¿Los retos del nuevo rector?
- Vitaliano Torrico
Un periodista le indica al rector electo lo que debe(sic) hacer la UAP; señala su tarea para que sea la universidad del futuro. Al día siguiente de su elección, de modo imperativo, en su “Esparza ya es rector. ¿Ahora que viene?” establece: “la universidad necesita un salto de calidad.”(Cambio 12-09-13)
Arturo Rueda, director de este periódico, extrae tal conclusión de una sucinta, más que breve análisis de lo que es la UAP hoy; en tres premisas despacha lo que ha hecho esta “Benemérita”(sic) institución en nueve años del rector anterior: “la BUAP necesita más dinero para extender su modelo de calidad educativa. Ya no basta presumir que se recibieron tales o cuales certificaciones, como tampoco que las grandes calificadoras avalan el manejo de las finanzas públicas.”(Idem.) ¿No debería decir finanzas universitarias?
El mismo autor y mismo escrito publica en E-Consulta(12-09-13) con otro título y sin el mentado preámbulo: “Meta de la BUAP, estar entre las cinco mejores del país”. Así, de modo imperativo, le fija la tarea a la UAP.
Sin que el “periodista” lo advierta su acto es el remate de una paradoja que comenzó hace ya bastante tiempo. Desde que fuera bautizada de Benemérita esta cuatricentenaria Institución educativa no decide ni elabora por sí misma su propia tarea; tanto que lo de Benemérita por ejemplo, fue decisión del entonces rector José Doger y del gobierno del Estado. Y eso que su ley orgánica le impone el derecho y deber de elaborar su labor diaria y futura; es decir, la autonomía de que goza ha de ser ejercida precisamente desarrollando esto. De ahí que el “periodista”(sic) con su escrito violente su ley interna y es, dicho de modo universitario, una intromisión. Y algo más: a-universitario.
Véase sino el preámbulo –premisas y conclusión- salta por su impropiedad: en la primera establece que en la UAP impera un modelo de calidad educativa. Las dos premisas siguientes, la descalifican; refieren, más bien, el estado lamentable de la UAP, dedicada a recibir certificaciones y obtener aval de grandes certificadoras. Y de estas saca su pretendida conclusión, la cual suena más a indicación(sic). Los periodistas –siendo tales- dicen: no hay ilación; en la universidad se dice: no ha pasado por ella. En fin…
Lo que hiere el sentido común –y enerva el universitario- es que establezca la tarea presente y futura de la UAP.: necesita un salto de calidad. Y ya en la explicación de los motivos que sustenten semejante sentencia del periodista, resulta que no es Arturo Rueda su autor, sino que este “nigromante” dice que “el QS World University Ranking 2013, el catálogo de la calidad académica de las mejores universidades del mundo, le ha puesto a Alfonso Esparza Ortiz su gran reto luego de conseguir la legitimidad que da el 74.5 por ciento de participación en la elección de rector.”(Idem). Y reproduce el catálogo: la BUAP aparece ahí, muy lejos de los principales centros universitarios del mundo, “más allá del lugar 700”. Y muy lejos de instituciones mexicanas mejor posicionadas: la UNAM en el 168, le siguen el IPN., la U. de Guadalajara y, finalmente, las U. Estado de México y la Autónoma Metropolitana. Y concluye: “La misión de Esparza Ortiz, quien todo indica(sic) tendrá un largo y estable rectorado, es trepar en ese ranking por lo menos a niveles de la UDG.”(Idem)
Pero, ¿qué tienen que ver legitimidad del rector electo con el salto de calidad que el periodista le indica(¡) al rector electo? No hay más que establecerla: es la misma que hay entre un periodista que estudió –se formó como tal- y el que se hace a palos… en la práctica; o sea, que para este “nigromante” el por ciento de participación otorga, de suyo, legitimidad. Y obtenida ésta Q. S. le impone a A. Esparza el reto. Pero ¿de dónde saca este periodista tal relación? ¿Es el relacionador público que logró esto? Y aunque fuera así, no sería creíble tal resultado. Primero: su idea de legitimidad choca y hiere el sentido común: el rector es legítimo porque en su elección participó las 3 cuartas partes de universitarios. Pero legitimidad no significa tal, incluso en la UAP; y esto a pesar de toda acción anti-universitaria impuesta.
Y segundo: hay que dar por supuesto que QS. le dirá el cómo dar el salto de calidad al rector electo, puesto que tal es lo que afirma el periodista A. Rueda. Pero resulta que QS. no hace esto; es más, no sabe de esto. Es una empresa encuestadora que elabora su catálogo preguntando a profesores universitarios y empleadores cuáles es la mejor universidad del mundo: de ahí sale su ranking. Pero entonces este “nigromante” tiene que saber cómo dar el tan mentado salto de calidad. ¿O no?
El resto de su columna de director del periódico “Cambio” denota, más bien, su in-comprensión –por decir algo- de la universidad, de lo que tiene que hacer una Institución de educación Superior para ser tal. En lugar de esto repite: “El ex tesorero se encuentra ampliamente legitimado…” Y sigue relatando el cómo llegó hasta el momento de su elección, los avatares que enfrentó Esparza como rector interino. De ahí saca la siguiente pregunta: “¿Pero cuál es la nueva dirección? Esparza Ortiz ha repetido numerosas veces que su prioridad es mirar hacia dentro de la BUAP, alejarse de las tentaciones políticas”; de la de sus predecesores nombrados como ejemplo. Y sin más lo acota con este postulado: “Si el rector ha decidido mirar hacia dentro de la universidad y no usarla como trampolín, necesita parámetros de su éxito.”(Idem)
Y ¿Cuál es el parámetro? El mentado salto de calidad. Pero ¿en qué hace consistir esto? No responde; afirma que “el único salto posible es alentar la investigación para consolidarse como una de las cinco universidades del país, y luego trepar en ranking internacional de QS.”(Idem) Pero ¡semejante afirmación carente de sentido de realidad, raya en lo no imaginable!
¡Alentar la investigación! No un rector electo sino desde hace ya tiempo México ha creado toda una institución, el CONACYT, no para alentar sino que promueve investigación –mediante estímulos- en las Instituciones de Educación Superior. Y ¿que ha logrado? La actividad diaria de éstas no tiene incidencia en la vida del país. ¿O sí, señor periodista? Es decir: ¿tiene sentido de realidad tal investigación?
Y es que el periodista ni siquiera sospecha que las Instituciones de Educación Superior para realizar investigación científica, primero tendrían que superar deficiencias y faltas con las que funciona el sistema educativo nacional; no entiende que estas se reproducen en el desenvolvimiento de su actividad académica diaria. Y suponiendo que dichas instituciones lograran esto, luego tendrían que hacer que sus y profesores manejen el lenguaje de la ciencia enseñando a sus alumnos; cosa que no ocurre. Logrado esto podría generarse ambiente que haga florecer la ciencia. Y así podrían encaminarse a realizar investigación científica.
Lo que entiende bien y hace mejor con su periódico es poner a 2 rectores anteriores de ejemplo al nuevo rector electo. Uno bueno y otro malo, derrotado en la pasada elección estatal. A cual…
De tal naturaleza es el trabajo que realiza.
vtorricop@yahoo.com.mx