La corrupción en México

  • Guillermo Aréchiga Santamaría
Modo de vida de las élites de gobierno y empresas.

México continúa siendo un parámetro internacional de malas prácticas en cuanto a la corrupción. A finales del mes pasado, Transparencia Internacional publicó el Índice de la Percepción de Corrupción para el año 2018. Este índice contempla 100 puntos como calificación máxima, de los cuales, México alcanzó solamente 28. De los 36 países medidos en el continente americano, sólo 4 obtuvieron peores calificaciones que México. Además, México calificó como el país más corrupto de la OCDE y ocupa el mismo lugar que Rusia entre las 20 economías más grandes del mundo.

Lo grave no se reduce al pésimo puntaje que nuestro país obtuvo, sino que éste ha empeorado con el paso del tiempo. Durante los últimos seis años se experimentó una caída de 6 puntos, desde los 34 que registró en el 2012. Esta caída es idéntica a la registrada por países como Guatemala y cercana a los 8 puntos que disminuyó Brasil, un país que ha vivido en crisis política por la corrupción durante los últimos años.

Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2017, publicada por el INEGI en marzo del 2018, solamente después de la seguridad, la corrupción es el problema más preocupante para las y los mexicanos. Proporcionalmente, la preocupación por este fenómeno aumentó del 50% en 2015 al 56% en 2017.

En 2017, aproximadamente 14 mil de cada 100 mil personas afirmaron ser víctimas de la corrupción, lo que implica un aumento del 16% desde 2015. Además, la corrupción tuvo un costo de 7 mil 218 millones de pesos en 2017, aumentando 12% en comparación con la cifra registrada en 2015. En otros términos, esto significa un costo de 2 mil 273 pesos por persona afectada.

Los gobiernos anteriores no han hecho esfuerzo alguno por luchar en contra de la corrupción, al contrario, parece que su misión fue incrementarla, La Casa Blanca o la Estafa Maestra son sólo las muestras más grandes; sin embargo, además se asignaron miles de contratos y compras mediante el compadrazgo, se dieron miles de mordidas a servidores públicos y jueces, y se robaron millones de litros de gasolina.

La corrupción, aunada a un modelo económico rapaz, ha resultado en un nivel de desigualdad inaceptable. En México, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2016, publicada por el INEGI, el 10% más rico del país tiene un ingreso 21 veces mayor al promedio: mientras que el 10% más pobre del país ingresa sólo unos 37 pesos diarios, el 10% más rico ingresa 766 pesos en promedio.

Gabriel Zaid definió la corrupción como apropiarse de los bienes públicos para los fines privados. En México el poder público y el poder económico han hecho alianzas a costa de la gente; la corrupción limita tanto al Estado como al sector privado.

Por primera vez en décadas se está haciendo un esfuerzo real y de frente, sin simulaciones, enfrentando uno de los problemas más grandes de nuestro país que se convirtió en el modo de vida de las élites de gobierno y empresas que mandaban en México. Como legisladores tenemos la obligación de impulsar iniciativas que refuercen su erradicación. Como ciudadanos tenemos la responsabilidad moral de no dar cabida a actos de corrupción e impunidad. México necesita ciudadanos comprometidos con la transformación de la vida pública, el fortalecimiento del tejido social, y con una sociedad más democrática, justa y equitativa.

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Guillermo Aréchiga Santamaría

Licenciado y Maestro en Derecho Penal Universidad Cuauhtémoc. ExJefe Estado Mayor Policía Fiscal Federal Director del Instituto de Profesionalización PGJ de Puebla y ExSecretario de Seguridad Publica y Transito Municipal Puebla