“El caos y la lucha por el poder…”
- Juan de Dios Andrade
La situación de polarización existente al interior del PAN y del PRD está siendo muy bien aprovechada por los estrategas de Peña Nieto. Las principales posibilidades de que tenga éxito su propuesta de reforma en materia energética están en función de ese “caos”, en el cual mucho ha tenido que ver la estrategia de propaganda seguida desde la Presidencia de la República. Por decirlo de algún modo: en medio del “caos” imperante en ambos partidos, se yergue el “orden” de la propuesta presidencial con la intención de generar la imagen de rumbo y certeza…
El Presidente intenta establecer una línea de transformación, mediante la reforma, en cuestión, para darle a la opinión pública la seguridad de que se sabe dónde estamos, qué necesitamos y hacia dónde debemos ir. Para ello se ha desarrollado una serie de mensajes mediáticos tendientes a convencer a los ciudadanos de las bondades de la reforma y a la vez magnificar los problemas que se presentan al interior del PAN y del PRD. Es verdad que tienen sus divisiones y desacuerdos, pero en los medios los hacen ver más grandes y graves de lo que son…
Es verdad que las reformas que hoy nos dicen son impostergables, se promovieron en los dos sexenios anteriores y fue el PRI quien se encargó de cerrar el paso a los cambios en el país, aunque no el único. Sin embargo, los que desean que México se transforme y que militen tanto en el PAN como en el PRD, no deben oponerse con el argumento de que así pondrán en aprietos al mexiquense y a su partido. Necesitamos fortalecer nuestra economía y generar más empleos. Oponerse a la reforma sería un suicidio político. Más bien lo que procede es discutir los alcances y condiciones de la misma. La clave está en que descifren cómo disputarle al gobernante el liderazgo del cambio y no arriesgarse a pagar un precio muy alto ante los electores…
“El futuro en el presente…”
Al asumir la importancia de las reformas, el propio PRI abre la posibilidad de bloquear cualquier regreso al pasado. Ese es el precio que deberá pagar Peña Nieto si desea sacar adelante su proyecto. Toda oposición a ultranza, sería tanto como adoptar las banderas del viejo PRI. En las elecciones del 7 de julio pasado, la ciudadanía mandó un mensaje inequívoco contra los que hablaban de volver a los mejores tiempos del otrora poderoso partido en el poder. Sería una pena que el PAN y el PRD no entendiesen lo que los votantes manifestaron en las urnas, sobre todo el primero, que logró ser el gran ganador. Tan fue así, que hasta la propia estrategia mediática del Presidente no pudo dejar de expresar su inquietud: en medio de las negociaciones, en algunos análisis y columnas se volvió a insistir en que se negoció con el PAN el resultado electoral a cambio del apoyo a la reforma…
Una vez más emergió esa propensión a rechazar la realidad: “No perdimos, negociamos, que no es lo mismo”. Está claro que el PRI dista mucho de ser un partido nuevo, sobre todo porque no termina de aceptar que la ciudadanía se decante por una opción distinta…
Lo que importa es que la negativa de los que entonces descarrilaron los cambios nos han dejado en una situación muy curiosa, porque yendo en pos de nuestro futuro, la dinámica del mundo global nos indica que lo que para nosotros es el mañana, para buena parte del mundo es el hoy, lo que quiere decir que los adversarios de las reformas nos hicieron perder un tiempo muy valioso y tenemos que ponernos a tiempo con el presente…
El PRI no tiene salida porque ahora es él quien está al frente y su empeño en las reformas es una forma de reconocer que en aquel momento no actuaron por el bien de México, sino por el interés de evitar el éxito del gobierno en turno…
En el momento actual, no tiene caso que el PAN y el PRD se conviertan en lo que fue el PRI. Es cierto que el PRD también se opuso a las modificaciones, pero fue el PRD de López Obrador. La pugna debe ser por ver quiénes van a encabezar los cambios y no en ser los primeros en echarlos por tierra…
“Entre el Caballo y el Pípila…”
Si algo está claro es que la reforma que presentó el Presidente beneficia en mayor medida a Luis Videgaray y aunque Osorio Chong hace esfuerzos por quedar como el hombre que empuja a los acuerdos, lo cierto es que, al final, el que estará en mejores condiciones de capitalizar será el titular de Hacienda. La reforma energética convierte a Videgaray en pieza indispensable de Peña Nieto para consolidar su gobierno y en el aspirante a la cabeza rumbo a la Presidencia de la República. De seguir así, será el rival de don Máximo en 2018. El objetivo de Luis Videgaray estriba en conseguir que sea él quien alcance el consenso necesario y no el secretario de Gobernación ni el poblano desde la CONAGO…
Es obvio que, aunque Osorio Chong incida en las negociaciones, el tema en sí mismo favorece a Videgaray. El responsable de Gobernación requiere un tema más político si desea tener posibilidades de suceder al mexiquense. El 7 de julio la ciudadanía le hizo saber que no desea retornar al pasado y si los cambios quedasen sólo en el ámbito energético, sin duda Videgaray llevará mano en las diputaciones de 2015…
La interrogante a despejar consiste en ver si la candidatura presidencial, por parte del PRI, se decidirá entre tres (Videgaray, Osorio Chong y Eruviel Ávila) o sólo entre dos (Videgaray y Eruviel). Pero si la reforma energética se constituyese en “la joya de la Corona”, en cualquiera de los dos escenarios el aspirante más fuerte el interior del PRI sería el de Hacienda…
Osorio Chong tiene necesidad de encontrar un tema político que lo catapulte al estrellato porque el tiempo avanza. Si al aspecto energético siguiese el fiscal, las posibilidades del secretario de Gobernación serían mínimas. Su opción más viable estaría en una nueva reforma política, más acorde con los retos de la participación democrática del siglo XXI. Y la historia se repite: en su momento, el PRI también se opuso a los cambios políticos y fiscales. Lo que resultó fueron unas modificaciones a medias…
Basta ver la forma en que se amplió el juego mediático de Videgaray, para percatarse del paso gigantesco que podría dar hacia Los Pinos. La interrogante que pende sobre Osorio Chong consiste en qué hará con lo que queda de la “vieja guardia” del partido, en caso que decida caminar hacia el futuro. Mientras el primero “va en caballo de Hacienda”, el segundo camina como “el Pípila”: con una pesada loza sobre la espalda. De optar Osorio Chong por un cambio político de verdad, se confirmaría que la posibilidad de brincar hacia el pasado es cada vez más remota…
“Una alianza cruzada…”
A Videgaray le conviene que salgan las reformas energética y fiscal, a Osorio Chong la política. A México, al PAN y a un importante sector del PRD, las tres. Si las pugnas internas dividen a los dos últimos, impulsar los tres ejes de la reforma podría colocar las bases para una nueva alianza estratégica. Si además se pudiese consolidar un cambio más profundo en materia educativa, con mayor razón. Por los motivos obvios, lo anterior anularía los efectos negativos de la estrategia del Presidente…
Los que impulsen desde el PAN y el PRD un acuerdo de tal naturaleza, estarán en condiciones de lograr la unidad, además de aspirar a la candidatura presidencial…
Hasta entonces…
Comentarios: confinespoliticos@yahoo.com
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Politólogo. Analista político y asesor. Especializado en historia y política mexicana, geopolítica y geoestrategia, Historia de las ideas políticas, teoría política y análisis de escenarios. Autor de la columna Confines Políticos