Situación actual de la guerra en Ucrania

  • Herminio Sánchez de la Barquera
La ignorancia de Trump en temas estratégicos internacionales hacen la incertidumbre la única certeza

Deseo de todo corazón a mis cuatro fieles y amables lectores toda suerte de bendiciones en este año que recién comienza. No puedo evitar desearles especialmente mucha paciencia, para que puedan continuar prestando atención a esta columna que perpetramos tozudamente y con porfía cada semana.

Nuestra primera colaboración de 2025 tendrá como tema la situación militar y política en torno a la invasión rusa en Ucrania, tomando en cuenta sobre todo que en unos días más tomará posesión de la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, delincuente y merolico contumaz que amenaza con cualquier disparate a medio mundo, y quien ha prometido resolver el conflicto ucranio en muy corto tiempo, si bien no ha revelado cómo piensa hacerlo.

El primer punto que debemos considerar es acerca de la imprescindible ayuda militar que en estos casi tres años de guerra han prestado los Estados Unidos a Ucrania. En vista de la confusión en los mensajes de Trump al respecto, la duda que asalta a muchos es si el presidente entrante la eliminará totalmente en cuanto asuma el poder el próximo 20 de enero. Personalmente no lo creo, puesto que esto fortalecería a Putin y debilitaría a los países occidentales en caso de una negociación. Creo que lo más probable es que Trump la reduzca significativamente y que trate de obligar a los países europeos de la OTAN a que asuman más responsabilidades en la ayuda militar a Ucrania. Con esto último estoy de acuerdo.

Por eso es muy probable, según mi pobre entender, que se emprendan cambios en el formato de la ayuda. Hasta hoy, la asistencia militar de los países occidentales a Ucrania se ha caracterizado por tres elementos: 1) es mucho menor de lo que Ucrania requiere para defenderse con más efectividad de la agresión de Rusia; 2) se ha desplegado de manera muy lenta y timorata, tratando de no enojar a Putin; y 3) se ha prestado sin seguir una estrategia compartida por todos, orientada por las necesidades prácticas de Ucrania sobre el terreno de batalla.

Es muy probable también que Trump busque, en este sentido, que la ayuda discurra a través de otro formato diferente al que se ha seguido hasta ahora, que ha consistido en paquetes de ayuda en equipamiento. Parece que lo que ahora se buscará es unificar esfuerzos para la entrega de armamento, pero también para capacitar de manera más rápida y efectiva a los soldados ucranios, siguiendo una estrategia común: ¿quién aporta qué y cuándo?

Un segundo punto a considerar es que Ucrania -que dispone ahora del ejército más poderoso de Europa- tiene una necesidad básica: lo que más necesita es personal militar, es decir: soldados. El empuje ruso ha sido lento pero constante, ganando pequeñas porciones de territorio poco a poco, en medio de horrendos costos en material y soldados, pero ya sabemos que la doctrina militar rusa históricamente no se preocupa por la pérdida de vidas. Así que, a diferencia de años anteriores, las fuerzas armadas ucranianas necesitan ahora más esperanza de triunfo y recuperar su moral de combate. Los militares ucranios lo ven todos los días en el campo de batalla: a pesar de las sanciones económicas y del enorme desgaste de las fuerzas armadas rusas, el invasor dispone de más hombres y de más recursos.

Aunque los ucranianos han provocado pérdidas enormes a los rusos, están en constante repliegue, lo cual mina su moral de combate. Todo parece indicar que la población rusa está acostumbrada a la pérdida brutal de vidas: los meses de octubre, noviembre y diciembre alcanzaron cuotas diarias de más de dos mil soldados rusos muertos en combate, pero nada parece indicar que esto signifique un debilitamiento de Putin frente a la opinión pública rusa. Por el contrario, aunque los ucranios protegen mejor a sus soldados, el lento pero continuo avance ruso desmorona la moral de combate de los heroicos defensores.

¿Qué factores ayudan a fortalecer la moral de combate de un ejército? Son varios: en primer lugar, nada fortalece más la moral de combate que el éxito en la batalla, es decir, el triunfo. Hay otros factores más, como un servicio de rescate y atención médica efectivo: que los soldados sepan que no serán abandonados en el campo de batalla, en caso de resultar heridos. Y un tercer factor lo constituyen las condiciones de vida de los soldados en el frente: buena alimentación, rotación de efectivos, buena paga, etc. Cierto: las condiciones de combate de los ucranios son mejores que las de los rusos, pero ante la abrumadora superioridad numérica del invasor, el hecho de estar constantemente a la defensiva va socavando paulatinamente la moral de combate de los militares ucranianos.

