¿Y quién defiende a los árboles?

  • Patricia Estrada

No tienen derecho de réplica ni pueden defenderse. Continuamente son objeto de desprecio y agresiones. El interés comercial y el crecimiento urbano amenazan su existencia o terminan por desaparecerlos; ellos también viven la indiferencia social y hasta la impunidad. 

Aunque los árboles tienen una función preponderante en nuestras vidas parece que en las ciudades en desarrollo no tienen cabida ni razón de ser.

Los árboles están presentes desde el principio de la historia y al igual que la humanidad, han sufrido los efectos de la transformación, industrialización y crecimiento demográfico.
 

No hemos entendido que son esenciales para el planeta: Purifican el ambiente, proporcionan sombra, mejoran suelos erosionados, humedecen el ambiente, producen alimentos, reducen el ruido y hasta inhiben conductas delictivas. 

México se encuentra entres los primeros países con mayor deforestación en el mundo y vamos por más porque no hay determinación de autoridades para protegerlos de los intereses monetarios y hasta del crimen organizado.

 La comunidad indígena purépecha de Cherán debió enfrentarse a los talamontes en 2011, responsables de la deforestación de sus bosques en Michoacán.
 

En un hecho sin precedentes, los pobladores decidieron defender sus recursos naturales debido a que la tala ilegal acabó con 12 mil de 24 mil hectáreas verdes. Hasta que hubo muertos, el gobierno reaccionó; intervención tardía y sin resultados eficaces.

 Los comuneros saben que sin sus árboles estarían perdidos y su supervivencia comprometida; no hay civilización que resista la falta de aire puro y agua, elementos indispensables en la vida.

Las detenciones y combate a este tipo de crimen son mínimas, ya que la ambición económica y la corrupción gubernamental han sido muchos más grandes que el ánimo de evitar ó perseguir a los depredadores.

 En Puebla, la tala indiscriminada de árboles en la 11 norte - sur refleja el lado omiso en la planeación urbana. Las obras públicas que faciliten la movilidad de los ciudadanos deben ir acompañadas de programas de conservación ambiental.
 

 ¿Acaso debemos padecer contingencias ambientales para que la ecología sea incluida dentro de las políticas públicas? Cada árbol talado es un pulmón menos en esta Angelópolis y muchas otras partes del país.

 La Organización de Naciones Unidas (ONU) recomienda conservar 9 metros cuadrados de áreas verdes por persona pero la ciudad de Puebla enfrenta un déficit del 6.1 por ciento de zona boscosa por habitante, a pesar de los 'esfuerzos' gubernamentales por preservar lo que resta de La Calera, Valsequillo y el Cerro de Amalucan.

 Han fracasado los intentos de que la gente adopte un árbol para preservar y beneficiar a la ciudad. Si en Puebla no hay suficientes árboles no solo es culpa exclusiva de las autoridades sino de la indiferencia ciudadana que desplaza su importancia. La siembra de árboles no solo debe servir para la foto.

 Sin embargo, las autoridades tienen la obligación de crear cinturones ecológicos mediante reglamentos que impidan la extinción de áreas verdes; con sanciones más agresivas para que los inconscientes piensen dos veces antes de atentar contra ellos. Si en Puebla cuesta menos de 300 pesos derribar un árbol; el ecocidio continuará impunemente.

 Ningún concreto hidráulico, sistema de transporte o conjunto habitacional de primer nivel nos darán el oxígeno que generosamente aportan los árboles. Si somos incapaces de respetarlos no nos quejemos de las consecuencias, ya que la naturaleza nunca se equivoca ni tampoco perdona.

 Mi cuenta en Twitter @estradapaty

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Patricia Estrada

Directora de noticias y conductora del noticiero de La Tropical Caliente 102.1 FM

Ex reportera de Ultranoticias, Radio Oro, Radio Tribuna y Momento Diario. Aprendizaje permanente del año 2001 a la fecha; egresada en Ciencias de la Comunicación UPAEP.