4T: ¿Gobernadores con experiencia?
- Antonio Tenorio Adame
La elección de seis gobernadores este 5 de junio, plantea el dilema, ¿por quién votar?
Las encuestas señalan con seguridad el triunfo de Morena en Oaxaca, Hidalgo, Quintana Roo, en tanto que priva la incertidumbre en Tamaulipas y Durango, siendo Aguascalientes un estado donde la alianza ‘Va por México’ hace sentir su arraigo. El PRI perderá su base territorial.
Por la negativa
La victoria servirá para el control territorial de los partidos vencedores. En tal virtud, los candidatos son presentados por los partidos políticos, con el fin de que su popularidad atraiga el compromiso del voto público.
La guía del elector para decidir su voto son dos predominantes: el respaldo de las políticas públicas a favor de los sectores populares, y la tendencia de las simpatías sociales que se expresan en las encuestas.
En ambas tendencias apuntadas con anterioridad se percibe el principio de apoyar a quien representa el poder. Así, Morena es el partido más favorecido, lo cual de confirmarse con los cómputos respectivos, registrara un nuevo mapa electoral.
El partido más afectado es el PRI ya que de 21 gubernaturas que detentaba en 2020, ahora se espera se vea despojado de todas. El PRD perdió sus entidades emblemáticas, Michoacán, Tabasco, Ciudad de México, mientras el PAN mantiene sus centros de poder en relativo equilibrio al perder sólo dos de sus gobiernos estatales y quedar de 11 a 9 entidades gobernadas. El PRI se extingue con tendencia a desaparecer.
Los candidatos a gobernadores del partido en el poder siempre disponen del plus de identidad con el máximo poder, con otra ventaja que a veces reciben como es el cargo y responsabilidad de ser Delegado del Bienestar, o secretario local de políticas públicas asistenciales, desde ahí se ubican en la mira espectacular de ser conocidos por la población en general y los electores en especial.
Por la afirmativa
En México no existe una carrera profesional para alcanzar el grado de gobernador; lo más parecido en la práctica es el transitar por puestos claves del gobierno local, uno es el Secretario de Gobierno y otro es la Presidencia de algún municipio preferente la capital, sin que sea garantía como lo demuestra la defenestrada actuación de Mario Marín.
La denominada asociación civil ‘Por un México seguro’, invita a que los candidatos transparenten sus propuestas a través de su portal, en relación con: lavado de dinero, prevención social de la delincuencia, trata de personas, tráfico de armas, procuración e impartición de justicia, entre otras más como drogas, reinserción social, derechos humanos, y vinculación con otros niveles de gobierno.
Su convocatoria no ha sido acogida lo suficiente, quizás por su inclinación parcializada. Por lo que cierra su llamado con la amonestación de considerar sus limitaciones con la falta de compromiso de los candidatos con la sociedad civil, desinterés de dialogar con los votantes, y absoluto desconocimiento cómo enfrentar los problemas de seguridad”.
Cabe advertir, la seguridad no es el único problema a resolver, entre otros prioritarios destacan la hacienda pública, la promoción económica, etc.
Por supuesto “México seguro” no incluye su carencia de confiabilidad como afectación a las asociaciones civiles. El método es factible cuando sea respondidos por organismos civiles bien acreditados como las universidades públicas que gozan de un rango de confiabilidad reconocido.
Como también que las plataformas electorales de los partidos cubran adecuada y racionalmente estos temas como compromisos de plan de gobierno cuando alcancen a ganar en las urnas.
Para efectos constitucionales
Votar por candidatos con experiencia en cualquier nivel de gobierno significa que los partidos procuren formar esos cuadros con esmero, siempre que en las estructuras administrativas existan los “albergues”, o “incubadoras” de formación política, como ocurre en los Estados Unidos donde la vicepresidencia se ubica como líder del Senado desde donde adquiere una experiencia panorámica total, al grado de convertirse en potencial candidato a la Presidencia del país.
Por ahora se vota más por un partido que por un candidato, aunque a veces resulta que un magnifico candidato no es un buen mandatario.
El requisito dominante es el de la residencia por el cual se le otorga la confianza cívica del voto al votar por una identidad similar al elector, aunque a veces se confunde con la popularidad resultado de la propaganda.
Como experiencia histórica excepcional se registra la del mejor presidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, quien recorrió todos los escalafones administrativos del Ejército, de la administración y del partido, pero sobre todo fue un servidor leal a la nación.
Ese es el modelo a adoptar de un buen gobernante.
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Licenciado en Economía por la UNAM, y docente en la BUAP. Fundador de la Academia de Historia y Crónica Parlamentaria y cofundador de la Asociación de Periodistas Democráticos junto con Renato Leduc. Ha sido diputado federal en diversas legislaturas, desde donde ha impulsado la apertura democrática.