¿Eres virgen?

  • Elmer Ancona Dorantes
¿Eres virgen? ¿A qué edad y cómo perdiste la castidad?

En un prestigiado colegio católico, un profesor “juega” con sus alumnos a “La Radio”, una supuesta técnica pedagógica “divertida” a través de la cual se le pregunta públicamente a las y los estudiantes de quinto semestre de preparatoria pasajes de su vida íntima.

¿Eres virgen? ¿A qué edad y cómo perdiste la castidad? ¿Si disfrutaste la “miel” de un fruto, podrías cambiar de opción sin titubear? ¿Si tuvieses que elegir entre una mujer prieta y una blanca, por cuál optarías?

Algunas alumnas salen llorando de este “divertido” juego al ser señaladas por sus compañeros como las más “feas”, las más “gordas” o las más “morenas” del grupo, al ser comparadas con las más “hermosas”, “delgadas”  y “güeritas”.

Una de estas adolescentes, con lágrimas en los ojos, llega a su casa y pregunta a sus padres si en verdad es tan “fea” como la señala el profe del colegio católico, que hacer reír a más de un compañero (aparentemente) de “clase premier”.

En el mismo colegio de formación católica, otro profesor pregunta a los alumnos lo que opinan de la masturbación, pero antes de que puedan responder sentencia: “quienes se masturban son violadores en potencia”.

Los dos escenarios son deprimentes, porque como padre de familia uno se pregunta si realmente los colegios católicos están educando correctamente a sus estudiantes.

¿En verdad es esto lo que se les enseña a los jóvenes preparatorianos? ¿Con esto creen los directivos y académicos del colegio que están formando excelentes cristianos? ¿Alguien podría decirles que están completamente equivocados?

Los directivos de este importante colegio católico no tienen el menor interés de escuchar; dicen los padres de familia que si le pides cita para abordar el problema mandan a decir con sus asistentes que se encuentran “muy ocupados”.

A los profesores, en particular, habría que recordarles que, de acuerdo con las leyes nacionales e internacionales, la Privacidad es un elemento consustancial a la Dignidad Humana y precisa ser protegida por el Derecho.

Habría que enseñarles algo demasiado básico que el Derecho a la Privacidad es aquel que toda persona goza, por ley, para separar su vida íntima del escrutinio público.

Este Derecho, de acuerdo con los especialistas, permite a todo individuo escudarse, física y emocionalmente, de terceras personas, de las entrometidas miradas de los demás (incluyendo la de los profesores).

La Suprema Corte de Justicia de la Nación establece el fundamento constitucional del Derecho a la Privacidad, como la “garantía de la seguridad jurídica a la que tiene derecho todo individuo para no ser molestado en la privacidad de su persona, en su intimidad, tanto personal como familiar”.

Al famoso profesor que generación tras generación gusta jugar a “La Radio”, habría que decirle que sus métodos de enseñanza no son nada formativos; por lo contrario, son morbosos y atentan contra la dignidad de las y los estudiantes que los padres de familia han puesto bajo su cuidado.

El martes pasado, durante su 106 Asamblea Plenaria, la Conferencia del Episcopado Mexicano conformó el “Equipo Nacional para la Protección de Menores”, ante las graves consecuencias de abuso sexual infantil en nuestro país.

“Los obispos de México somos conscientes de las graves consecuencias del abuso sexual infantil en nuestro país y de la enorme responsabilidad que todas las instituciones tenemos en el tema de la prevención y atención (…)

“Es por esto que, como acto prioritario y de unión con la iglesia universal, el día 15 de noviembre, aprobamos la conformación oficial del Equipo Nacional para la Protección de Menores”, señaló la CEM.

La Arquidiócesis de Monterrey, por ejemplo, presentó el pasado domingo 25 de noviembre la Instrucción Pastoral sobre la Tutela de Menores y Adultos Vulnerables en Nuestra Iglesia Particular.

El Arzobispo Rogelio Cabrera explicó que se trata de un protocolo que pone en marcha la Iglesia Católica para hacer frente a las denuncias de abusos de menores por parte de quiénes la conforman.

En resumen, este colegio católico, como muchos otros de formación cristiana, deben tener sumo cuidado al elegir a sus profesores que aplican -de manera individual- sus propias estrategias pedagógicas, porque en lugar de hacer un bien a los jóvenes estudiantes, los daña moral y psicológicamente.

Ningún profesor, ninguna maestra tiene la facultad de inmiscuirse en la vida íntima de sus estudiantes, aunque tenga la intención más cristiana del mundo; nadie tiene el derecho de preguntar a los jóvenes –aunque fueren los propios hijos- si ya tuvieron relaciones sexuales, con quién y porqué.

Jugar a “La Radio” o decir a los jóvenes preparatorianos que si practican la masturbación los convierte en violadores en potencia, aparte de ser erradas y vergonzantes, son enseñanzas arcaicas que no tienen por qué impartirse en las aulas en plena modernidad.

Los colegios católicos modernos, lo hemos dicho hasta el cansancio, deben abrir su visión de la vida, de lo que representa y significa la sexualidad, sobre todo en edades tempranas.

Una mala formación en este aspecto sólo formará activistas deformes que desde la juventud y en la adultez los convertirá en personas llenas de prejuicios, estigmas y estereotipos que nada aportan a la civilidad.

Si se quiere formar buenos cristianos, los colegios católicos deberían comenzar por analizar las buenas enseñanzas y dejar de estar impartiendo tonterías ¿Podría un buen samaritano explicar eso, de manera urgente, a estos Directores?

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.