Repensar la democracia y la participación ciudadana

  • Raymundo Alfaro Pérez
Patología sistémica, la participación electoral. El dinero domina a los partidos políticos.

Si las elecciones son el medio para para elegir a nuestros gobernantes y representantes, lo sucedido en el pasado proceso electoral del cuatro de junio deja un sabor amargo para seguir pensando que este método es el idóneo para alcanzar una mejor democracia en México. De acuerdo a la teoría de la sociedad de la imagen, se plantea la siguiente pregunta: ¿Es posible separar lo que vemos, de lo que sabemos o creemos? A las elecciones la gran mayoría la ve con una mirada de simplicidad, a nuestra vista la estimula nuestro oído, y así los mensajes y promesas los asimilamos como palabras vanas sin mayor reflexión que nos haga salir del engaño, pues cada proceso electoral es análogo y, por más palos que nos den, no actuamos como ciudadanos activos. De lo que sabemos, principalmente los electores de más de cuarenta años saben de lo que se trata el montaje teatral de las elecciones, ya no somos engañados por primera vez, nos han timado en otros procesos y poco o nada hemos hecho para cambiar la cultura política del conformismo. Y de lo que creemos, una gran parte de la población en edad de votar no ejerce este derecho de emitir su sufragio. Y entonces aparece el fenómeno del abstencionismo, el gran elector en estos tiempos de enorme desconfianza en los órganos electorales, prorrogándose el cambio democrático que imperiosamente necesitamos.

Así tenemos que democracia y participación ciudadana, son dos conceptos que en el México actual sufren una patología sistémica provocada en un primer orden por la hegemonía del capital financiero internacional, quienes desde hace ya un par de décadas se han establecido como el verdadero poder económico y político que dirige los destinos de los Estados, mediante el control de gobiernos que simplemente cumplen con sus diferentes recomendaciones para implementar políticas públicas privatizadoras de los derechos, servicios y recursos naturales que aun sean susceptibles de ser explotados por empresas trasnacionales, en una era, donde lo que importa es el capital, la ganancia y los intereses, como por ejemplo; el de una banca extranjera que opera una nueva forma de colonización de los ciudadanos.

En un segundo orden esta la percepción empresarial que se ha implementado en el sistema de partidos. La política partidista es un gran negocio, es la empresa local y nacional donde el gran emprendedor es el PRI y su vetusta experiencia para cuidar los procesos de calidad por los que ha de transitar el producto llamado democracia, el cual es garantía de mantener en funcionamiento una estructura que produce nuevas filiales de producción de sueños y ficciones. Y para los que consumen las mercancías que produce la democracia a la mexicana capitaneada por el PRI, PAN, PANAL, PRD, VERDE y demás micros partidos nacionales y estatales y ahora incorporando la muy novedosa figura de candidaturas independientes, la cual se suma al acto político para dividir y confundir al electorado y así ayudar a los partidos macros y monopólicos del país, como el PRI, PAN.

Lo que queda como tarea urgente y pendiente es la construcción de ciudadanías con poder social y político para darnos otra democracia. Necesitamos modificar el formato clásico de democracia y participación ciudadana. Y esto lo podemos operar con la incorporación de organizaciones sociales, actores y líderes naturales de diversas expresiones de participación social. Enfoquemos la atención en los jóvenes como sector del futuro. En los universitarios como una juventud que vive un compromiso con el conocimiento, medio para obtener la emancipación cultural. En las mujeres, las cuales tienen razones suficientes para organizarse y decir basta a la violencia y muerte de género. Hay que articular la indignación, el hartazgo para erradicar el monopolio del poder. Contribuyamos con nuestro modesto esfuerzo para lograr que sea una realidad la combinación entre democracia representativa y democracia directa, para dar lugar a una real democracia participativa. La tarea la han iniciado desde hace pocos años los compañeros de MORENA y hoy más que nunca a redoblar esfuerzos para hacer más grande el movimiento social más importante del México del siglo XXI.    

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Raymundo Alfaro Pérez
Originario de Puebla. Casado y padre de cuatro varones. Abogado, Notario y Actuario. Egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales BUAP. Maestría en Ciencias Políticas BUAP. Doctorado en Derecho BUAP