El SNTE en la cuarta transformación

  • Guillermo Aréchiga Santamaría
Este sábado el país inicia su transformación, no sólo en el discurso

Recuperar la representatividad del SNTE, requiere una dirigencia con legitimidad, fuerte y cercana a los maestros, comprometida auténticamente con las niñas, niños y los jóvenes de México, a través de una educación de calidad con equidad. 

Este sábado el país inicia su transformación, no sólo en el discurso. Una transformación de fondo requiere instituciones que consideren a la ciudadanía en la definición del rumbo de sus políticas y de sus programas, así como de organizaciones con altos niveles de legitimidad y de transparencia, como es el caso de los sindicatos; instituciones que deben recuperar su papel de ser los articuladores de la acción colectiva de los trabajadores, para la lucha por sus derechos y sus condiciones laborales.

Ante los enormes retos que se presentan para los maestros, no puedo dejar de lado las responsabilidades que mis compañeros me dieron en distintos espacios, entre ellas la de Presidente del Comité de Acción Política del SNTE y la lucha que llevamos a cabo por el incremento de nuestros derechos laborales. En concreto, en aquel momento luchamos por alcanzar la igualdad de los derechos de los maestros poblanos respecto a los maestros de otros estados, a través del incremento del aguinaldo, entre otras prestaciones. Logramos la meta, sin dejar nuestras responsabilidades frente a grupo, sin perder clases y sin hacer un solo grafiti o romper un vidrio, pero sí cohesionando a los más de 50 mil maestros que participamos en el movimiento, mediante el cual reafirmamos nuestro compromiso con la educación de calidad y la lucha por nuestros derechos laborales.

Los últimos 6 años del SNTE han marcado su etapa más oscura, en la que la acción colectiva se convirtió en una caja de resonancia para la implementación de una reforma que atacaba directamente a los maestros, y que sólo se dedicó a aplaudir las imposiciones del Gobierno Federal. ¿Qué va de impulsar medidas como la huelga trabajando, al acarreo de maestros para promover la imagen del Secretario de Educación?

Al día de hoy, el SNTE ha retrocedido décadas, tiene una dirigencia que ha perdido toda credibilidad, electa de manera ilegal al violentar sus estatutos y cuyos líderes no se pueden parar por una escuela pública, porque no saben qué cara darle a los docentes por aplaudir la imposición de una ley que ha excluido y estigmatizado a los maestros por las deficiencias de un sistema educativo del que son responsables los distintos niveles de gobierno.

Recuperar la representatividad del SNTE, requiere una dirigencia con legitimidad suficiente para articular la acción colectiva del magisterio, una dirigencia fuerte y cercana a los maestros, que se ocupe en luchar por los derechos del gremio en vez de buscar sus propios intereses. Sin duda, la única manera de lograrlo es mediante la elección legal y transparente de una nueva dirigencia electa por el voto universal y secreto de todos sus agremiados, tal y como lo vislumbró nuestro Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador, sustentado en el compromiso de un país con una democracia participativa y plena en los sindicatos, la cual solo se logra con la elección libre y democrática de los dirigentes, bajo la premisa de que la representación y dirigencia de los maestros, sea un asunto sólo de los maestros.

Mi voto será sin duda por la opción que represente el impulso de una reforma educativa que contemple a maestros, alumnos, padres de familia y a sus comunidades, poniendo siempre al frente el interés de las niñas, niños, las y los jóvenes de México.

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Guillermo Aréchiga Santamaría

Licenciado y Maestro en Derecho Penal Universidad Cuauhtémoc. ExJefe Estado Mayor Policía Fiscal Federal Director del Instituto de Profesionalización PGJ de Puebla y ExSecretario de Seguridad Publica y Transito Municipal Puebla