Para el Ejecutivo Federal, sólo una cosa interesa, mantener el poder y el voto de los ciudadanos.

Para él, no existen los apagones, la inseguridad, los feminicidios, la violencia, los homicidios, robos o extorsión, los señalamientos de la Auditoría Superior de la Federación, el desvío de recursos, las muertes por COVID-19, eso, ya pasó a segundo plano, lo de “ahorita” es atender a los candidatos, ganar la campaña electoral más grande que ha visto México en el siglo XXI.

Lo de hoy, es contar con perfiles que den el triunfo (no interesa si se encuentran señalados por la comisión de algún delito como violación) lo importante es ganar a toda costa.

Para quienes observamos de lejos, el horizonte se percibe lúgubre.

No hay candidatos con convicciones, hoy  pertenecen a unas siglas, mañana a otras y si se ofrece al otro día aceptan ser postulados por otras,  ciudadanos frescos, que representen correctamente el sentir de la población en general. Por el contrario, parecen candidatos “reciclados” que una y otra vez, aspiran al poder por el poder mismo.

No hay una verdadera campaña de vacunación contra el COVID-19, pues ésta, parece más bien, en estos tiempos electorales, moneda de cambio.

La credibilidad queda a criterio y simpatía de cada ciudadano, sin importar los hechos.

La democracia, exige de la participación de los ciudadanos con derecho al voto, ¿pero cómo lograr el fortalecimiento de las instituciones, si lo que se ha provocado es más bien su debilitamiento?

Lejos de ser un proceso electoral que se celebre, será una contienda por mantener el control.

 Lejos de ser un proceso transparente, amigable, confiable, certero, parece que será un desastre nucelar.

¿Y usted, estimado lector que opina?