El fuerte anuncio que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre su participación en la Cumbre de las Américas a celebrarse en los Estados Unidos donde, no sólo deja claro que la política exterior cambió sino también, que los países centro y sudamericanos ven a México con el gobierno de AMLO, como el país que por fin tomó su papel como el protector de Latinoamérica, como un gobierno que profesa la no intervención al mismo tiempo que pide la inclusión de todas las voces, sin importar de donde emerjan.

Y no es para menos, en el momento que AMLO dijo que, si no se invitan a todos los países de América, México solo enviará un representante, se dieron varios mensajes; el que más resuena es que el gobierno mexicano ya no está siguiendo las indicaciones que salían desde la Casa Blanca como venía pasando con gobiernos anteriores, en una demostración no sólo de soberanía sino también de solidaridad en defensa de la inclusión.

El segundo mensaje es que en el plano internacional, AMLO ya no se encuentra solo, pues no es coincidencia la gira del Presidente por países de América Latina y el Caribe donde de manera muy especial los presidentes de Honduras, El Salvador y Cuba se acabaron en halagos al presidente de México al punto de que el mandatario de Honduras pronunció ese cántico de los morenistas en México: “Es un honor estar con Obrador”.

Ya alejados se ven esos tiempos de enemistad donde los titulares del gobierno mexicano les decían “comes y te vas” a representantes de otros países, o donde se tomaban fotos un día con un presidente latinoamericano para luego decirle dictador por que no era cómodo para los intereses de nuestro país vecino; y es que, ese tipo de política dejaba de lado los intereses nacionales para ser simplemente un apéndice de los Estados Unidos.

Y es que esto nos deja un tercer mensaje en el que se ve un proyecto de política exterior donde México sea el líder y mediador de Latinoamérica hacia el mundo, ya que en este acto sin precedentes donde Honduras, Bolivia e incluso Argentina, salen también a dar su respaldo a la postura de “si no se invita a todos no voy”, crece la figura de México hacia el exterior e incluso plantea un escenario para los gobiernos venideros: o los Estados Unidos entienden que ya no somos su patio trasero (ni delantero), y empiezan a reconocer la soberanía latinoamericana o buscan someter y presionar a los gobiernos para seguir obedeciendo sus instrucciones, y esto último mete en un dilema a los gobiernos históricamente entreguistas, ya que el paso dado por Andrés Manuel deja la política de la región volcada contra la política de los gobiernos de derecha, donde las instrucciones de qué hacer en sus países, se recibían con remitente en Washington.

FB Luis Norberto Vazquez
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