“Voy a cumplir la orden de cárcel, y cada uno de ustedes se transformará en un Lula”.

Con el encarcelamiento de Luiz Inácio Lula da Silva, el ex presidente de Brasil se convierte en estos momentos en preso político, acrecentando la tensión social en la nación sudamericana, en un instante en que se prepara para llevar a cabo elecciones generales en octubre de este 2018. Esta detención se da de acuerdo al fallo de seis de once magistrados del Poder Supremo de Brasil, quienes actuando por consigna y en descrédito de la justicia, han ordenado el encarcelamiento del líder social y político brasileño más importante de los últimos tiempos por delitos de corrupción. La disposición de entregarse para cumplir la orden judicial por parte de Lula, es una muestra de entereza y dignidad para enfrentar los cargos de los que se le acusa, contando para su causa con un enorme respaldo popular, que bajo las consignas de “Lula vale una Lucha”, y “Lula Libre”. Le han manifestado en todo momento miles de seguidores que luchan por su liberación, situación que para los magistrados y jueces es un mensaje de la confrontación del poder social que tiene el procesado y el poder de una formalidad normativa que muchas veces se guía por la ruta del despotismo y autoritarismo político de los gobernantes y usurpadores del siglo XXI.

Lula está siendo perseguido y encarcelado por los que apoyaron el golpe de Estado en contra de la presidenta Dilma Rousseff en 2016, y ahora consuman otro golpe en contra de quien encabeza las preferencias electorales para la elecciones presidenciales de este año. Sin embargo la medida es a todas luces arbitraria y lo que acelerará es la popularidad de quien hoy es víctima, de quienes lo ven como amenaza para sus intereses de elite, caracterizados por comportarse como lacayos del poder norteamericano y sus aliados neoliberales.

Y cuando la injusticia recae sobre un personaje que transitó de la defensa de los trabajadores al sindicalismo, y de ahi a la actividad política, hasta llegar a ser presidente del gigante sudamericano, cargo desde el cual promovió un programa que tenía como prioridad erradicar la pobreza con políticas sociales y liquidar la deuda con el Fondo Monetario internacional. En la actualidad y resultado de su trayectoria, se le ubica como un líder de la izquierda latinoamericana e impulsor  en 1990 del primer Encuentro de Partidos y Organizaciones de Izquierda de América Latina y el Caribe, conocido como Foro de Sao Paulo, pacifista y antiglobalizador, que reunió a más de sesenta partidos y organizaciones sociales de veintidós países.

En reconocimiento por estas y otras acciones en las que ha participado, es que a través del Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario en Argentina, y en Sesión Extraordinaria, han decidido este nueve de abril de 2018 declarar Doctor Honoris Causa de esta casa de estudios en Argentina ha Luiz Inácio Lula da Silva. Esta noble distinción la justifica la Universidad Nacional de Rosario, como muestra de apoyo por los difíciles momentos por los que está pasando en lo personal Lula y también por los peligros que representan para Brasil la agresión a la democracia e Instituciones del Estado Brasileño. El reconocimiento es una prueba de quien sin duda es un dirigente que ha destacado por el enorme peso de sus ideas y no porque haya cometido delito alguno.