Espejo negro

  • Elvira Ruiz Vivanco
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Laboratorio Escénico Danza Teatro Ritual

Un Jueves de Danza, profundamente transitado, gracias a la sentida coreografía de Tadashi Endo; más aún, cuando el luto por la gran Guillermina Bravo, todavía no lo elaboramos. Esta vez sí el Programa Puebla en Movimiento nos compartió un work in progress que vale la pena, dadas las contundentes interpretaciones de Danza Butoh de la directora de este proyecto Eugenia Vargas, de Aura Gómez Arreola y de una plena Malú Macareno.

Según nos comparten las integrantes de la Compañía Laboratorio Escénico Danza Teatro Ritual, están focalizadas en la exploración de las múltiples posibilidades expresivas del cuerpo, teniendo a la estética-poética del Butoh como la línea de investigación permanente y a la vez, como vehículo de entrenamiento y catalizador de la creación escénica.

Para llegar a este momento del proceso de producción efectuada desde la técnica filosofía Butoh, las integrantes han caminado por diversas rutas de aprendizaje y ejecución, para llegar a conformar este laboratorio de indagación continua. Logro de los talleres intensivos con unos de los más destacados maestros japoneses de Danza Butoh: Tadashi Endo y Natsu Nakajima.

Espejo Negro es parte de un proceso de montaje dividido en dos etapas, cuya primera fase es la realización de esta misma obra y el momento consecuente se dará con la efectuación de la segunda residencia artística (2014), en aras de redondear el proceso de montaje y creación coreográfica de la obra del internacionalmente prestigiado Tadeshi Endo.

Reza la sinopsis: Sueño, flor, sangre y piedra, elementos que nos conducen a través de diversas atmósferas para encontrar la esencia de lo mexicano: Espejo Negro.

La flor de la muerte nace en la calidez de la fisura, con esta frase concluyó una intensa reflexión con los integrantes de este proyecto, Tadeshi Endo. Esto a partir de cuestionarse ¿Qué es México? Se intentó responder, concluir con una sola palabra. Siendo imposible esta tarea, al final se sintetizó una cierta respuesta en seis significantes: FISURA, MUERTE, SANGRE, FLOR, PIEDRA y SUEÑO.

Espejo Negro como símbolo de dualidad, en donde, tu reflejo, se convierte en tu opuesto pero no oponente, cual símbolo de muerte que engendra vida. Para los Mexicas está el dios Tezcatlipoca, que en náhuatl es un espejo negro que humea. Dios azteca de la noche y de todas las cosas materiales; quien llevaba consigo un humeante espejo negro con cualidades mágicas y con el poder de matar al enemigo. Este señor del mundo y de las cosas naturales era el oponente de Quetzalcoátl, deidad de lo espiritual. Juntos integraban la antagónica dualidad de la cosmogonía azteca.

México como fisura, como punto de quiebre, como herida abierta repleta de muertes y de sangre derramada; se metaforiza en esta danza como un país: rajado, gimiente, en duelo perpetuo. Tierra de madres sin hijos, de mujeres con los brazos vacíos y el pecho dolido. De lloronas sin una tumba para rezarle a sus muertos. Plañideras del dolor-amor más tierno y más fuerte, el del lazo eterno con los hijos. Derramadoras de lágrimas de sangre, gotas de pétalos sanguinolentos, guiñapos de cuerpos. Vísceras desperdigadas, retazos de corazón, de hígado, vísceras devoradas por la boca que antes cantó, que sonreía. Ahora sólo queda un rictus de agonía por un país que puede ser, que fue flor y semillero de sueños. Piedra de sol, de luna, de estrellas, de agua, de viento y de fuego sabio y dador de vida. Hoy, hay un espejo oscuro, que repliega sus reflejos en arcanos sin voz, sin mirada. Se obtura la imagen de lo que toca el tono trágico de muertes inexplicables, para imponer una apariencia de bienestar y progreso. En este país que desafortunadamente no está encabezado por la luz de la equidad, sino por la negrura de la ignara, soberbia, burda incongruencia.

Espejo Negro que sólo tiene frente a sí, otro oscuro reflejo de autoengaño demagógico. Falacia de una tierra en la que “sí se puede”. No es cierto. Aquí hay miles de indigentes muriendo de hambre, sin derecho a la educación, ni a los servicios de salud y de cuidado más básicos. Miríadas de menesterosos abandonados a la mendicidad. Qué triste. Un país que puede florecer por su riqueza cultural y espiritual, por sus recursos naturales y energéticos; se entrega al postor más ventajoso, en detrimento de la mayoría de nosotros. Avaricia que sólo ha dejado muertes, más pobreza; que empodera a unos cuantos, y lo peor, que destruye brutal los atributos de la tierra. Qué espanto. Huella mortífera de los imbéciles que anteponen un billete, un lingote de oro, a la vida.

Qué fealdad y con qué bella representación nos devuelven con este Espejo Negro, algo de lo mucho que hay que disertar sobre el horrendo hoyo negro, que se traga a la patria.

Opinion para Interiores: