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Enrique Condés Lara, la nostalgia del movimiento estudiantil de 1968
Para el comunista e historiador de la izquierda en México, Enrique Condés Lara, los jóvenes de hoy son indiferentes a lo que ocurre a su alrededor y las universidades públicas —entre ellas la BUAP—, pues se han despolitizado y sumido en la mediocridad por su actitud acrítica frente a las autoridades y las injusticias del mundo contemporáneo.
Enrique Condés abrió a e-consulta las puertas de su hogar, en la zona de Valsequillo, donde vive acompañado de su esposa y sus cinco perros, para una entrevista.
Con nostalgia, el también escritor, doctor en sociología política y exdirector del Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) recordó lo que significó el movimiento de 1968 y lamentó que los estudiantes de hoy sean tan distintos a los de los sesenta y setenta.
Con paso lento, apoyado por un bastón, le permitió a e-consulta ingresar a su biblioteca personal para mostrar su colección de libros de todos los géneros, y aunque confesó desconocer cuántos son sí recuerda cómo están organizados para cuando necesita revisarlos.
Esta biblioteca cumple diferentes funciones. Es su oficina, pero también tiene una cama, cuenta con cocina y baño completo, pues ahí pasa gran parte del día trabajando, ya que es investigador y autor de seis libros.
Algunos son ‘La Tendencia Democrática del SUTERM’, ‘Los Últimos Años del Partido Comunista Mexicano 1969-1981’, ‘10 de Junio ¡No Se Olvida!’, ‘Los Papeles Secretos del 10 de Junio, Represión y Rebelión en México 1959-1985’, ‘Atropellado Amanecer y Asalto al Cielo’ y ‘Lo que no se ha dicho del 68’, del que es coautor junto con Jorge Meléndez, y del cual tiene cerca de 5 mil ejemplares en cajas, ya que se encuentra en la recta final de un litigio con la BUAP.
En este sitio también guarda fotografías y periódicos de la década de los 60, durante la cual participó activamente en movimientos estudiantiles, pues fue parte del Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil (MIRE), lo que lo llevó al llamado Palacio Negro de Lecumberri de 1967 a 1973, luego de aventar un petardo a la embajada de Bolivia.
“Yo era en esos tiempos miembro de un agrupamiento que se llamaba MIRE, que era la agrupación juvenil universitaria de otra organización que se llamaba Liga Comunista Espartana. Era espartaquista (…) nos aceleramos con la muerte, con el asesinato de El Che Guevara en Bolivia, entonces se nos ocurrió hacer un artefacto, un petardo y colocarlo en la embajada de Bolivia como protesta, entonces al poco tiempo nos cayó la justicia, la ley, y fuimos a dar al bote”, expuso.
La cárcel de Lecumberri es famosa por los personajes que ahí estuvieron recluidos, como los líderes del movimiento estudiantil del 68, y antes el caudillo revolucionario ‘Pancho’ Villa, el escritor José Revueltas, el muralista David Alfaro Siqueiros, los sindicalistas Othón Salazar y Demetrio Vallejo, y hasta el cantante, Juan Gabriel. Hoy Lecumberri es la sede del Archivo General de la Nación.
Condés afirma que durante su estancia en esa penitenciaria, ubicada en la Ciudad de México, las condiciones para él y otros presos políticos no eran desfavorables. A su salida fue parte del Partido Comunista Mexicano hasta su disolución en 1981.
¿Cuáles fueron las causas del movimiento estudiantil?
A pesar de no participar activamente en las protestas y hechos alrededor del movimiento estudiantil de 1968 por encontrarse privado de su libertad, Enrique Condés explicó los motivos que llevaron a estudiantes de México y países como Francia, Estados Unidos, Japón, Checoslovaquia, Países Bajos, Italia, Brasil y Uruguay, a manifestarse y movilizarse en los años sesenta.
