¡Basta ya!

  • Marcela Cabezas
El acoso sexual por parte de profesores e investigadores universitarios

El acoso sexual por parte de profesores e investigadores universitarios hacia alumnas y alumnos que se ha exponenciado en los últimos meses en los medios de comunicación ha causado revuelo en las instituciones educativas implicadas, mas, aunque visibilizar la problemática sirve no es suficiente, dado que no existen instrumentos legales efectivos para que los agresores y agresoras sean ajusticiados como deben ser. Por tal, el acoso sexual en los centros educativos se prevé inagotable.

Pululan las denuncias por parte de víctimas de acoso sexual, desde el escándalo de la pederastia en la iglesia católica que se ha ido destapando poco a poco - con penas ínfimas que sin embargo han hecho sacudir las bases de los creyentes en diversos países- hasta las denuncias por acoso en el transporte público. En las universidades, por su parte tal situación considerada como “típica” en la relación jerárquica entre profesor/alumno@ se ha puesto harto en evidencia en los últimos años, a diferencia de tiempos de antaño.

Según la Rae, quien acosa sexualmente “tiene por objeto obtener los favores sexuales de una persona cuando quien lo realiza abusa de su posición de superioridad sobre la que lo sufre” (1), así que, tal practica se nutre de una relación de subordinación que permite coaccionar la victima por parte del poderoso.

Entre los casos harto dateados, dos ilustran tal fenómeno en México y Colombia evidenciando que la problemática trasciende fronteras, y que a estos dos países les unen males varios.  Hace unos meses en la Universidad Nacional de Colombia- la institución pública más importante del país- la estudiante Lizeth Sanabria denuncio por acoso sexual a su director de tesis Freddy Monroy quien desde meses atrás le venía agrediendo; en la Benemérita Autónoma de Puebla las estudiantes de artes decidieron exponer en afiches el nombre de profesores acosadores y ejemplos de propuestas con las cuales serían chantajeadas.

Dos cosas son comunes: en ambos casos el apoyo de la comunidad estudiantil no se hizo esperar, cosa contraria de las autoridades institucionales que se han mostrado poco decididas a tomar acciones disciplinarias efectivas. Entonces ¿qué efecto tiene la denuncia de acoso sexual mas allá de la visibilizarían? Si en el mejor de los casos tal denuncia se hace pública, ya que son muchas las circunstancias que sitian a las agredidas a guardar el secreto.

La estudiante de la Nacional tras considerar, incluso, abandonar su carrera (posgrado en Ciencias Exactas y Naturales) decidió evidenciar en un video a su agresor, enfrentando dos posibles panoramas: el apoyo de demás estudiantes identificadas de manera directa o indirecta en tal situación, y/o el rechazo del gremio de los académicos unido a la indiferencia de las directivas institucionales.  Ver nota (http://www.colombiainforma.info/cucuta-se-pinta-de-violeta/)No sucedió lo primero, pues Sanabria recibió apoyo importante por parte de la comunidad educativa, más si sucede lo segundo, dado que, si bien es cierto Ignacio Mantilla – director de la Nacional en el momento- rechazo el acto, hace unos días Dolly Montoya – nueva directora- avalo el ascenso de Monrroy en la institución educativa, entonces ¿en qué estamos respecto a medidas ejemplares para atacar tal conducta en los claustros educativos?

  

   Los hechos que condujeron a que las estudiantes de artes de la BUAP pasen de lo formal a la “exposición de lo impúdico” no son diferentes, tras diversas acciones de denuncia de las mismas ante directivas de la BUAP sin encontrar una posición responsable ante tales hechos, decidieron tomarse la facultad y exponer el rostro de los agresores e incluso de las propuestas indecentes que hubieran tenido lugar; la intención también fue la de reavivar el debate en contra del acoso en la institución e incentivar a las estudiantes que se identificaran con tal evento. Ver nota(http://www.e-consulta.com/nota/2019-03-22/seguridad/protestan-por-acoso-de-profesores-alumnas-de-artes-plasticas-buap#inner-gallery) Mas, no existe hasta el momento una posición oficial por parte de autoridades y directivas de la institución poblana a pesar de lo público del mitin.

 

  Frente a estos hechos, pocos respecto a la inmensidad del fantasma que recorre a las instituciones educativas, privadas, la iglesia católica, el transporte público, las redes sociales, etc., etc.; siendo apenas unos ejemplos de la inconsecuencia de las directivas burocráticas de las instituciones educativas que parecen no mostrar mano firme respecto a las agresiones evidenciadas se aprecia que:

 

   Las directivas - sumándose de alguna manera al favor del agresor-  ya que “el silencio otorga ”  tal como reza un adagio popular, no cumplen con la función de velar por la integridad física y moral del recurso humano disponible, ya que si no es la cabeza de los claustros educativos quien se muestre firme en rechazo a prácticas agresoras contra la integridad de las mujeres, y los hombres (ya que también se han dado casos, aunque con menos frecuencia), entonces ¿quién lo hará?(...).

 

   Si no basta con la denuncia para que las directivas encargadas hagan lo que deben hacer (que la burocracia funcione), entonces la justicia ordinaria será el medio para seguir, mas, falta mucho para que los casos de acoso sexual en claustros educativos se castiguen ejemplarmente. Ojalá y el camino que ha tomado el ciberacoso al aumentarse la pena y la multa (de 14 meses a 5 años de cárcel, de 5 mil 365 a 33 mil 796 pesos) sea un ejemplo para seguir para que los acosadores en potencia lo consideren “antes de” (...)Hay mucha tela que cortar a propósito, y ni la discusión ni la problemática a propósito se agota.

 

 

Notas:

 

  1. Definición de la Real Academia Española

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Marcela Cabezas

Magíster en Ciencias Políticas y politóloga colombiana. Catedrática y columnista en prensa independiente.