Narrativa panista

  • Víctor Reynoso

Ignoro cómo la idea de narrativa ha ido adquiriendo importancia en ámbitos tan distintos como la psicología y la política. En la primera se considera que todo individuo tiene una imagen de sí mismo, una historia construida a partir de hechos reales e imaginarios: una “narrativa” que puede reflejar o no lo que es, pero que sin duda tiene efectos en su forma de ser. Algunas terapias consisten en hacer consciente esa narrativa y cambiarla por otra, a la vez más objetiva y positiva, que tendrá sus consecuencias.

En política también se va generalizando el uso del término. Tiene que ver desde luego con la mercadotecnia: crear para un político, un gobierno, un partido, una imagen creíble y positiva. En México la idea de narrativa ha sido planteada explícitamente por el PAN. Su actual dirigencia se ha propuesto, después de la derrota de la elección del 2012, construir una narrativa del panismo que sea atractiva para los ciudadanos y se traduzca en votos.

Inmediatamente después de esa elección, en el documento “Este reto se enfrenta mejor unidos” los panistas se propusieron una revisión de su partido en cuatro niveles. En el primero, la “revisión sustantiva” plantearon revisar su narrativa. No es un proceso fácil: requiere construir un discurso que sea a la vez verosímil, atractivo y positivo. La pura mercadotecnia no alcanza. Debe estar basado en hechos reales y convincentes. Hay que recordar que “es posible engañar a todos por un momento, o a uno toda la vida, pero no engañar a todos todo el tiempo”.

¿Qué logros tienen el PAN en esa construcción de una narrativa propia a casi año y medio de habérsela planteado? Del lado positivo está la aceptación de la derrota, el esfuerzo de autorreflexión o autoevaluación, el refrendo de militantes que redujo el padrón interno panista en un 80%. Del lado negativo un conflicto interno que llevó a la destitución del coordinador de los senadores del partido y a acusaciones personales muy subidas de tono, una reforma de Estatutos cuestionada, una Asamblea Nacional suspendida.

Los aspectos negativos parecen pesar más que los positivos. El refrendo, un acto valiente de congruencia, implica sin embargo reconocer que hubo cosas que se hicieron mal: el padrón se infló con personas que no tenían perfil panista y que fueron utilizadas por intereses clientelares. Corregir un error es sin duda positivo; reconocerlo tiene costos.

Pero lo decisivo para la narrativa panista es la ausencia de una fórmula, un discurso claro y sintético que pueda fijarla en la mente del ciudadano. Un ejemplo esto fue la “victoria cultural” que el PAN presentó como suya a fines de los ochenta y principios de los noventa.

Fueron momentos difíciles para este partido: en 1988 fue desplazado, por primera vez desde 1952, del segundo a tercer lugar en una elección presidencial. Surgió un nuevo partido, el PRD, que quitó al PAN su lugar de partido de oposición “casi único”. Se planteó entonces la narrativa de la victoria cultural, según la cual los valores que el PAN había sostenido desde su fundación en 1939 (época de auge de los totalitarismos) ya habían ganado, como lo demostraba la caída del mundo soviético. El PAN ya había ganado en la cultura política. Le faltaba ganar en la política electoral.

El PAN, más que el PRD, fue el beneficiario de la transición política mexicana. En la presidencia de la república, las cámaras federales y las locales, las gubernaturas y los municipios el panismo ha cosechado mejores votos que el perredismo. Es muy probable que la narrativa de la victoria cultural, por lo menos en el último lustro del siglo pasado, haya sido decisiva para este éxito.

 

Profesor investigador de la UDLAP

victorm.reynoso@udlap.mx

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.