En una entrega previa reportamos cómo el uso de nicotinoides, una nueva clase de insecticidas. han disminuido drásticamente la población de abejas y abejorros, las cuales son fundamentales para la polinización de muchas plantas, incluyendo la de granos básicos como maíz, trigo o cebada. Las compañías químicas productoras de estos pesticidas han lanzado un nuevo grupo de insecticidas, los denominados neonicotinoides, que se propone son menos agresivos con el medio ambiente.

Sin embargo, en experimentos recientes de Margaret Eng y sus colaboradores reportados en la Sociedad de Toxicología Ambiental y Química de Norteamérica han mostrado que la ingesta de semillas de trigo recubiertas de imidacloprid, un neonicotinoide, por tan solo tres días producían en los gorriones de cresta blanca (Zonotrichia leucophrys) alteraciones en su patrón de migración anual, ya que pierden la orientación en la dirección al norte de la Tierra. Al restaurarles una dieta con semillas de girasol sin pesticidas recuperaron su capacidad de orientarse al polo magnético norte. De hecho, en otros estudios hechos en el campo atrapando gorriones y dándoles de comer semillas contaminadas, se les implantaron además rastreadores tipo GPS y al liberarlos seis horas después mostraron tiempos muy largos de reinicio de su vuelo, adicionalmente estos gorriones de estar desorientados, esto a pesar de que sus congéneres los guiaban en la trayectoria a seguir.

Por último, en otros estudios por parte del Dr. Thomas Bean un toxicólogo de la Universidad de Maryland en los Estados Unidos de Norteamérica ha mostrado también conductas anormales en gallinas japonesas (Coturnix japónica) expuestas a neonicotinoides, los cuales se revierten al dejar de exponer a los animales al pesticida. Si bien estos estudios son preliminares indican que estos nuevos insecticidas tienen efectos indeseables en la cadena alimenticia de aquellos animales que ingieren semillas derivadas de cultivos fumigados. Si los asociamos a lo reportado de daño en abejas y abejorros, no queda duda que una agricultura sustentable no debe ya basarse en el consumo intensivo de agua, abonos nitrogenados y del uso desmedido de agroquímicos, esta deberá ser sustituida por una agricultura amigable con el ambiente, uso de predadores naturales y fuente de nitrógeno naturales. Es claro que la población creciente mundial requiere de mayor producción de granos y semillas, pero no debe ser a costa del ambiente y de las especies que nos rodean.