“Peores las he visto… y se han casado”
- Xavier Gutiérrez
Este lunes asume el poder Trump, cuyo emblema bien podría ser un signo de interrogación. Sobre él se ha dicho todo. Hay tantas teorías y pronósticos de su gobierno como seres humanos. Cada quien, con su conocimiento o ignorancia, aventura un juicio.
Y seguramente en todas las opiniones hay dosis de razón. Como fenómeno inédito de la personalización del poder, cabe ser observado simplemente a la luz del sentido común.
Hemos visto y leído análisis muy valiosos. Equilibrados, haciendo luz sobre los claros y oscuros . Sobre su compleja y patológica personalidad, sus alcances reales y fantasiosos, sus teorías imaginativas y sus obsesiones realistas (no justas, no legales...).
Por cierto, una de las opiniones más equilibradas ha sido la de Jorge Castañeda, viejo zorro internacionalista que ofrece enfoques doctos lo mismo que pronósticos ponderados. Conoce la ley, la idiosincrasia del estadounidense y la geopolítica con los tres países de Norteamérica que juegan un importante papel protagónico ahora mismo.
Con todo este voluminoso material que ha pasado por los medios, procede entresacar conclusiones generales y esperar la presencia y paso de la realidad. Esa realidad, cruda, que con frecuencia se arrincona por el peso de las fobias y filias.
Con todo el poder en las manos, cúpula de una oligarquía sin precedentes en la historia por lo que Estados Unidos representa en el mundo, cabe advertir noticias y hechos funestos para México y para otras latitudes. No al punto del finis terre. No, no está a la vuelta el suicidio ni una hecatombe.
Pero no olvidar el escenario en que Donaldo se mueve.
Esa nueva divinidad concentra todo el poder como pocas veces se ha visto, es una verdad irrefutable. Pero es pieza fundamental de la sociedad, de una sociedad como la estadounidenseque es complejísima, polifacética…y enferma.
No pasar por alto que el comportamiento inexplicable forma parte de la condición humana. Los cambios repentinos y negativos de la fortuna son inherentes a la vida de toda sociedad.
Muchos grandes imperios han generado en su propia geografía, intramuros, sus grandes remedios a sus grandes conflictos.
Haciendo una analogía: el cuerpo humano acusa sus problemas de salud y es capaz de generar sus propias soluciones.
La vida y ramificaciones del inconmensurable poder que concentra la presidencia de los Estados Unidos tiene una nervadura invisible e increíble que se suele pasar por alto en los análisis y juicios que con más frecuencia ventilan los medios.
Hay allá una mescolanza de intereses que tienen que ver con sus empleos, subsistencia, hegemonía de los grandes negocios, poderes económicos que influyen poderosamente en el destino de esa nación, el complejo bélico que alienta y alimenta las guerras extrafronteras que son parte vital de la economía de ese país, en fin.
Una lista enorme de factores que rodean el ejercicio del poder.
Por más concentración y control que existe en la enorme burbuja que hoy surge como cuasi gobierno mundial, hay elementos humanos que aparecen, a veces brotan abruptamente y cambian el destino parcial o total de un hecho, de un gobierno, del mundo.
Es lo imprevisto. Lo que está latente, lo que subyace en todo escenario.
Aquí en la aldea del país y del estado lo hemos visto como fenómenos domésticos. Son los imponderables. Eso que tiene un alcance o importancia que no se puede determinar. Eso que en el ruido mediático se suele quedar arrumbado en el rincón.
Salinas en su tiempo, soñaba con una corona de laurel cuando concluía su sexenio. Todo perfecto, todo bajo control, el refulgente brillo de la culminación dorada . El brote zapatista trastocó todo. Cambió la historia. Cuestión de horas, de días.
En Puebla, un gobernador y luego otro y un factótum en ciernes mueren abruptamente, rompiendo escenarios idílicos de paz, negocios y armonía.
Y así, la historia, la historia del poder, la vida de las naciones y los pueblos, en todas partes y en todos los tiempos se registran imponderables que parten en mil pedazos una partitura o un proyecto minuciosamente preparado.
Más vale tener presente esto. Y dejar la puerta abierta.
México hace bien en pensar todo lo negativo que representa el nuevo poder allá en el norte. Tener firme el ánimo y la inteligencia para negociar, pero también estar plenamente consciente que la locura está en el poder.
En momentos de problemas serios o crisis, mi padre, con esa experiencia pueblerina, solía decir: “Peores las he visto… ¡y se han casado!”
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Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.