¡Cosas de la vida! La derecha se tragó a la izquierda aquí en Puebla, a los rudos, a los duros, a los intransigentes, a los ¡no pasarán!, a los fundadores, a los que dieron todo por nada. Pobrecitos.

¿Quién lo iba a pensar? Los dueños del capital engulleron de un solo bocado a los proletarios, a los revolucionarios, a los que se sientan hasta atrás en las ruedas de prensa con boinas de Che Guevara. De risa. Para Ripley.

Se hizo realidad la canción “Sueño con Serpientes”, de Silvio Rodríguez, el emblemático poeta cubano, el canta-autor de los revolucionarios, de los socialistas que dan la vida por nada:

“Sueño con serpientes, con serpientes de mar, con cierto mar, ¡ay!, de serpientes sueño yo; largas, transparentes, y en sus barrigas llevan lo que puedan arrebatarle al amor…

“¡Oh!, la mato y aparece una mayor, ¡Oh!, con mucho más infierno en digestión; esta al fin me engulle, y mientras por su esófago paseo voy pensando en qué vendrá ¡Oh!, la mato y aparece una mayor, ¡Oh!, con mucho más infierno en digestión!”

¡Pero así es la vida! Unos luchan, unos sudan, unos queman las barcas, unos se envuelven en la bandera y se arrojan desde lo más alto, unos arrastran a familias a las grandes batallas para que otros -los infames imperialistas- se queden con todo.

Y como dijo el candidato derrotado que quiere ir por una senaduría: “son unos vulgares ambiciosos que no aman a la Cuarta Transformación, y sólo velan por sus intereses personales”. Así considera a sus amigos, a los “perdedores”.

Pero también lo dijo la candidata que va por “la grande” directo a la cara de los fundadores, en la Puebla de las grandes batallas: “Ustedes no dan votos, no ganan campañas, no ganan encuestas, otros sí (la derecha, los capitalistas, los imperialistas)!

¿Qué sentirá la “derecha”, los dueños del capital, los dueños de las textileras, cuando por su esófago pasen los cientos, los miles de izquierdistas soñadores que todavía no se dan cuenta de lo que realmente viene? Quizá se hará realidad aquella frase bíblica: “Los vomitaré por mi boca”.

Yo no tengo nada contra la izquierda, me gustan sus utopías, me gusta su sentido de comunidad, entre otras cosas, pero me sorprende, al máximo, el nivel de sumisión que tienen ante sus falsos liderazgos.

Es como para que ya estuviesen organizando marchas, protestas, moviendo estructuras, para frenar, a toda costa, el arribo de sus más férreos enemigos a los puestos de elección popular que ellos deberían ocupar porque se lo ganaron a pulso.

Pero no pueden, no quieren; prefieren verse humillados públicamente y no mover un solo dedo con tal de no hacer enfadar a la Número 1, a la que también se dice izquierdista y luchadora social cuando nada en dinero, cuando ama ferviente a las élites con las que vive y convive.

Se quedan inertes para no hacer molestar al Señor del Palacio, que pactó con las grandes oligarquías financieras, con sus amigos de verdad, olvidando a las madres y padres de los desaparecidos, olvidando las causas feministas, desairando a los 43 de Ayotzinapa.

Eso no es ser de izquierda. Eso es hacerse pendientes. De mi parte, un aplauso a la verdadera izquierda, a esa izquierda inteligente que no claudica, que no se dobla, que habla fuerte para que truenen los cielos y cimbre la tierra. Lo demás es puro show, al estilo “Clau”, al estilo Nacho… Tres Doritos Después.

La derecha se jodió a la izquierda de una forma magistral. Para Ripley.

@elmerando

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