La comunicación ausente

  • Xavier Gutiérrez
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(Postal: Son las 6:30 de la mañana. Sábado pasado.  Camino por un fraccionamiento del sureste de la ciudad. Si la mañana es la juventud del día, abril es la juventud del año. Veo el Popo como si alguien le derramó un cucharón de nieve de coco en la punta. Igual  La Mujer Dormida. ¡Qué maravilla! ¡Nieve en abril..! La mañana es fresca. Una vista de privilegio que se goza en Puebla.)

Hemos tocado el tema otras veces, pero parece que no se escucha, ni se lee, ni se actúa. Mas si se tratara de un asunto personal  carecería de importancia, pero implica a miles, millones de poblanos quizá.

El tema es el arreglo de las calles. La multiplicidad de obras es impresionante. Hoy, con el gigantesco desorden vial no se aprecia la magnitud del programa, inversión,  ni alcances. Todos son molestias y quejas, aunque más adelante se justiprecie.

Pero, ¿por qué no empezar con orden, con lógica, sentido común? No es nada del otro mundo. Es un elemental principio de organización que tiene que ver con la comunicación.

Si estás haciendo una enorme obra pública que afecta y trastoca el tiempo, la vida, de millones. Y si eso dura días, semanas, meses, pues díselo a la gente. Explícale los alcances, las implicaciones, las alternativas. Dile cómo se gasta su dinero. Así de fácil.

Uno de los comentarios que con más frecuencia se escucha, aparte de las imprecaciones a funcionarios y autoridades, es que a la gente, al hombre de la calle, no se le toma en cuenta.

 Ese eslabón de la obra pública, tan común e indispensable, nadie lo está   cubriendo. El arreglo de las calles con vías modernas, se empezó y se está haciendo a la antigüita, sin comunicación política.

Y eso deja tremendos vacíos, que se cubren a diario con insultos, conflictos, molestias espectaculares en el tránsito individual y colectivo. Los responsables del impacto social de las obras no están haciendo su trabajo. O nadie puso a la vista y decisión de las autoridades un programa  de comunicación paralelo a la reforma vial de la ciudad.

Veamos lo contrario. Lo que se debió haber hecho y no se hizo: un programa usando todos los medios, objetivo, imaginativo, no caro, muy práctico. Que a la gente le diga qué se va hacer y cuando arranca. Cuánto dura y cuánto se invierte. Pero sobre todo, los beneficios tangibles y disfrutables en el corto o mediano plazo.

Y, lo más importante: las alternativas viales en cada caso, mostradas con muchas calles de anticipación. Reforzadas con planos espectaculares, con volantes de mano y de casa en casa por las colonias afectadas. Elementos humanos de vialidad orientando todo el tiempo y especialmente en las horas pico.

Aprovechar la concurrencia de padres y maestros en miles de escuelas para ahí, precisamente, dirigir las campañas de orientación ¡y valoración! vial, porque son además los más afectados. Por qué no, hasta haber  creado un muñeco, una calcomanía, un ícono, amable en el diseño, provisto de información y hasta con pequeños artículos útiles y prácticos, para informar, y sobre todo disminuir la animadversión, el prejuicio o la irritación de la gente.

Se requiere propaganda de una gran utilidad y efecto, de ningún modo que suene a gasto, derroche o tontería.  Que parte del respeto a la gente, a su derecho a estar informada con oportunidad y suficiencia.

Pensar en eso es muy fácil, sencillísimo: ponerse en los zapatos de la gente que vive en la ciudad.

Esto está faltando. Los estudiantes y maestros de docenas de universidades donde hay carreras de comunicación y diseño, gustosos participarían en un programa así. Y más que eso, se volverían los primeros promotores gratuitos de esta información…y los alcances de las obras.

En este caso, se procedió al trancazo. La mexicana improvisación reina por doquier. Nadie lleva a los gobernantes el sentir social, nadie se adelantó aportando la comunicación que va antes de obra, con la obra y al final de la misma.

No es dinero, es imaginación. No es trabajo, son ideas.  Es comunicación social.

¿O no le parece a usted?

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.