Estamos en la antesala de las campañas del 2024, preparándonos para disputar las próximas seis gubernaturas que se renovaran este año. Normalmente en otro sexenio para estas fechas tendríamos ya una idea de quiénes serían los candidatos más obvios de la mayoría de los partidos políticos; también tendríamos dudas sobre el nivel de competencia y sus variables según el candidato que pueda llevar cada partido, pero este sexenio es inusual en más de un sentido.

Nos encontramos con una oposición que en los poco más de tres años de gobierno no ha aprendido a generar un discurso que conecte con el electorado, que más pareciera un niño emberrinchado diciendo a todo que no, que una oposición a la altura de un país tan importante como lo es México, con errores tan básicos como insultar llamándole acarreados, bots, chairos y demás sobrenombres a un electorado que los cuestiona y, que esta oposición por sí misma no tiene un proyecto de dónde sostener su propio discurso, que baila al son de la agenda que mandan desde Palacio Nacional.

Esta semana se vivió un claro ejemplo. La discusión de la Reforma Eléctrica que mandó el presidente Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados, generó un escenario idóneo para los amantes de la política, encontrándonos con una reforma parcialmente aprobada, ya que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya había validado varias reformas por separado que se dieron en marzo del 2021; sólo faltaba la nacionalización del valioso litio mexicano, que incluso de no ser aprobada la Reforma Eléctrica, ya estaba lista una reforma a la Ley Minera para nacionalizarlo por otra vía.

Esta era ya una batalla perdida para la oposición donde incluso un cabildero de una empresa italiana fue exhibido con una diputada del PRD generando sospechosismo en los intereses de los que votaban en contra; las únicas maneras de salir dignamente de esta batalla era negociar puntos de acuerdo y sumarse o radicalizarse, votar en contra y luego gritar que fue una derrota para el Presidente ignorando a su electorado y a la aceptación que tenía esta reforma que sólo para esta oposición y sus allegados, era mala.

Y ya conocemos la historia. Votaron en contra celebrando como si hubieran ganado el mundial de futbol; una diputada del PRI llamada Paloma Sánchez incluso salió a burlarse de la gente que pedía a gritos desde afuera de la Cámara de Diputados que votaran a favor de la Reforma Eléctrica, rematando con una afirmación de que no les iba a pedir el voto por que es plurinominal; estaban entregando la Presidencia a Morena sin ir a elecciones.

El ahora PRIANRD no duró ni 24 horas a partir de la votación de la cual se encontraban sus diputados tan orgullosos, para empezar a sentir la presión de la opinión pública en las redes sociales y muchos medios de comunicación que replicaron las voces que les gritaban “traidores a la patria”.

Como si por arte de magia, los asesores políticos del PRIANRD hubieran desaparecido o en una suposición más realista los mismos asesores ya no quieren venir del extranjero, respondieron como han respondido los últimos tres años: alegando un ataque oficialista, campaña de odio, y hasta persecución política, haciendo parecer que nuestros partidos políticos de oposición sufren de un severo caso de ‘Síndrome de Cotard’, más comúnmente llamado ‘síndrome de la negación’, y es que la oposición se está quedando sola sin un discurso, sin propuestas reales que no sea “revertir lo hecho en este sexenio”, entregando la Presidencia por sus propias malas decisiones, quedándose cada vez más solos sin sus electores y con sus militantes en fuga.

Pobre PRIANRD, es tan pobre que sólo les queda dinero.

Facebook Luis Norberto Vázquez
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