Día de las Naciones Unidas

  • Luis Soriano Peregrina
Es oportuno cuestionar si los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas continúan vigentes

El 24 de octubre de 1945, entró en vigor la Carta de las Naciones Unidas, pero fue dos años después en 1947 que se declaró el día 24 de octubre como el Día de las Naciones Unidas, fecha a partir de la cual cada año se celebra su aniversario, con el objetivo de dar a conocer las actividades que realiza la ONU en todo el mundo, así como su propósito.

Para el año 1945, la organización contaba con 51 países miembros. En la actualidad son 193 los países que la integran, siendo pertinente mencionar casos sorpresivos como que el Estado Vaticano es uno de los que se han negado a firmar su adhesión bajo el argumento de ser un país con estatuto de Observador Permanente.

Los países miembros se reúnen en asambleas para tomar decisiones en temas como: paz y seguridad, desarrollo sostenible, cambio climático, desarme, derechos humanos, emergencias humanitarias, terrorismo, igualdad de género, salud, producción de alimentos y gobernanza, entre otros.

Pero, ¿qué es la Carta de las Naciones Unidas? Es un tratado internacional que sirvió para fundar la ONU y que es el documento por excelencia en materia de derechos humanos y que encabeza todos los demás tratados internacionales que existen.

Esta carta fungió como la constructora de conjuntar, armonizar y reestructurar los diversos tratados internacionales que ya existían en el mundo antes de 1945, como lo eran los relativos a los derechos de mar, de guerra, internacional, de fronteras; por otro lado, es el documento donde se definen los propósitos y principios de la ONU, así como los procedimientos para encontrar una solución pacífica cuando exista controversia, entre otras cosas.

Antonio Gutérres emitió un discurso significativo en plena pandemia hace cuatro años en razón al 75 aniversario del Día de las Naciones Unidas que vale mencionar:

“… Nos enfrentamos a una pandemia mundial, en todo el mundo la gente con razón alza su voz contra el racismo, enfrentar los problemas es un primer paso, pero también tenemos que resolverlos, disponemos de una guía siempre actual para abordar nuestros problemas comunes y solucionar las carencias del mundo. Esa guía es la Carta de las Naciones Unidas, la carta se firmó hace 75 años y sus principios mantienen la misma vigencia hoy en día. La fe en los derechos humanos fundamentales, la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, la dignidad y el valor de cada persona, el derecho internacional y el arreglo pacifico de las controversias, mejores niveles de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, la permanencia de estos valores nos llevará a un nuevo futuro, el futuro en el que dejemos de dañar el medio natural y empecemos hacer frente al cambio climático, donde rechacemos la intolerancia y celebremos la riqueza de la diversidad humana, donde los jóvenes nos guíen en las calles, en las escuelas, en la sociedad, las naciones unidas se fundaron antes de que surgieran las amenazas como la ciberdelincuencia y el discurso de odio en internet, pero nuestra carta nos indica también cómo estar a la altura de esos desafíos, hagamos realidad esta visión de paz, derechos humanos y justicia para todos, sumamos nuestras fuerzas con humanidad, con unidad, todos juntos…”.

En esta fecha es oportuno cuestionar si la buena voluntad y lo formidable de los documentos y pensamientos generados en los años cuarenta del siglo pasado que contiene esta Carta, continúan vigentes. Se considera que la pregunta debería ser: si en el Día de las Naciones Unidas, conforme nuestra realidad, con todos los vicios que con el paso del tiempo se generan, ¿debe de seguir existiendo la estructura internacional como la que actualmente prevalece o esta debe cambiar?, entendiendo que hoy todo está al alcance de un clic desde casa, que vivimos una realidad totalmente distinta a la que se vivía en 1945.

Lo mismo lo debemos repensar en Latinoamérica, entendernos a nosotros bajo nuestras propias culturas, historias, tradiciones y formas de ver la vida, totalmente diferentes a cómo la pudieron ver aquellos 51 países fundadores de la ONU, y más aún, a nuestra actual realidad, en la que hemos evolucionado en reconocernos y autodeterminarnos positivamente como pueblos originarios, cuando en el pasado eso era mal visto, hasta por aquellos que eran más empáticos con las personas.

Esto obliga al Estado mexicano a replantearse qué queremos, hacia dónde vamos, qué es lo que buscamos, todo lo anterior con base en lo que hoy somos: una nación que poco a poco busca depender menos del norte y fortalecer más y mejores alianzas con el sur del continente. Somos una nación que finalmente está generando su propia relatoría ideológica con base en al entendimiento nuestra esencia mediante el humanismo mexicano; esto lo que tenemos que comprender y valorar, el fortalecimiento de nuestra propia realidad, incluso se tendría que analizar si es útil conservar estructuras como las Comisiones de Derechos Humanos, tanto nacional como estatales, que de manera tradicional se tienen desde antes del presente siglo, considerar estructuras acordes y pertinentes al mexicanismo, como pudieran ser las Defensorías del Pueblo, en las que se atiende el derecho humano del individuo pero con un alto enfoque y apoyo al entorno, a la comunidad, a entender que los individuos somos parte del pueblo, de la naturaleza, donde de manera armónica debemos de transitar todas las personas.

En Puebla toca repensar todo el concierto de los derechos humanos y entendernos cómo estamos funcionando, actuando, qué  instituciones tenemos y a que áreas damos atención; pensar que en Puebla no existen instancias que atiendan la discriminación, salvo que se configure como delito y la visión sea solo sancionatoria, con esta perspectiva solo se logra incentivar y potencializar que la violencia sea mucho más grave desde sus orígenes, es imposible prevenir las violencias, sino contamos con políticas públicas y políticas de estado que atiendan los orígenes de dichas violencias, creer que combatiendo sus resultados, como lo es el delito es la solución, sin embargo esto solo motivará que el Estado se violente cada vez más.

Es importante que quien tiene o tendrá el privilegio de encabezar los trabajos para servir desde lo público a la dignificación de los derechos humanos, no pertenezca a un grupo de políticos improvisados que ven estas posiciones la oportunidad de iniciar, fortalecer o continuar en una posición política, o que busquen cambiar su realidad económica afectando a toda la comunidad. No podemos permitir que estas instancias sigan siendo espacios generadores de de víctimas, necesitamos que las personas que encabecen estas estructuras estén capacitadas y con el perfil idóneo para atender las causas y no las consecuencias, que si no lo son, se preparen y estudien; que no suceda lo que en estos últimos cinco años hemos vivido en Puebla: la total desaparición de los derechos humanos en nuestro Estado, primero por ignorancia y desconocimiento del cargo y encargo que tenían y después por la incapacidad y mala fe de pretender mantenerse en el poder, no por lo que hacen sino por sus vínculos políticos, generándoles beneficios económicos y de poder al político/empresario en turno. Es tiempo que los derechos humanos se tomen con seriedad, porque la dignidad de las personas es cosa seria.

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Luis Soriano Peregrina

Abogado, defensor de derechos humanos. Fue subsecretario de Derechos Humanos y primer encargado de la Comisión de Búsqueda en Puebla. Actualmente es director para América Latina de la Organización Mundial de DH y Paz y presidente de Voz Ciudadana por los Derechos Humanos