El arte de hacer preguntas de Mario Borghino
- Eduardo Tovilla
Cuando trabajas en el sector público o privado y tienes un puesto de liderazgo, debes de pedir explicaciones cuando algo sale mal. Es bastante probable que las respuestas que te den no te sean suficientes o aclaren dudas, y que termines formulando más y más preguntas sin llegar al fondo del asunto. Esto pasa con mucha frecuencia en nuestra vida diaria.
Recuerdo que, cuando era pequeño, uno de mis tíos era muy habilidoso para, como coloquialmente se dice, “sacarnos la sopa”. Cada que alguno de mis primos o yo hacía una travesura, nos hacía una serie de preguntas que daban con el culpable. Casi nunca era yo, por cierto. Un día después de que reconocí su pericia y le pedí que me contara su secreto, me dijo: “Eduardo Tovilla, la clave no siempre está en las respuestas, sino en formular las preguntas correctas”.
Cuando leí el libro El arte de hacer preguntas, de Mario Borghino, me acordé de mi tío. Este autor dice que las preguntas correctas además de generar respuestas, abren caminos a la innovación, la reflexión y en cambio. Te diré por qué contándote lo que más me gusta de la obra.
En primer lugar, aborda el tema de la formulación de preguntas de manera progresiva. Borghino las presenta en función de cómo afectan nuestra interacción y la solución de problemas. Parte de preguntas básicas para obtener datos hasta cuestionamientos más complejos que conducen al análisis y la creatividad.
En segundo lugar, explica de una manera muy clara los conceptos más relevantes. Comienza abordando el poder de la pregunta adecuada, refiriéndose a ella como una llave capaz de abrir las puertas de la comprensión y la percepción. Señala que las respuestas inmediatas, en muchas ocasiones, no sirven para solucionar un problema: hay que plantear las preguntas correctas que nos ayuden a conocer las verdaderas causas y necesidades de una situación.
El autor también refiere a los tipos de preguntas y su propósito, pero no las aborda como suele hacerse en metodología de la investigación, es decir, no sólo lo hace mediante definiciones y ejemplos sencillos; más bien plantea toda una discusión respecto del momento y contexto adecuado para elegir entre los tipos de preguntas siguientes:
- Cerradas, las cuales sirven para confirmar o refutar información específica.
- Abiertas, diseñadas para obtener detalles más completos y ampliar la conversación.
- Exploratorias, esenciales para descubrir ideas subyacentes, motivaciones o bloqueos.
- Reflexivas, las cuales incitan a la introspección y a analizar suposiciones.
Quisiera enfocarme sólo en el poder de las preguntas reflexivas. En un escenario en el que, en un equipo de trabajo, hay tensiones por enfoques opuestos, este tipo de preguntas pueden ayudar a que cada persona entienda mejor al otro. Entre las preguntas que podrían hacerse están:
- ¿Qué suposiciones tienes sobre el proyecto que te llevan a preferir un enfoque más estructurado/flexible?
- ¿Qué crees que podría aportar el enfoque del otro a la calidad del proyecto?
- ¿Cómo podría tu método de trabajo beneficiar o desafiar al equipo en el proceso?
Con preguntas como esas es posible cambiar la manera en que vemos los problemas. Al plantear preguntas desde una perspectiva diferente, el lector puede encontrar soluciones creativas que antes no consideraba.
Borghino es muy claro diciendo que la formulación de preguntas correctas es indispensable para el liderazgo. Ser un buen líder es, además de dar instrucciones, plantear preguntas que motiven a sus equipos a pensar y encontrar respuestas por sí mismos. Así, las preguntas se vuelven un medio para empoderar a los colaboradores, fomentar el compromiso y fortalecer la comunicación.
Adicional a lo anterior, en la obra se mencionan cuáles son los errores que solemos cometer al preguntar. Yo mismo, Eduardo Tovilla, me he sorprendido abordando un tema desde un ángulo innecesario o con muy poco tacto. Bajo esta idea, Borghino nos aconseja no ser demasiado directos ni lanzar la pregunta cuando la persona no está preparada o, peor aún, hacer preguntas con sesgo. Apuesto a que todos hemos sido víctimas de preguntas formuladas para responder esto o aquello; bueno, el autor detalla estrategias para no hacer lo mismo.
Lo mejor y la razón principal por la que recomiendo el libro es que cada lección tiene ejercicios prácticos que te ayudan a mejorar en el arte de preguntar, como ejercicios de autoevaluación, donde puedes redactar tus preguntas y validar si son efectivas; simulaciones de conversaciones para que puedas adaptar el tipo de preguntas a contextos específicos y métodos de reformulación, que te ayudan a reconfigurar una pregunta en caso de alguien no responda de manera satisfactoria.
En mi opinión, El arte de hacer preguntas es como un mapa hacia un mundo de posibilidades que con frecuencia pasan desapercibidas. En cada página, aprendemos a transformar la curiosidad en cambio y la duda en claridad. Así que no te enfoques en preguntar más y pregunta mejor, recuerda, como también decía mi tío, que “la verdadera sabiduría está en quienes saben cuestionar”.
Opinion para Interiores:
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Economista egresado del ITAM y maestro en Administración de Negocios por la Universidad de las Américas Puebla. De 1995 a 2019 se desempeñó como funcionario público. Su conexión con el pádel se fusiona con una exitosa carrera empresarial y su compromiso filantrópico.