Mensajes y mandatos del pueblo mexicano

  • Rafael Alfaro Izarraraz
El triunfo de una mujer presidenta es el triunfo cultural de las mujeres mexicanas

El triunfo de Claudia Sheinbaum es la más bella expresión política de uno de los mandatos más importantes e históricos expresados por la voluntad popular. Claudia, una mujer, será la presidenta del pueblo mexicano. Se trata de la decisión de un pueblo tradicionalmente vinculado con la figura del “macho” mexicano. Claudia ha roto con el paradigma de la falsa creencia de que las mujeres no cuentan con la capacidad suficiente como para gobernar su casa y, por tanto, igualmente carecen de las cualidades para participar en político y gobernar un país. El triunfo de una mujer presidenta es el triunfo cultural de las mujeres mexicanas.

Claro mensaje: el pueblo mexicano ha reconocido en Claudia Sheinbaum como la continuadora del legado de Andrés Manuel López Obrador. Ella misma lo expresó durante el cierre de campaña en el Zócalo, se declaró honradora del legado político de AMLO, al que calificó como el promotor principal de la hazaña de haber derrotado al PRIAN y heredar un proyecto transformador. El 2 de julio el pueblo ratificó que, efectivamente, reconocía en Sheinbaum como la portadora de la tradición política del obradorismo. A su disciplina administrativa, su formación científica e inteligencia, se suma el compromiso de dar continuidad al proyecto obradorista.

El legado de Obrador, el más trascendente, es aquel que establece que el pueblo es el principal agente de la transformación y que, con el pueblo todo se puede, acompañándolo con inteligencia y perseverancia y que, sin el apoyo del pueblo no se logra nada. El ejercicio del gobierno está lleno de imponderables, que podrán ser vencidos con el respaldo del pueblo como ha quedado demostrado en la biografía política del obradorismo. Bajo esa lógica, el pueblo le ha transferido a Claudia el poder con el fin de que sea el pueblo el pilar sobre el cual se construya el segundo piso de la Cuarta Transformación.

El pueblo ha mandatado a Claudia Sheinbaum para que las políticas sociales orientadas a eliminar la pobreza continúen. Que se priorice socialmente a los que menos tienen y que la pobreza sea erradicada en otros niveles del pueblo en donde se encuentra la población no en pobreza extrema sino también en pobreza, lo que implica que el pueblo pase penalidades. Terminar con la triste imagen de mujeres cargando niños en las calles pidiendo limosna, familias divididas con sus hijos en diferentes esquinas solicitando dinero para sobrevivir utilizando a los niños con el propósito de “sensibilizar” a los automovilistas.

El pueblo mandata al gobierno para que modifique la manera en que se aplica la justicia en México. AMLO pidió al pueblo que le diera más poder y el pueblo ha respondido: con los datos preliminares de la votación todo indica que la alianza encabezada por Morena tendrá mayoría y el poder de mandar en el Senado y la Cámara de Diputados, y que, el Plan C podrá ser una realidad. Uno de los primeros pasos que mandata es reformar al Poder Judicial para que los ministros de la Corte sean elegidos a través del voto popular. No se trata de un cambio en la manera de elegir a los magistrados sino de un proyecto que tiene como fin cambiar la manera en que se aplica la justicia en México, actualmente al servicio de las élites.

El pueblo entiende y traduce este principio de gobierno en términos de que todos somos iguales y que bajo esa lógica las personas de condición humilde ya no están dispuestas a vivir el atropello del poder. Que ante las injusticias ellos deben defender sus derechos y que más allá de esa defensa existe un gobierno que les dará la razón cuando así ocurra.

El pueblo mandató que el INE se toque y deje de ser un organismo paraestatal. Se acabó la era en que a pesar de que los votos ya no son contados por el Estado, el instituto permanecía como un órgano secuestrado desde el poder y convertido en organismo paraestatal y parapartidista. El pueblo manda el mensaje de que nunca más habrá un instituto electoral que se asemeje a un pastel cuyas rebanadas sean repartidas entre los integrantes de los partidos políticos y que eso se traduzca en un organismo paraestatal que organizaba las elecciones bajo la fachada de un instituto ciudadano. Los consejeros del instituto y su presidente deben ser electos por el pueblo y de manera democrática de tal manera que sirvan al pueblo que será el que los elija.

El pueblo mandató que los programas sociales, que son una conquista materializada por Obrador, no sean administrados por la derecha o los también llamados conservadores mexicanos. De manera definitiva, el pueblo no le creyó a la derecha el discurso de que ellos están a favor de los programas sociales. El pueblo votó a favor de quienes han demostrado congruencia en la estrategia de que los programas sociales se conviertan en un derecho legal establecido por la Constitución y que, de esa manera, se anule cualquier política que tienda a eliminarlos o bien usarlos con fines político electorales, como ocurría en el pasado. El Derecho es derecho cuando el que gobierna lo hace con coherencia: lo que dice es lo que hace.

A la oposición también le envió un mensaje contundente: los productos milagro son un engaño y con ellos quieren que regrese la corrupción y los gobiernos de los ricos. El pueblo ha rechazado de manera contundente a Xóchitl Gálvez, la candidata de la derecha, que fue postulada con el fin de disputarle al obradorismo su carácter plebeyo. La derecha ha probado todo tipo de estrategias para recuperar el poder, la última de ellas ha sido la de colocar a una supuesta vendedora de gelatinas que vino desde abajo y se hizo rica, millonaria y hoy importante empresaria. El pueblo entendió que su riqueza vino del uso de posiciones de poder para beneficiar a sus empresas, como parte del Cártel inmobiliario de la Ciudad de México.

El pueblo ha derrotado una vez más a los medios de comunicación tradicionales que estuvieron detrás del producto electoral que quisieron vender como un fenómeno electoral. A ellos también les envió un mensaje: se acabaron las épocas en donde las telenovelas podían traducirse en hechos de la vida real. La telenovela de “María la del barrio” que quiso representar Xóchitl en la vida política, ha terminado en un rotundo fracaso. Es la peor decisión política que ha tomado la derecha, el haber postulado a Xóchitl Gálvez como candidata presidencial pues por primera ocasión sus porcentajes de votación irán a la baja comparado con los obtenidos hace seis años.

No cabe la menor duda, el pueblo manda y ahora fue contundente: habrá segundo piso de la Cuarta Transformación.

 

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Rafael Alfaro Izarraraz

Periodista por la UNAM, maestro por la UAEM y doctor en Ciencias por el Colegio de Postgraduados-Campus Puebla. Es profesor del Doctorado en Ciencias Sociales de la UATx y Coeditor de la revista científica Symbolum de la Facultad de Trabajo Social, Sociología y Psicología.