Ciencias y Matemáticas en los libros de texto

  • Lorenzo Diaz Cruz
La educación de un país es tan importante que merece un debate amplio

Estas semanas hemos visto un acalorado debate en los medios y redes sociales sobre los libros de texto, tanto por su contenido como por la ideología que se dice representan. Por una parte, se dice que hay una orientación hacia ideas muy radicales e incluso hasta comunistas, pero viendo el sistema económico en el que vivimos, tales afirmaciones parecen más bien un delirio macartista. No nos interesa entrar a ese debate, más bien nos gustaría escribir sobre los contenidos de ciencia y filosofía del mismo sistema educativo.

De entrada, nos podríamos preguntar qué es lo deberíamos pedir al sistema de educación pública de México y para responderlo, más que recurrir a los textos académicos, prefiero preguntarme qué esperaría lograr con la educación de mis hijos.  Los siguientes puntos son lo que yo resaltaría como metas principales de la educación de una persona:

1. Pienso que lo primero que se debe inculcar a los niños y niñas es cuidar la vida, la propia y de los demás, de la naturaleza, no permitir que les hagan daño, tampoco causárselo a los demás, que aprendieran a no destruirse con sustancias o ideas suicidas. Pediría también que aprendieran a cuidar su propia salud.

2. Lo segundo es que fueran capaces en algo, que lograran descubrir algo que los apasione, que desarrollen ese talento, en lo que fuera, lo que eligieran, que les guste tanto que lo harían con gusto, que disfrutarían aprenderlo y aplicarlo. Podría ser una afición o un modo de vida, un trabajo. Aceptar que también hay cosas que debemos aprender, aunque nos cueste hacerlo, con esfuerzo y disciplina.

3. Que lo que consiguieran en la vida fuera de forma honesta, que se lo ganaran derecho, sin pisotear a nadie, sin buscar ventajas ni hacer trampa. Que además apreciaran poder ayudar a los demás con gusto y generosidad, y que tampoco teman pedir ayuda, y agradecerlo al recibirla.

Desarrollar eso, o fomentarlo, es lo que yo le pediría a la escuela. Pienso que como sociedad nos deberíamos poner de acuerdo para que la educación y formación de casa y escuela fueran coherentes y se retroalimentaran. Que ese proceso educativo busque formar seres humanos buenos, felices, nobles y con capacidad para aportar a la sociedad.

Luego, me parece que los planes de estudio y los libros de texto deberían enfocarse en lograr una educación que esté en resonancia con esos valores. Así pues, los planes deben tener un contenido de ética, que enseñe el respeto a las personas de todas las razas, género o creencias. En la escuela se debe aprender a convivir, a cooperar con los compañeros, aprender a cuidar el ambiente escolar, como en Japón donde los estudiantes se encargan de limpiar su escuela.

Se le debe dar un énfasis al arte y la poesía, para lo cual es importante aprender bien la lengua, incluyendo la de los pueblos originarios. Así como se aprende inglés, se debería enseñar una lengua indígena, por cultura e identidad, tal como lo hacen en Irlanda con el Gaélico. Pero incluso antes de aprender a leer y escribir, se puede enseñar el ritmo de la poesía, con trabalenguas, rimas, canciones, etc. De igual manera se debe enseñar música, teatro, pintura, como alimento del espíritu.

Otro aspecto que se debería enseñar son los elementos prácticos, tal vez en la secundaria, se debería aprender cómo cultivar plantas, el cuidado de los animales, aprender a hacer reparaciones mínimas, como usar un taladro o una brocha, saber poner una inyección o reparar una prenda de vestir. No propongo que todos aprendan todo, pero sí que entre todos lo sepamos todo. Nada de eso hace daño, y puede servir mucho en los asuntos cotidianos de la vida. 

Luego, en lugar de enseñar las disciplinas científicas por separado, yo propondría empezar desde la primaria con la observación de la naturaleza, describir los fenómenos, descubrir cómo aparecen regularidades y patrones. Aprender luego a identificar qué rama de la ciencia estudia el fenómeno en cuestión, y los métodos que se usan.

Me parece que es muy poco lo que se aprende cuando se enseña en la secundaria que la segunda ley de Newton dice que la fuerza es igual a la masa por la aceleración (F=ma). Se aprende mucho más a profundidad, cuando explicamos que, si un beisbolista le pega con la misma fuerza a una serie de pelotas de diferente masa, llegarán más lejos las más ligeras, y apenas se moverán las más pesadas. Me parece un error querer enseñar la Física, con los contenidos que se estudian a nivel profesional, algo que incluso al estudiante de licenciatura le cuesta entender. Por otra parte, se debe reconocer que en secundaria o preparatoria los estudiantes están aprendiendo física o química, al mismo tiempo que aprenden matemáticas. Luego, no puede basarse el aprendizaje de las primeras asumiendo el dominio de las segundas.

