Violencia y Elecciones

  • Raymundo Alfaro Pérez

La situación de violencia en el país es impresionante. El Estado de Derecho y sus Instituciones han sido rebasados para sanar esta enfermedad social que se ha adueñado de la vida de los mexicanos. Pero la violencia no la generan solo los grupos de mafiosos organizados en carteles que delinquen de manera local, nacional y transnacional. Para que estos grupos de delincuentes operen de manera impune, han tenido que corromper a funcionarios de alto nivel para lograr realizar sus operaciones. Es lamentable que en la comisión de los delitos de secuestros, narcotráfico, trata de personas, ejecuciones y otras transgresiones más, se encuentren involucrados personal de dependencias encargadas de la seguridad pública, así como de funcionarios facultados de la administración de justicia. Pero también es violencia la que ha generado el propio sistema político mexicano, el cual en los últimos años se ha venido mostrando no solo débil, sino incluso infectado de muerte. Una muestra de esto es que los esfuerzos de nuestra democracia, no ha alcanzado para lograr los cambios que este sistema requiere, y esto se debe a que la composición histórica del poder político en México permitió la renovación y modernización de la clase política, pero no así de la heterogénea sociedad mexicana.

Es violencia no respetar el Estado Constitucional y es crimen enriquecerse de manera personal a costa del erario público, esto ha generado una terrible desigualdad económica y cultural en nuestra nación. A raíz de que el PRI se adueño como terrateniente de nuestro país durante más de setenta años y gobernó con una dictadura perfecta utilizando al Estado de Bienestar para sus intereses de grupo y de familias con el fin, de solo ellos vivir bien, sin importarles el bienestar social de los trabajadores, maestros, campesinos, mujeres y niños que desde que nacieron fueron condenados a vivir en la adversidad. Cuantos discursos desde el oficialismo priista se construyeron a costa del hambre y la necesidades de los olvidados, los sin trabajo, los sin tierra, los sin futuro. Esa manera demagógica de gobernar fue la génesis de la actual violencia que lacera al México del 2013.

En el año 2000 tuvimos la oportunidad de reformar el sistema político mexicano y los encargados de hacerlo resultaron pésimos para tal tarea histórica. Los gobiernos emendados del PAN no entendieron absolutamente nada acerca de impulsar una gran alianza con la ciudadanía que había depositado por medio del sufragio su confianza para que se impulsara la restauración de nuestro sistema político. A dicho sistema había la necesidad de someterlo a una gran cirugía cívica para erradicar poco a poco la degeneración que el PRI y sus gobiernos habían hecho de nuestra democracia. Y esto simplemente no se hizo, y se dejo vivo al monstruo y a sus criaturas y vean lo que paso en la elección del 2012 regresaron al poder federal y lo hicieron con nuevos bríos, con nuevos aliados y dispuestos a no perder lo que consideran su principal botín, México.

A partir de ese momento las nuevas criaturas del neopriismo rejuvenecido se empezaron a frotar las manos para asumir sus respectivas responsabilidades de grupo y partido, pero había que resurgir con algo más impactante, y la estrategia del “Pacto por México” resulto que ni mandada hacer y cómo las grandes mafias sicilianas, se apresuraron a convocar a otras fuerzas vivas del sistema político PAN y PRD para sellar sus compromisos y lograr acuerdos que los llevaran a un final feliz con la cuestión de ver consumada la magna obra de no fallarles a sus verdaderos patrones transnacionales con el asunto de apresurar el paso y aprobar las reformas que según ellos, nos llevaran a la gloria.

Pero en estos días de jornadas electorales en diferentes Entidades del país lo que se vive es un infierno, ya que en varios Estados existe un terrorismo y una guerra que esta tornándose sumamente peligrosa. Se debe decir; “que resulto peor el remedio que la enfermedad”, ya que la llegada del PRI bajo el liderazgo de Enrique Peña, ha venido a empeorar la situación de inseguridad y combate al crimen organizado. Y lo que preocupa es que se está sustituyendo el Estado Constitucional por el Estado Policiaco y represor. Nunca antes se había tenido un proceso electoral tan bañado en sangre, y lo que vemos los ciudadanos es una batalla entre pura podredumbre de actores que su origen está en el PRI, y esto debe terminar, por esto cobra vigencia; “que ante la represión la organización”, y el ejemplo lo están demostrando otros pueblos como el de Brasil y Egipto, por ello exclamemos, “rompamos la indiferencia e impulsemos la cultura de la solidaridad para empezar a cambiar”.    

 

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Raymundo Alfaro Pérez
Originario de Puebla. Casado y padre de cuatro varones. Abogado, Notario y Actuario. Egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales BUAP. Maestría en Ciencias Políticas BUAP. Doctorado en Derecho BUAP