Tecnología para la búsqueda de personas desaparecidas

  • Jerónimo Chavarría Hernández
Las nuevas herramientas tecnológicas han apoyado a colectivos de búsqueda de personas

Hasta mayo de 2022, México superó la cifra de cien mil personas desaparecidas y no localizadas. En lo que va de 2023, desaparecen en promedio 32 personas al día, un 24 por ciento más que en el mismo periodo de 2022 según registros de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB). 

El incremento de la violencia en nuestro país ha propiciado que la problemática de las desapariciones se agudice de manera alarmante. Esto ha propiciado que los colectivos dedicados a la búsqueda de sus familiares desaparecidos integren y adapten nuevas herramientas tecnológicas que ayuden a optimizar tanto el tiempo como el área de búsqueda de fosas clandestinas. 

Desde hace varios años, pero sobre todo en los más recientes, los colectivos y las familias de personas desaparecidas han encabezado búsquedas en el terreno, en ocasiones directamente, con picos y palas o utilizando algunas tecnologías. Dentro de las primeras herramientas utilizadas para este fin, está la varilla en forma de “T”, que se encajaba en el suelo a cierta profundidad para después verificar olores característicos de restos humanos en estado de descomposición. Con el paso del tiempo este dispositivo se ha ido complementando con otros equipos electrónicos como los detectores de metales

En los últimos años se han adaptado herramientas tecnológicas a la localización de fosas clandestinas que originalmente estaban destinadas para otros fines; de estas podemos mencionar a la percepción remota, y el modelado junto con el análisis geoespacial mediante los llamados Sistemas de Información Geográfica (SIG o GIS por sus siglas en inglés), herramientas que han sido y son utilizadas en disciplinas como la geografía, biología, ciencias ambientales, concretamente para el estudio del territorio. 

El término de percepción remota se utiliza para definir el estudio de la superficie terrestre sin estar en contacto directo con ella. Este se puede dar a través del análisis de grandes cantidades de datos e imágenes, obtenidos por sensores ópticos y de radar aerotransportados como satélites, aviones o drones. 

Por otro lado, los SIG permiten hacer modelos del terreno (tanto en 2D como en 3D) para análisis espacial en diferentes rubros y contextos, como la agronomía, biología, el clima, la deforestación, la arqueología y recientemente aplicándose en el área forense. 

Es importante mencionar que estas herramientas no detectan cuerpos, más bien se podrían describir como herramientas complementarias que pueden detectar alteraciones, variaciones o inconsistencias sobre la superficie del terreno permitiendo inferir la posible localización de una fosa o entierro clandestino. 

Debido a que la aplicación de esta tecnología no es infalible, para obtener buenos resultados es necesario complementarla con trabajo de campo en el contexto de cada problemática específica. Es decir, cada lugar y persona tiene su propio contexto social, económico y cultural que debe ser considerado a la hora de aplicar estas herramientas. 

De los países con cierto nivel de éxito en el uso de estas herramientas se encuentran Bosnia-Herzegovina e Irak, ambos en un ambiente de conflictos bélicos, contexto diferente al de nuestro país. 

Desde 2019 se han estado realizando trabajos y eventos para dar a conocer estas herramientas, sin embargo, la mayoría de las tecnologías de búsqueda forense, aún no se utilizan en México o su uso se limita a un número reducido de casos. CentroGeo, el Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México (PDH Ibero), Ibero Tijuana, Ibero Puebla, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), Data Cívica son algunas de las instituciones que han realizado aportaciones académicas con relación al uso de la tecnología de búsqueda forense234. 

Por último, es evidente que se ha recorrido un gran camino en la búsqueda de personas desaparecidas y la localización de fosas clandestinas, sin embargo, también es evidente que hay una necesidad urgente de incorporar tecnologías como la percepción remota (imágenes satelitales, LiDAR, georadar, resistividad, multiespectrometría e hiperespectrometría, etc.) y los Sistemas de Información Geográfica para el análisis del terreno, en combinación con las ya utilizadas (información de contexto, testimonios de sobrevivientes, información digital de celulares y redes sociales, etc.), con el fin de fortalecer metodologías que permitan agilizar y mejorar el proceso de búsqueda

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Jerónimo Chavarría Hernández

Maestro en Ciencias en Edafología del Colegio de Posgraduados. Biólogo por la UAM - Iztapalapa Actualmente Jefe del Laboratorio de Cambio Climático y Ordenamiento Territorial en la IBERO Puebla.