El comienzo de un nuevo año es un momento de celebración, en donde solemos festejar con nuestros afectos y familiares.

Pero ahora bien… ¿qué es lo que celebramos? Y cuál puede ser nuestra perspectiva para el nuevo año.

Particularmente, pienso que el festejar el inicio de un nuevo año es un motivo de festejo por el hecho de tener el privilegio de estar cerrando los proyectos del año anterior y definir unos nuevos para el año entrante. Desde esta perspectiva, cada nuevo amanecer es motivo de celebración y agradecimiento por todo lo que hemos hecho y por la posibilidad que se nos presenta de convertirnos en quienes queremos ser y lograr. De esta manera, en el comienzo del año se nos abren distintos caminos y posibilidades que nosotros iremos transitando de acuerdo a nuestras preferencias y objetivos personales. Es un tiempo oportuno para repensar qué queremos que ocurra en nuestra vida y en quién queremos convertirnos.

Considero, a su vez, que el celebrar el comienzo de un nuevo año es también una oportunidad para repensar el rumbo, cuestionar la propia vida y profundizar en nuestro sentido vital. Es un momento para poder preguntarnos pero, sobre todo y principalmente, respondernos acerca de qué es lo que queremos lograr a futuro, en quién queremos convertirnos y cuál será nuestra contribución social o legado al final de nuestros días.

Desde esta perspectiva, podemos acordar en el hecho de que así como envejecer no es necesariamente madurar, tampoco celebrar el comienzo de un nuevo año implica que por el hecho de terminar un año aquello que se venía dando negativamente se va a dejar de dar si no tomamos cartas en el asunto. Esto mismo es válido para hacer de este año que comienza, un año relevante para cada uno de nosotros a nivel personal y profesional y a menos que definamos el rumbo que queremos seguir, probablemente podamos llegar a terminar en cualquier lugar.

Para ello hay que asumir el protagonismo de nuestra vida y actuar con responsabilidad, asumiendo las consecuencias de nuestras acciones y haciéndonos cargo de quienes estamos siendo, qué hemos hecho con nuestra vida hasta el momento y, principalmente, qué vamos a hacer a futuro para que suceda aquello que añoramos. De tal manera, el celebrar un nuevo año trasciende el festejo y nos convoca a la introspección que nos posibilita conocernos más y mejor.

Celebremos este nuevo año, definiendo y desarrollando nuestros proyectos con responsabilidad y, de este modo, nos convertiremos en personas valiosas y daremos frutos abundantes en los entornos en los que formemos parte.

Con la mirada puesta en lo que queremos lograr, mis mejores deseos para ustedes para este año 2014.

Lic. José Enrique Ortiz Rosas

Director de Capacitación del Programa DIM

Secretaría General de Gobierno