Tal como recomienda el proyecto “Ciencia para el ciclo K12”, de las Academias de Estados Unidos: la mejor manera de aprender ciencia es tratar de seguir el proceso mismo como se crea la ciencia. Esto parte de indagar, cuestionar, luego medir propiedades, finalmente formular explicaciones de un fenómeno. Para ello se deben buscar proyectos bien definidos, adecuados a la edad de los estudiantes.

Mucho se habla también sobre la importancia de las matemáticas en la educación básica, algo con lo que estoy de acuerdo, pero sólo en parte. Creo que es importante ponernos de acuerdo sobre la clase de matemáticas adecuada a cada nivel. De hecho, puedo decir que yo mismo, como físico teórico, primero veo las matemáticas de una manera práctica, las aprecio primero, porque me sirven para describir la naturaleza. Entonces, creemos que es válido cuestionar la forma de enseñarla. Entiendo y disfruto saber que el teorema de Pitágoras es válido para el conjunto de todos los triángulos rectángulos, pero no estoy seguro a qué edad se puede apreciar la generalidad y el rigor detrás de ese conocimiento.

Si lo que se hace tradicionalmente funcionara no habría tanta gente que odia las matemáticas, que tiene amargos recuerdos de sus cursos de Álgebra o Trigonometría, incluso gente adulta que reconoce que tienen problemas para sumar fracciones. Quizás ayudaría verlo de una manera más concreta, por   ejemplo, si queremos sumar 1/2 y 1/3, podemos imaginarlo como si tuviéramos 2 rebanadas de un pastel, y quisiera tener rebanadas del mismo tamaño, para ello puedo probar partir en 3 la primera, para tener 3 porciones de 1/6, luego parto en 2 la segunda, para tener 2 rebanadas de 1/6, así puedo sumar los pedacitos, que ahora son del mismo tamaño, y finalmente concluyo que tendría 5/6.

Ahora, sobre los libros de texto he leído opiniones de todo tipo, así que para salir de dudas me puse a leer algunas páginas del libro “Nuestros saberes”, para sexto año de la primaria. En primer lugar, puedo decir lo que sí me gustó de esos libros, por ejemplo que se incluyan imágenes de personas de todos los grupos que habitamos en México, eso es de reconocerse, sobre todo porque vivimos en un país cuya TV prefiere mostrar actores blancos con rasgos europeos, que morenos de Guerrero o Oaxaca. También me gusta que tenga una sección denominada “Profundicemos”, que en principio serviría para extenderse en algunas explicaciones o con material nuevo. Me gusta también que los libros tengan un contenido básico de material, pues con tanto material disponible en la red, es algo obsoleto hacer un libro muy extenso.

Por otra parte, no me parece muy acertadas algunas definiciones sobre temas de ciencias, aunque sean parcialmente correctas, por ejemplo en la página 126 se presenta la definición de un hoyo negro, dice que “son los restos de estrellas masivas”, lo cual es correcto, pero enseguida dice que “se componen de gas y polvo”, lo cual es incorrecto o al menos inexacto, a menos que fuera el caso del disco de acreción. Me parecen mejor las definiciones que aparecen en la página 112, sobre reacciones químicas, átomos y moléculas.  

Finalmente diría que lo que menos me gusta de esos libros es que parezcan como una lista de definiciones, un tanto aisladas y con un texto de un estilo muy seco, no tanto porque sea breve el contenido, más bien porque parece un conjunto de lecturas desconectadas. Me gustaría que esas cápsulas invitaran al estudiante a entusiasmarse con la ciencia. 

Por otra parte, no me parece ético que se usen los libros de texto como parte de la arena electoral, aunque ya se nos venga encima. Una mejor actitud sería tomarlos como punto de partida y proponer mejoras específicas, como han expresado algunos especialistas en educación.

Es válido que se presente ese debate en los medios, pero debería darse con mejores bases y conocimientos. De hecho, me pregunto cómo responderían un examen de conocimientos de matemáticas, tanto los periodistas que critican los libros, como los mismos autores de los libros, o los abajo firmantes que también los critican; me temo que muchos de ellos reprobarían, porque el nivel de conocimientos de la mayoría es muy pobre, como lo ilustran las pruebas internacionales que se han aplicado en diversos años. 

Por otra parte, para juzgar lo que se tiene, no debemos olvidar que desde hace mucho tiempo la educación ha estado muy mal, eso lo dicen los datos. No hay nada que defender del pasado, por mucho que se pueda y se deba criticar del presente.

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Lorenzo Diaz Cruz

Doctor en Física (Universidad de Michigan). Premio Estatal Puebla de Ciencia y Tecnología (2009); ganador de la Medalla de la DPyC-SMF en 2023 por su trayectoria en Física de Altas Energías. Miembro del SNI, Nivel lll. Estudios en temas de educación en el Seminario CIDE-Yale de Alto Nivel (2016).