Los estudiantes se unieron a un reclamo internacional frente al orden prevaleciente en aquellos años. Existía una gran inconformidad de los jóvenes por la manera en que vivían, por la represión cultural y policiaca que sufrían al no ser tomados en cuenta por las autoridades en cuestiones sociales y culturales, por la guerra en Vietnam, por los derechos civiles de algunas minorías, por la liberación sexual y el feminismo.
“Todos estos jóvenes de los años 60 se movilizaron, salieron a las calles, hicieron huelgas, manifestaciones, actos de protesta de muy diversa condición y característica, porque aquellos jóvenes estaban muy inconformes con el mundo, con la situación del país, con el ambiente en sus centros escolares, con la situación que prevalecía en sus hogares”, declaró.
Como consecuencia de esa rebeldía los hombres se dejaban el cabello largo, las mujeres lo usaban corto y vestían pantalones; surgieron los hippies y el rock and roll fue una forma de expresión de esa juventud.
Sin embargo, en cada país las manifestaciones de los jóvenes y estudiantes por ser tomados en cuenta fueron distintas, en México se vivía un régimen autoritario, que no respetaba las movilizaciones sociales, explicó.
“Hay a lo largo de los años sesenta movimientos, protestas, luchas estudiantiles universitarias, que se inician precisamente en Puebla, en lo que se llamó el primer movimiento de Reforma Universitaria, del cual surgirían más tarde los carolinos por un lado y los FUAS, del Frente Universitario Anticomunista, por otro”, explicó.
El primer movimiento estudiantil que provocó la intervención de la Federación se dio en Puebla, cuando estudiantes de la entonces UAP, llamados Carolinos, buscaban una reforma a la Universidad para tener autonomía y cambios en la manera que se impartía el conocimiento, cuestiones que fueron combatidas por los FUAS, que provenían de colegios privados y organizaciones católicas que se asumían como “las buenas conciencias”.
¿Cómo percibe a las universidades y estudiantes?
Enrique Condés afirma que la UAP no fue ajena a las consecuencias del movimiento estudiantil de 1968 ni a la represión gubernamental por la que perdieron la vida de algunos dirigentes universitarios.
En la UAP se dieron cambios importantes a través de personajes como el comunista Luis Rivera Terrazas, que ocupó la rectoría de 1975 a 1978, que convirtieron a la institución en un verdadero espacio de cultura, las ciencias y las artes. “Pero debido a que los comunistas se dividieron, la Universidad fue tomada por el gobierno para domar a sus críticos, sindicatos y directivos, y así terminar con las protestas sociales. Lo hizo soltando lana, mucho dinero”, compartió.
A los profesores se los ganaron con prestaciones bien remuneradas y a los estudiantes con viajes y otras componendas; a los más rebeldes, expulsándolos de la institución.
Para el comunista e historiador uno de los artífices de esta estrategia de cooptación y despolitización de los estudiantes es el actual secretario general de la BUAP, José Manuel Alonso Orozco, quien según Condés inició su carrera burocrática reprimiendo a estudiantes. “Él es el verdadero rector”, dijo.
A consideración del historiador, debido a estos cambios sustanciales la universidad pasó a ser una institución mediocre, donde lo que se premian son lealtades y la subordinación hacia las autoridades y directores de facultad, escuela preparatoria y campus regionales.
“¿Qué ha arrojado todo esto?, que sea una universidad mediocre. Decía un rector anterior (Alfonso Esparza) que somos una universidad de clase mundial. Le dije sí, ¿dime cuántos premios nobel ha producido esta universidad de clase mundial?”
“¿Cómo están ahora los estudiantes? Despolitizados, indiferentes, desbalagados. No es mi tarea meterme a esto, simplemente trato de responder. ¿Cómo hacer que se recuperen, que levanten la voz? No lo sé. Lo que digo es que la BUAP necesita cambiar y los jóvenes despertar e interesarse por lo que sucede a su alrededor para ser capaces de encabezar un movimiento estudiantil como el de 1968. (MCJ)