El patrón protocariota

  • Alejandra Fonseca
El patrón sólo obedece a sus instintos, a sus impulsos, a sus ímpetus primarios, a sus jefes

Me pregunto si el patrón algún día se pudiera arrepentir por el acoso que durante años ha llevado a cabo, junto con su cofradía, hacia muchachas que han llegado a la empresa. A ellas les cambió la vida porque, aunque no lo dicen abiertamente, ese inicio de sus vidas sexuales les dejó asco, rechazo y desconfianza hacia los hombres, además de pesar ante la vida.

¿Qué se necesita para sentir arrepentimiento? Según la Biblia: “El arrepentimiento es mucho más que limitarse a reconocer que se ha obrado mal; es un cambio en la manera de pensar y en el corazón que brinda una nueva perspectiva de Dios, de uno mismo y del mundo.”

Primero: "Debe reconocer que ha obrado mal". ¿Será que el patrón pueda reconocer algo? Sólo miedo a su esposa, que se entere que abusa de jovencitas; de sus idas perpetuas al 'putero' donde su hijo lo va a traer, cubriendo de dónde vienen. Ella le perdona su alcoholismo porque sabe que toda la vida ha bebido sin medida ni descanso. Pero cree que no pasa nada.

Segundo: "Es un cambio de la manera de pensar". ¿Cómo se cambia de manera de pensar? Se tendría que querer cambiar. ¿El patrón querría cambiar de manera de pensar? ¿De qué a qué? Tendría que identificar la manera de pensar que tiene para de ahí partir. Alguna vez lo escuché hablar con otro de sus compañeros, que creían estaban solos, y lo que dijeron traslucía el más ruin envilecimiento y degradación.

Durante muchos años he tratado con personas que conocen lo más oscuro de la calle: prostitutas, padrotes, gays, bisexuales, judiciales y demás, y nunca había oído expresiones tan bajas y asquerosas; no se contuvieron en nada de lo que su enferma imaginación y torcida fantasía les obligaba, pasándose a traer a todas las mujeres con las que trataban, aún fueran las esposas de los jefes.

Tercero: "Es un cambio en el corazón que brinda una nueva perspectiva de Dios, de uno mismo y del mundo". El patrón, a sus sesenta años, con sólo primaria sin la más mínima claridad mental o lógica natural que le permita estructurar su día a día, sin lecturas, análisis, objetividad, ni pensamiento crítico, sólo obedece a sus instintos, a sus impulsos, a sus ímpetus primarios, al aroma del alcohol que lo nivela y, a medias: a sus jefes.

Haciendo un símil: el patrón es una célula procariota, un organismo unicelular, con material genético disperso en el citoplasma, juntado en un nucleoide. No hay diferenciación.

¿Y yo preguntándome si algún día pudiera, no arrepentirse que es mucho para una célula protocariota, sino darse cuenta de que su vida está bien jodida?

Son nulas las posibilidades, ya no que toque fondo, sino que acaricie la superficie...

alefonse@hotmail.com

 

 

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes