Una revolución en perspectiva (III)…

  • Juan de Dios Andrade
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Lo que hemos abordado sobre la Revolución mexicana, ha sido una reflexión. Se han incluido aspectos que por lo general se evitan por la “seriedad” de los historiadores. No es prudente ignorarlos porque los revolucionarios, empezando por Madero, creyeron en eso. Si se fijan, hemos evitado entrar en descalificaciones puesto que hacerlo nos oscurecería el panorama. En cierta forma, no importa si lo que ellos creían era válido o no. Se debe estudiar porque los motivó a actuar de determinada manera. Por ejemplo, el convencimiento de Madero, en el sentido de encarnar al mítico príncipe Arjuna, refleja su preocupación por el papel que tenía su familia en el régimen de Porfirio Díaz. Más bien hay que aclara si la situación política familiar le condujo a creer firmemente en que él simbolizaba la recreación de la vida de aquel…

Para Madero estaba claro que enfrentarse al dictador Porfirio Díaz implicaba hacerlo con sus propios familiares y afirmar que Benito Juárez le había dictado el libro “La sucesión presidencial de 1910”, revelaba un visión “técnica” de la realidad nacional. Lo que posibilitó el triunfo del movimiento armado fue el juego político de Estados Unidos y las rupturas en la masonería castrense. La edad avanzada de los integrantes del gabinete fue el elemento que completó el cuadro…

Aunque desde el seno familiar se interesó por el espiritismo, se enroló en sus círculos estando en el extranjero y pronto quedó convencido de ser “médium escribiente” y de poseer poderes curativos. Más adelante, sostuvo que entabló comunicación con uno de sus hermanos, llamado Raúl, muerto trágicamente años atrás. Sin embargo, será hasta principios del siglo XX cuando hablará por primera vez de los espíritus que decía se le aparecían. Así fue como comenzó a gestarse la Revolución mexicana…

“Camino a la Revolución…”

Madero pensaba que, para poder cambiar la situación del país, debía entrar de lleno en el terreno político. Fundó un partido y escribió artículos. Su primera incursión fracasó porque la sociedad se negaba a participar, además de estar contagiada del pragmatismo: “para qué votar si ya sabemos quién va a ganar”. En 1906, se celebraba el centenario del nacimiento de Benito Juárez y eso motivó que Madero le prestase más atención y pronto se reflejó en su práctica espiritista, pues luego afirmó que el de Oaxaca se comunicaba con él…

Por otra parte, la terrible situación social derivó en expresiones de descontento que fueron duramente reprimidas. Tan fue así que entre las filas militares comenzaron los problemas porque algunos de ellos no estaban de acuerdo con el uso excesivo de la fuerza. Todo fue una combinación que se perfiló como fuerza revolucionaria: liberales en desacuerdo, militares a disgusto, festejos juaristas, espiritistas recargando baterías y un Madero adentrándose en el más allá…

Si se prefiere: todo lo anterior también tenía una serie de vasos comunicantes, lo que explica que fuese cuestión de tiempo para que el sistema se derrumbase…

“El punto sin retorno…”

En la vida espiritista de Madero se puede apreciar el modo en que el otrora “médium escribiente” se fue convirtiendo en “líder revolucionario”. Es más: en poco tiempo se convenció de escribir un libro que fuese el punto de referencia del programa político que iba a seguir. Una vez más, vuelve a ser el mismo Madero quien nos informa que sabía que las elecciones de 1910 iban a ser fraudulentas y que serían el motivo para el levantamiento armado. Leyendo sus escritos uno tiene la impresión de estar ante un hombre convencido de la predeterminación, porque Madero manifiesta una idea muy fija sobre la inevitabilidad de la Revolución…

Quizá fue lo anterior lo que influyó para que Madero no prestase atención a las reformas necesarias para asentar el ideal democrático en México, aunque igualmente hay que considerar la posición de su familia. Este fue el principal motivo del conflicto con Zapata y sus seguidores, lo que trajo fatales consecuencias para ambos…

Resulta interesante observar que, en plena Revolución mexicana, Madero empezó a escribir otro libro donde abordaba aspectos espiritistas y de Arjuna. En el manuscrito se nota un cambio importante: renacen sus creencias cristianas pero mantiene las ideas espiritistas e hindúes como subordinadas, en una rara mezcla que no termina de aclarase hasta el momento. Estos apuntes llevaba Madero bajo el brazo cuando lo iban a matar en 1913. Igual que Arjuna, Madero terminó sacrificado en una especie de “holocausto”, con cual él mismo parecía estar de acuerdo…

“El otro caudillo…”

La convicción de que debía ofrendar su vida fue el resultado de haber conectado el cambio moral que anidaba en Madero con su proyecto político. Hasta se puede concluir que no las veía como dos cosas distintas, aunque relacionadas. Tan no lo entendió que rompió una regla que Porfirio Díaz había fincado: mantener determinada distancia de todos para enviar el mensaje de que quien mandaba era el presidente. Madero ignoró esas reglas no escritas y hay constancia en las memorias de algunos de los testigos de la época, que consignan su participación en las actividades y proyectos de varios núcleos, lo que podría interpretarse como una especie de sometimiento del Presidente o de injerencia de ellos en sus decisiones…

Los desacuerdos con Zapata empezaron desde 1911, al firmarse el Plan de Ayala. El suriano acusó a Madero de incumplir las promesas del Plan de San Luis y ya no hubo forma de entenderse. Al sobrevenir la ruptura, Victoriano Huerta supo aprovechar el momento para adueñarse del poder y eliminar a Madero…

“La otra Revolución…”

El Partido Católico Nacional, que también se enemistó con Madero, terminó enredado en el juego político de Huerta por la manera tan irresponsable en que actuaron algunos de sus líderes. Este fue el origen del futuro conflicto con Carranza y los sonorenses. El espíritu anticristiano, sobre todo de los últimos, sentó las bases de la Guerra Cristera, pero no se puede ignorar lo ocurrido durante el gobierno de Victoriano…

Mientras tanto, en 1917 llegó la oportunidad para una revolución distinta en Querétaro: se trasladó la propiedad rural al Estado y se dejó en medio la “propiedad social”, lo que era contrario al Plan de Ayala. Así se consumó la traición a la Revolución de 1910. Se pasó a la dictadura de partido y al manoseo del voto campesino…

Obregón, Calles y más adelante Cárdenas, usaron como bandera a Madero y a Zapata pero sólo como parte del discurso, porque en los hechos hicieron lo contrario. Eran afectos al espiritismo y la brujería, pero de cuño contrario al maderismo, lo que revela una lucha interna. Los zapatistas fieles al ideal original del Plan de Ayala, participaron en la Guerra Cristera y en la fundación de nuevos partidos, entre ellos el PAN. Años después, una conocida espiritista, que a la par practicaba la brujería, vaticinó que uno del grupo Atlacomulco sería presidente y en 2000, otros publicaron que en el triunfo del PAN habían intervenido los espíritus de los héroes de la historia mexicana. Tal vez son los últimos ecos de una Revolución fallida que dejó pendiente una confrontación que no acaba de terminar…

Hasta entonces…

Comentarios: confinespoliticos@yahoo.com

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Juan de Dios Andrade

Politólogo. Analista político y asesor. Especializado en historia y política mexicana, geopolítica y geoestrategia, Historia de las ideas políticas, teoría política y análisis de escenarios. Autor de la columna Confines Políticos