T. P. (2019). Del Choque de Civilizaciones al choque con la realidad: Samuel Huntington 20 años después. Ágora U.S.B. vol.19 no.1
Chaffin, J. O. (17 de Julio de 2024). What makes Donald Trump irresistible. Financial Times págs. https://www.ft.com/content/563a6c72-d754-44aa-a35d-cb6ad6275b64
Immerwahr, D. (2020). How to Hide an Empire: A History of the Greater United States. Nueva York: Picador, Farrar, Straus y Giroux.
Lozada, C. (18 de Julio de 2017). Samuel Huntington, a Prophet for the Trump Era. Bunk, págs. https://www.bunkhistory.org/exhibits/history-education/99/685.
Pakman, D. (25 de Octubre de 2024). BRUTAL Trump dementia ad suggests HORRIFYING reality. Recuperado el 2025 de enero de 2025, de https://www.youtube.com/watch?v=835kteylq4c
Scott, D. (2013). The Religious Origins of Manifest Destiny. Recuperado el 9 de enero de 2025, de https://nationalhumanitiescenter.org/tserve/nineteen/nkeyinfo/mandestiny.htm
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Licenciado en Historia por la Universidad de Arizona, Doctor en Creación y Teorías de la Cultura en la UDLAP. Subdirector del Instituto Universitario Boulanger.