El tercer punto a considerar es la incursión del ejército de Ucrania en la región rusa de Kursk. Esta ofensiva, iniciada el 6 de agosto de 2024, tuvo al parecer tres objetivos: fortalecer la posición de Ucrania ante una eventual mesa de negociaciones, recuperar el optimismo y la moral de combate de los militares ucranios, y distraer tropas rusas del frente de batalla oriental al tener que desplegarse en Kursk para recuperar los territorios ocupados por los ucranios (entre 50 000 y 60 000 soldados rusos más unos 12 000 norcoreanos, que luchan contra unos 8 000 ucranianos). Es por eso que algunos analistas califican la incursión militar ucraniana en Kursk como motivada políticamente en un 70% y militarmente en un 30%, puesto que los territorios ocupados por Ucrania son pequeños: alrededor de 500 km², es decir, más o menos la extensión territorial del municipio de Puebla (534 km²). 

El cuarto punto a considerar es la pregunta acerca del costo de los avances rusos: las brutales pérdidas de vidas y de material en el ejército ruso ¿compensan las ganancias territoriales? A los ojos de Putin, indudablemente sí. Entrando ya en el tercer año de la guerra, es indudable que los avances rusos son mínimos, en parte debido a la decidida defensa de las fuerzas armadas de Ucrania. En 2024, los rusos conquistaron, a un costo altísimo en vidas rusas, alrededor de 2 500 km², una superficie realmente pequeña (el equivalente a poco más de la mitad de la superficie del estado de Tlaxcala). Es decir: el ejército ucranio mejoró muchísimo en calidad y cantidad a partir de la anexión de Crimea en 2024 y ha opuesto una férrea resistencia a la invasión rusa.

No hay comparación posible entre el ejército ucranio en el 2014 y el de 2022 y 2025. Eso explica en parte el lento avance ruso, a pesar de su enorme superioridad en hombres, dinero y material. Los rusos controlan, después de estos años de guerra, alrededor del 20% del territorio ucraniano, incluyendo la península de Crimea. Esto nos lleva a más preguntas: ¿cómo seguirá esta guerra? ¿Cómo terminará?

Una quinta y última reflexión: ambos ejércitos han mejorado mucho en su rendimiento después de casi tres años de guerra. Ambos han aprendido en la práctica, y si bien el ucraniano es más pequeño, es más moderno en su desempeño, más letal y más eficiente. La gran diferencia está en la cantidad: Rusia posee más soldados, más dinero y más equipamiento. En Rusia viven 147 millones de personas; en Ucrania antes de la guerra había 42 millones de habitantes, ahora deben quedar unos 30 millones. Evidentemente, los rusos pueden lanzar al matadero a más soldados que los que Ucrania puede enlistar.

Así que, para terminar, diremos que, a pesar del lento avance ruso en la región de Donezk, los ucranianos han podido estabilizar la línea de defensa en ciudades como Pokrowsk y Kupiansk, mientras que al parecer han logrado algunos avances mínimos en Kursk y continúan atacando exitosamente algunas bases militares, depósitos de armas y combustible y puestos de mando en el interior del territorio ruso. En 2024, Ucrania lanzó 81 ataques contra objetivos militares en territorio ruso, es decir: Ucrania ha llevado la guerra ante los ojos de la población rusa, que ahora ve cómo, por ejemplo, se encarece el costo de la gasolina y de otros bienes, a la vez que se devalúa fuertemente la moneda nacional. En el frente de batalla, los combates más intensos tienen lugar en las ciudades de Kurachove, Torezk y Pokrowsk.

Tanto Putin como Trump son personas impredecibles. Habrá que esperar a ver qué propone Trump para detener la guerra en Ucrania, pero creo que, si algún acuerdo lo hace ver a él como perdedor y a Putin como ganador, resolverá continuar apoyando militarmente a Ucrania para fortalecer su postura frente al Kremlin.

Esperemos en este sentido que la inclinación favorable a Ucrania por parte del futuro Secretario de Estado, Marco Rubio, mueva a Trump a no detener abruptamente la ayuda militar. Desafortunadamente, la ignorancia de Trump en temas estratégicos internacionales y su cambio constante de postura hacen que la única certeza sea por ahora la incertidumbre.

 

 

 

 

 

 

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Herminio Sánchez de la Barquera

Originario de Puebla de los Ángeles, estudió Ciencia Política, música, historia y musicología en Núremberg, Leipzig, Essen y Heidelberg (Alemania). Es Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Heidelberg.